La mastitis es la inflamación de la mama, ya sea en una mama lactante también conocida como mama puerperal o en una mama no lactante. Se produce en un 10% de los casos de lactancia, de ellos un 3% puede ser bilateral. La urgencia en este tipo de lesión puede ser el absceso mamario y suele ser una enfermedad leve.
La causa de la mastitis es la entrada de gérmenes en el interior de la mama. Puede ser por:
Los síntoma de la mastitis son la inflamación de la mama, enrojecimiento, aumento de temperatura, fiebre de más de 38 grados, aumento de la sensibilidad en la misma, que puede acompañarse de malestar general, escalofríos, náuseas y vómitos.
En los casos de mamas puerperales, puede ser necesario mantener la lactancia. Para ello es conveniente poner calor antes de empezar a dar de mamar, seguido de frío al acabar. También será necesario vaciar la mama si esta no es totalmente vaciada por el niño, además de llevar un sujetador que sujete bien el pecho. Se podrá tomar ibuprofeno como analgésico o antiinflamatorio.
Si el proceso dura más de 48 horas, sea en una mama puerperal o no, será necesario dar tratamiento antibiótico. Los más usados son la cloxacilina o la combinación de amoxicilina con ácido clavulánico.
El diagnóstico de mastitis es un diagnóstico clínico, que en casos muy excepcionales puede necesitar de un cultivo de la leche. En mamas no puerperales puede cultivarse la secreción que se obtenga.
Cuando el proceso no mejora puede ser necesario realizar una ecografía para descartar otras patologías mamarias asociadas.
Los factores desencadenantes de la mastitis son la obstrucción de un conducto mamario. Al obstruirse, se produce un acumulo de leche que da lugar a que se infecte con posterioridad.
Los factores de riesgo de la mastitis son:
En las mamas no puerperales cualquier herida puede hacer de puerta de entrada. Llevar piercing aumenta el riesgo, las mastopatías fibroquísticas pueden favorecer el proceso.
La mastitis puede ser tratada por el médico de familia, cuando presenta complicaciones se deberá de valorar por el ginecólogo, quien procederá a abrir el absceso y realizará pruebas complementarias si fuera necesario.
La mastitis subclínica es aquella en la que se presenta dolor en la mama con pezones macerados o agrietados, pero que no presenta inflamación, ni enrojecimiento local. Tampoco suele tener fiebre asociada, suele ser más difícil de diagnosticar y el uso de antiinflamatorios suele mejorar el proceso.
La mastitis infecciosa es cuando, además de la inflamación por la obstrucción del conducto de la mama, se produce una sobreinfección de la mama que, en general, suele ser por la bacteria estafilococo que se encuentra en la piel de forma normal pero al penetrar en el interior de la mama produce una infección.
La mastitis no debe de ser causa de dejar la lactancia, de hecho el vaciamiento de la mama no solo dificulta la aparición de la mastitis si no que produce una mejoría de la misma. Está indicado en estos casos aplicar calor antes de dar de mamar, esto favorece el vaciamiento de la zona afectada mejorando la dolencia.
El mejor alimento para un bebé es la lactancia materna, ésta no sólo alimenta al bebé sino que le transmite anticuerpos, que son sustancias que le protegen frente a posibles infecciones. Además, la lactancia materna va variando según el momento de desarrollo del bebé.
La lactancia artificial permite alimentar al bebé y dar lugar a un correcto desarrollo del mismo, pero no debe de sustituir a la lactancia natural salvo que sea imprescindible.
El absceso en la mama es una infección que se encuentra encapsulada. A este tipo de lesiones infecciosas se prescriben antibióticos y, en muchos casos, es necesario que se proceda a un drenaje quirúrgico del mismo para poder extraer el pus que en él se encuentra.