La neumonía es la infección del tejido pulmonar por bacterias o virus, y en pacientes inmunodeprimidos se puede producir también por hongos. También se conoce como pulmonía y tiene una incidencia de entre 7 y 15 casos por cada 1.000 habitantes. La edad avanzada se asocia a una mayor mortalidad por neumonía, pudiendo requerir ingreso hospitalario por la insuficiencia respiratoria que produce y está considerada una enfermedad moderadamente grave.
Los tipos de neumonía son:
La causa es infecciosa, el germen más frecuente es el Neumococo, pero también se puede producir por Estafilococo aureus, Haemophilus influenzae y Legionella. Los virus de la varicela o la gripe pueden producir también neumonías y hongos como el Criptococo o el Aspergillus, pueden producir neumonías en personas inmunodeprimidas.
Los síntomas más comunes son: tos productiva, fiebre elevada, malestar general, dolor en el tórax y dificultad respiratoria. En los cuadros atípicos puede haber tos no productiva y dolores articulares asociados. En la exploración física se encontrará alteración del patrón normal de escucha de ruidos pulmonares.
El tratamiento de la neumonía será en función del germen, de inicio se suele poner un antibiótico en función del germen más frecuente en la comunidad y de las resistencias antibióticas que estén presentes. Será necesaria una hidratación adecuada. En algunos pacientes mayores de 65 años o con otras enfermedades como problemas renales o diabetes, puede ser necesario el ingreso hospitalario y suministrar oxígeno al paciente.
El examen físico del paciente con una auscultación pulmonar será el inicio de sospecha, tras ello, se procede a hacer una radiografía de tórax, en caso de pacientes con ingresos hospitalario puede ser necesario realizar un cultivo de esputo que permita identificar al germen y proceder a poner tratamiento en función del mismo. Se suele completar con una analítica de sangre y detectar la cantidad de oxígeno en sangre arterial. En casos de neumonías complicadas o que no responden al tratamiento, puede realizarse una broncoscopia para examinar el pulmón y ver posibles obstrucciones. Tras cuatro o seis semanas de inicio del tratamiento antibiótico será necesario realizar una nueva radiología de tórax para comprobar la total resolución del proceso infeccioso.
El factor desencadenante de la neumonía es la infección por el germen que la produce, ya sea una bacteria, un virus o un hongo.
Son factores de riesgo para neumonía estar esplenectomizado (sin bazo), los pacientes inmunodeprimidos, los afectados por VIH, pacientes con trasplantes y con enfermedades crónicas como la diabetes, procesos renales graves, con hepatopatías graves, con bronquitis crónicas y cardiopatías.
La neumonía puede ser controlada en casos que no precisen ingreso por el médico de familia, los casos que requieren ingreso hospitalario precisarán de seguimiento por el neumólogo.
Realmente el principio de neumonía no existe como tal, cuando hay una infección en un pulmón esto es un neumonía, que puede ser leve cuando la infección es en una pequeña zona pulmonar.
La pulmonía es la palabra vulgar para definir la neumonía, esto es, una infección pulmonar producida por un virus,una bacteria o un hongo.
No hay diferencia entre pulmonía y neumonía, son dos palabras sinónimas que identifican las infecciones pulmonares.
La neumonía por regla general es de un solo pulmón, además, no suele afectar a todo el pulmón sino tan sólo a una parte del mismo. Las neumonías de los dos pulmones son una situación grave que suele hacer necesario el ingreso hospitalario del paciente.