La hernia inguinal, también conocida como protuberancia en la ingle, es un tipo de hernia que aparece de manera congénita o desarrollada en pacientes por el incremento de la presión inguinal. Es más frecuente en hombres y en edades adultas. Pertenece a la especialidad de digestivo y de cirugía general y es considerada de tipo leve.
La hernia inguinal puede dividirse en dos tipos:
La hernia inguinal tiene diferentes causas tanto de aspecto congénito como desarrollado, ya que la principal causa de una hernia inguinal puede ser una mala formación de la pared muscular del abdomen durante el desarrollo del feto, o también porque el paciente tiene un menor tono muscular en la pared abdominal.
Otra causa por la que se puede producir una hernia inguinal es el incremento de la presión en el abdomen debido a diferentes motivos, bien por un sobreesfuerzo realizando ejercicio o cogiendo peso, o por otras enfermedades crónicas que aumentan la presión abdominal como el asma, el estreñimiento o la obesidad, entre otras.
Los signos y síntomas que presentan las hernias inguinales pueden ir de menos a más según la etapa en la que esté esta, por tanto, es importante que si los síntomas se agravan el paciente acuda al médico, ya que puede producirse una incarceración o estrangulación de la hernia.
Los principales síntomas de la hernia inguinal son:
Si la hernia es de pequeñas dimensiones y no produce molestias al paciente, es posible que se le recomiende cambios en los hábitos de vida pero que no se realice la intervención quirúrgica, aunque, por lo general, el tratamiento para la hernia inguinal es la cirugía mediante la cual se introduce el tejido que sobresale nuevamente al abdomen y se refuerza mediante una malla sintética, llamando a este proceso hernioplastia.
La cirugía requiere anestesia general y se puede realizar mediante una cirugía tradicional o por laparoscopia.
Para el diagnóstico de la hernia inguinal el médico realizará una serie de preguntas al paciente acerca de los síntomas que padece y sobre su historia clínica. Después, realizará una exploración física de la zona abdominal, generalmente de pie para que la hernia se manifieste con más claridad.
En algunos casos si el diagnóstico no está muy claro se puede solicitar una ecografía para confirmarlo.
Una vez diagnosticada la hernia, el médico solicitará una analítica y una radiografía para la cirugía.
Los factores desencadenantes de la hernia inguinal pueden ser congénitos, por malformaciones en la pared abdominal del paciente o adquiridos debido a un incremento de la presión abdominal por diferentes actividades o enfermedades.
Los factores de riesgo para sufrir una hernia inguinal son:
La hernia inguinal se localiza en la cavidad abdominal siendo parte del aparato digestivo, por tanto, la especialidad médica encargada de realizar el diagnóstico y el tratamiento es la gastroenterología.
La hernia inguinal derecha se produce cuando la pared abdominal se debilita en la zona derecha, apareciendo ahí la hernia.
Las hernias pueden desarrollarse en la zona del abdomen y de las ingles.
Toman el nombre de: hernia inguinal directa, hernia inguinal indirecta, hernia femoral, hernia incisional, hernia umbilical y hernia epigástrica.
La hernia se manifiesta principalmente por la presencia de un bulto en la zona de la ingle, puede ser indoloro y sólo manifestarse cuando el paciente está de pie.
Según la técnica empleada variará la duración siendo entre 30 y 40 minutos mediante cirugía tradicional y entre 90 y 120 minutos por laparoscopia.
Una hernia inguinal estrangulada se produce cuando el contenido de la hernia se queda atrapado por una compresión de la presión sanguínea, de manera que se puede producir una necrosis u obstrucción intestinal, por lo que requiere de una intervención quirúrgica de emergencia.