La obesidad mórbida es un exceso de peso de la persona en la que el índice de masa corporal o IMC se encuentra por encima de 40. Se define el IMC como el peso en kilogramos dividido por la altura en metros al cuadrado. La obesidad mórbida se considera la forma más extrema de obesidad.
Existen diferentes tipos de obesidad:
Aunque la causa principal de la obesidad mórbida se produce por un mayor consumo de calorías ingeridas frente a las calorías gastadas, son múltiples las causas que dan lugar a este proceso.
El síntoma principal de la obesidad mórbida es el aumento excesivo de peso, que se traduce en una disminución de movilidad, en una alteración de las articulaciones, mayor riesgo de diabetes mellitus, de enfermedades cardiovasculares como hipertensión, cardiopatía isquémica e ictus y, también puede producir síndrome de apnea del sueño.
Otro problema asociado es el aislamiento social, que se produce por la falta de movilidad del paciente, pero también por el rechazo que un paciente siente por parte de la sociedad que le rodea, que considera que la obesidad se debe a una falta de interés del paciente por si mismo.
El tratamiento de la obesidad mórbida lleva un conjunto de terapias para apoyar al paciente en la mejora de su situación.
En primer lugar es necesario indicar una dieta y unos buenos hábitos alimenticios, así como ejercicios que el paciente pueda realizar para ayudarle a mejorar de su situación.
Es preciso tratamiento psicológico y psiquiátrico de posibles alteraciones en esta esfera, como son la depresión y la ansiedad, además del apoyo psicológico necesario para mejorar los hábitos de vida del paciente.
Suele ser necesario recurrir a tratamiento quirúrgico de la obesidad mórbida, que se puede clasificar en tres tipos de cirugía: restrictiva, cirugía malabsortiva y cirugía de restricción y malabsorción combinadas.
Las pruebas complementarias para lo obesidad mórbida son una analítica de sangre para conocer los niveles de azúcar, colesterol y el recuento celular del paciente, radiología de tórax, espirometría y estudio de apnea obstructiva del sueño.
El electrocardiograma permite conocer alteraciones cardiacas desconocidas hasta ese momento.
Por último, es necesario también, el estudio del sistema gastroduodenal por medio de endoscopia, para planear de forma adecuada la posibilidad de una cirugía bariátrica.
El factor desencadenante principal de la obesidad mórbida es el desequilibrio entre las calorías consumidas y las calorías gastadas por parte del paciente.
Los factores de riesgo para la obesidad mórbida son la presencia de esta dolencia dentro del grupo familiar, en la cual parecen estar implicados factores genéticos asociados a alteraciones en el consumo de ciertos alimentos muy calóricos y a una disminución del ejercicio físico.
Las complicaciones que lleva aparejada la obesidad mórbida son alteraciones cardiovasculares como hipertensión arterial, mayor riesgo de ictus y de infartos cardiacos, problemas respiratorios con disnea intensa y apnea del sueño, dolores articulares, mayor tasa de gota, alteraciones de la salud mental tipo depresión y ansiedad, y enfermedades endocrinológicas como la diabetes mellitus y litiasis biliar.
La mortalidad de este tipo de pacientes se presenta elevada respecto a lo que les corresponde por edad.
La prevención de la obesidad mórbida se realiza con una alimentación equilibrada mediterránea, con consumo de frutas y verduras frescas, y hábitos de vida saludables con ejercicio diario que permite consumir parte de las calorías ingeridas.
No se deben consumir bebidas azucaradas, ni refrescos de forma habitual, tampoco bollería industrial, ni comida rápida.
Los especialistas implicados en el tratamiento de la obesidad mórbida son varios; endocrinos y nutricionistas, psiquiatras, neurólogos y cirujanos generales son los más implicados en el tratamiento y el control de la obesidad mórbida. Es importante contar con una unidad de fisioterapia que establezca un régimen de ejercicio acorde al paciente.
Los tipos de obesidad se clasifican en diferentes grados, en función del índice de masa corporal:
El riesgo para los pacientes aumenta según aumenta el IMC. A mayor IMC, mayor riesgo para la salud del paciente.
La obesidad grado 1 aumenta el riesgo de padecer enfermedades endocrinológicas como la diabetes, elevación de los niveles de colesterol y triglicéridos, lo que puede derivar a un mayor riesgo cardiovascular y de sufrir dolores articulares. Dentro de la obesidad, es la que menor riesgo presenta, aunque esté elevada respecto a un paciente con normopeso.
La obesidad se considera obesidad mórbida cuando el IMC supera el nivel de 40, cuando supera el nivel de 50 se considera una obesidad extrema.
Los términos androide y ginoide respecto a la obesidad marcan la zona donde de forma preferente se va a acumular la grasa.
La distribución androide es una distribución a nivel abdominal y de grasa visceral.
La distribución ginoide es la que se localiza principalmente en la zona de las piernas, glúteos y muslos.
La obesidad androide es la que presenta más riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Para evitar la obesidad infantil, es importante controlar los hábitos alimenticios de los niños, su alimentación debe de ser rica en frutas y verduras y pobre en grasas, evitando especialmente la bollería industrial.
Es importante también estimular la realización de ejercicio físico, controlando que no permanezcan sentados durante mucho tiempo.