La halitosis o mal aliento es la presencia de un olor desagradable que se desprende por la boca en la expiración proveniente de la propia cavidad bucal, la faringe, la nariz o los senos paranasales (cavidades que existen alrededor de la nariz en el macizo óseo de la cabeza). Es un consulta frecuente en odontología, aunque su prevalencia exacta se desconoce, ya que en ocasiones depende de apreciaciones subjetivas de los pacientes, se estima que puede afectar a una cantidad entre un 20-50% de la población, tanto en hombres como en mujeres. No es una alteración grave, aunque puede ser un síntoma que sirva para detectar alteraciones más importantes.
Se puede realizar una división entre:
Algunos motivos de halitosis aparecen de forma transitoria y autolimitada, asociados a circunstancias puntuales como la menstruación o el descanso nocturno con disminución de la producción de saliva, con lo que por la mañana se puede presentar un aliento más desagradable. El consumo de tabaco o alcohol también pueden producir su aparición, así como la ingesta de comidas que contengan ajo, cebolla, pimentón…etc.
Otro de los motivos de producción de la halitosis es la presencia de enfermedades u otras alteraciones bucales, como la mala higiene, la presencia de caries o piezas dentales deterioradas, prótesis en mal estado, infecciones gingivales o dentales, presencia de úlceras o aftas bucales, infecciones faríngeas por virus o bacterias, infección en la amígdalas, afecciones de la lengua como glositis, o alteraciones de las glándulas salivares.
Existen otras patologías otorrinolaringológicas como sinusitis, epiglotitis, poliposis nasal, presencia de cuerpos extraños en la faringe o en las cavidades nasales, rinitis, o aparición de tumores u otras enfermedades respiratorias como la presencia de bronquiectasias, que pueden producir halitosis.
Es frecuente también que alteraciones del aparato digestivo puedan dar como síntoma la halitosis, como con el reflujo gastroesofágico, la presencia de un divertículo de Zenker (una pequeña formación en la parte inferior de la faringe que puede ir acumulando saliva y comida y que al descomponerse puede producir halitosis), infección por Helicobacter pylori, …etc.
Existen, además, enfermedades de afectación sistémica que pueden producir esta alteración, así, por ejemplo, se describen casos en pacientes con diabetes mellitus, insuficiencia renal o hepática, enfermedades autoinmunes, déficit de vitaminas, intoxicaciones por sustancias como plomo, mercurio, arsénico, etc., fiebre, deshidratación, la trimetilaminuria (enfermedad metabólica), etc.
El síntoma principal es la presencia de mal olor en el aliento, aliento fétido que se aprecia en las proximidades de la persona que lo padece sobre todo cuando habla, come o respira por la boca. Para los pacientes conocedores de su problema, puede causarles en ocasiones nerviosismo, falta de autoestima, dificultad en las relaciones personales, etc.
Lo que primero se suele hacer es interrogar a alguna persona próxima al paciente (familiar o amigo) que confirme la percepción que tiene el paciente de su mal aliento.
Una de las pruebas más usadas para el diagnóstico es la objetivación por parte de un examinador, el médico, de la presencia de ese mal aliento. Para ello el paciente debe no haber tomado en los 21 días previos ningún tipo de antibiótico, además de no haber comido, bebido o mascado chicle desde dos horas antes de la prueba. No puede ingerir ajo, cebolla o comidas picantes durante las 24 horas anteriores a la prueba. El paciente exhala su aliento, que es percibido y olido por el examinador en varios días distintos y a veces siendo contrastado para mayor seguridad con otro examinador. Los resultados se transcriben a una escala que puntúa del 0 al 5 según la intensidad percibida del olor.
Se pueden utilizar también otras pruebas diagnósticas algo más precisas como:
Existen otros tipos de test que pueden utilizarse para detectar el posible orígen de la halitosis como: la identificación de bacterias proteolíticas responsables de la halitosis (BANA test), cuantificación de la actividad de la beta-galactosidasa, prueba de incubación salivar, monitorización del amonio, método de la ninhidrina…etc.
Es frecuente que la aparición del mal aliento se asocie con la presencia en la cavidad bucal de compuestos volátiles de sulfuro, cadaverina, putrescina y escatoles derivados de enfermedades o mala higiene.
Por el gran porcentaje de causas orales relacionadas con la dentadura, es habitual que los problemas que causan halitosis sean tratados por el odontólogo. Otros de los especialistas que pueden intervenir en el diagnóstico y tratamiento de la halitosis son el médico de familia, el médico gastroenterólogo, el médico especialista en medicina interna, o el otorrinolaringólogo.
Para eliminar el mal aliento es fundamental mantener una buena higiene diaria dental y lingual, con cepillado de dientes como mínimo dos veces al día y uso de hilo dental. Se aconseja utilizar colutorios tipo Listerine® después del cepillado. Es importante evitar los alimentos que producen mal aliento como el ajo o la cebolla, acudir periódicamente al dentista y realizar una adecuada higiene de las prótesis dentales y ortodoncias. Si persiste la halitosis es recomendable consultar con el médico de familia o el odontólogo.
Una de las alternativas iniciales más frecuentes es pedir a un observador externo, por ejemplo un familiar, que huela el aliento expirado por la boca y el aire que sale por la nariz para detectar el mal olor y hacerlo en varios días diferentes. Si se detecta, se puede confirmar con test diagnósticos específicos realizados por especialistas.
Existen tres patógenos periodontales, Treponema denticola, Porphyromonas gingivalis y Bacteroides forsyth, asociados con el nivel de halitosis de la boca. Además, se puede detectar en la lengua la presencia de una mayor número de bacterias como Bacteroides melaninogenicus, la Fusobacterium nucleatum y la Klebsiella pneumoniae.
El agua, la manzana, los yogures, la naranjas, las infusiones de té, los champiñones, las bebidas con menta o hierbabuena y usar otras hierbas como perejil para las comidas.
La halitosis crónica es la presencia de mal aliento de forma continuada por una mala higiene bucal o por persistencia de otras enfermedades que la pueden producir.