La gripe A, también conocida como gripe H1N1 o gripe porcina, es una enfermedad infecciosa causada por un virus de la influenza tipo A, perteneciente a la familia orthomyxoviridae. La gripe A es uno de los principales tipos de la gripe que aparece cada año, sobre todo en invierno. Estos virus pueden propagarse entre los cerdos durante todo el año.
En ocasiones, los cerdos transmiten los virus de la influenza a las personas, principalmente a los agricultores y veterinarios y, con menos frecuencia, de persona infectada a otros individuos sanos.
Puede afectar a cualquier edad y sexo, pero tiene mayor incidencia en personas mayores de 65 años, niños menores de 2 años, mujeres embarazadas de más de tres meses de gestación y personas con patologías crónicas. Es una enfermedad altamente contagiosa que en la actualidad ha bajado su nivel de peligrosidad, pero debe ser tratada a tiempo para evitar complicaciones mayores.
Hay cuatro tipos de virus de la gripe: A, B, C y D. Los causantes de las epidemias estacionales son los virus gripales de tipo A y B:
La causa de la gripe A es una infección por el virus de la gripe porcina A/H1N1, que posee un alto potencial de contagio. Los cuales infectan a las células que recubren la nariz, la garganta y los pulmones. El virus entra al cuerpo cuando se inhalan gotas contaminadas o se transfiere el virus vivo desde una superficie contaminada hacia los ojos, la nariz o la boca.
La influenza porcina no se contagia por comer cerdo. Los virus de la gripe A se pueden transmitir directamente de los cerdos a las personas y de las personas a los cerdos. Las infecciones en seres humanos por los virus de la influenza provenientes de los cerdos tienen más probabilidad de ocurrir en las personas que están en contacto cercano con cerdos infectados.
La transmisión de la influenza porcina de persona a persona también puede ocurrir, principalmente, cuando las personas infectadas por el virus de la influenza tosen o estornudan. También pueden infectarse al tocar algo que tenga el virus y luego llevarse las manos a la boca o la nariz.
Los síntomas de la gripe A son similares a los de una gripe común, los síntomas más comunes incluyen:
Los síntomas de la influenza H1N1 o gripe A se manifiestan de uno a tres días después de la exposición al virus. Es muy contagiosa (3-7 días una vez inician los síntomas) y de mayor riesgo en lugares cerrado.
El tratamiento para la gripe A consiste en la administración de medicamentos antivirales, conocidos como inhibidores de la neuraminidasa. Existen dos principios activos que son el oseltamivir y el zanamivir. Estos inhibidores combaten la causa de la gripe porcina, es decir, el virus A/H1N1 y actúan bloqueando una determinada enzima del virus. Generalmente el tratamiento presenta mejores resultados si se inicia en las primeras 48 horas después de surgir los síntomas.
En casos leves, el sistema inmunológico es capaz, en condiciones normales, de combatir por sí solo la enfermedad, por ello, lo recomendable es mantener reposo y aumentar el consumo de agua y líquidos para hidratar al organismo. Además, se recomienda tomar medicamentos para aliviar los síntomas como fiebre, dolor de garganta, tos o dolores musculares con Paracetamol o Ibuprofeno.
Para diagnosticar una infección por influenza porcina tipo A, se debe recoger una muestra de secreción del aparato respiratorio nasal o faríngea entre los primeros 4 a 5 días de aparecida la enfermedad (cuando una persona infectada tiene más probabilidad de diseminar el virus) y enviarlo al laboratorio. Sin embargo, algunas personas, especialmente los niños, pueden propagar el virus durante 10 días o más.
El factor desencadenante principal es tener un contacto directo o indirecto con el virus H1N1 como, por ejemplo, tener contacto con una persona infectada.
Los factores de riesgo para la gripe A son:
Las complicaciones de la gripe A incluyen:
Para prevenir la gripe A es necesario:
La gripe A pertenece a la especialidad de medicina general. La medicina general constituye el primer nivel de atención médica y es imprescindible para la prevención, detección, tratamiento y seguimiento de las enfermedades crónicas estabilizadas, responsabilizándose del paciente en su conjunto, para decidir su derivación a los especialistas cuando alguna patología se descompense.
Se transmite de persona enferma a una sana, a través de pequeñas gotas que elimina el enfermo al toser, estornudar, hablar, o al compartir utensilios, alimentos, o un beso de un enfermo.
Los síntomas de la gripe A suelen ser más intensos que los de la gripe común, pero no suelen ser mortales.
Los síntomas pueden aparecer entre las primeras 48 horas de haber tenido un contacto con el virus. Pero puede tardar hasta 5 días en incubarse.
A pesar de que los síntomas de la influenza A son muy similares a los de la gripe común, estos tienden a ser más agresivos e intensos, obligando al individuo a mantenerse de reposo durante algunos días y, generalmente, aparece de forma repentina sin dar ningún tipo de indicio.
Un excelente remedio natural para la gripe es el té de limón con miel, ya que ayuda a descongestionar la nariz, la garganta y a mejorar la respiración. Otro buen remedio casero para la gripe es tomar té de equinácea, porque estimula el sistema inmune y favorece la sudoración, aumentando la transpiración y ayudando a combatir la fiebre. El jengibre combate la gripe por tener propiedades analgésicas, antipiréticas y antibacterianas que, potenciados con la miel y el limón, ayudan a disminuir los síntomas de la gripe mucho más rápido. Aunque existen diversos remedios naturales, lo recomendable es acudir al médico.