La gangrena de Fournier es una fascitis necrotizante que afecta habitualmente a la zona genital externa y perianal, con eventual extensión al abdomen, los miembros inferiores y en ocasiones el tórax, con alta letalidad, de origen polimicrobiano, que debe tratarse de manera agresiva en las primeras horas tras el diagnóstico. Es más frecuente en hombres, aunque se ha detectado incremento en el sexo femenino, y ocurre con mayor frecuencia en edad avanzada a partir de los 50 años. Es una enfermedad rara, poco común y grave, que si no se trata a tiempo y rápidamente puede ocasionar la muerte en la persona que la padece.
Los tipos de gangrena son:
Las causas de la gangrena de Fournier se pueden describir en tres grupos, que son: tracto genitourinario, región anorectal y piel genital. Las principales causas suelen ser las infecciosas y las relacionadas con la instrumentación quirúrgica, los abscesos y la perforación (traumática o espontánea).
La gangrena de Fournier es una fascitis necrotizante cuya historia natural comienza siempre con una rotura de la piel por: diabetes mellitus, alcoholismo crónico, procesos infecciosos, neoplasias malignas, trasplantes de órganos, infección por VIH, traumatismos, incisiones quirúrgicas, laceraciones, quemaduras, mordeduras o inyecciones que producen una descompensación de los mecanismos de defensa cutánea y crean una puerta de entrada a microorganismos.
La gangrena de Fournier suele deberse a una infección mixta causada por bacterias aeróbicas y anaeróbicas que están en la zona del periné, la uretra y el área del ano. Dichas bacterias aprovechan alguna pequeña herida en la zona y avanzan rápidamente, teniendo un alto poder de destrucción.
Los síntomas de la gangrena de Fournier más habituales son los de una celulitis (infección de la piel y los tejidos profundos), acompañados de fiebre, dolor local, genital o perianal, eritema, edema, tumefacción de la zon afectada, rubor, inflamación, aumento de tamaño del área escroto-pene, inflamación del periné, y compromiso del estado general.
El tratamiento de la gangrena de Fournier debe iniciarse con el abordaje del compromiso sistémico, manejo hidroelectrolítico, estabilización hemodinámica y la administración de antibióticos de amplio espectro, dando cubrimiento amplio a gérmenes aeróbicos y anaeróbicos.
En el menor tiempo posible hay que continuar con el abordaje quirúrgico de las áreas necróticas, que consiste en el desbridamiento radical y amplio de la piel y el tejido celular subcutáneo comprometidos, en zonas sospechosas y áreas donde el tejido se pueda separar fácilmente de la fascia, hasta encontrar tejido sano. Se realizan lavados quirúrgicos y desbridamientos necesarios para obtener un adecuado tejido de granulación, y se inicia la reconstrucción con injertos y colgajos según la extensión.
El oxígeno hiperbárico es una alternativa valiosa, principalmente en infecciones por Clostridium, aumentando la supervivencia en un 95%.
Hay que asegurar un manejo integral que incluya el soporte nutricional, debido a que en estos pacientes se aumentan los requerimientos metabólicos debido al estrés y a la pérdida de proteína por la gran cantidad de zonas expuestas.
Las pruebas complementarias para el diagnóstico de la gangrena de Fournier, se basan principalmente en la clínica, mediante una historia completa y adecuada que incluya los antecedentes y sintomatología presentes. Es necesario valorar mediante análisis de sangre el hemograma, pruebas de función renal, pruebas de coagulación, realizar hemocultivos y cultivo de secreciones del área necrótica, en el manejo inicial de la enfermedad. Posteriormente, se requieren estudios de electrolitos, de proteínas séricas, albúmina, de glicemia y las correspondientes a las enfermedades de base.
La radiografía simple de abdomen permite evidenciar la presencia de gas en la pared abdominal. Con la ecografía se delimita el compromiso de los tejidos blandos y los genitales con incremento en el grosor de la pared escrotal. La tomografía axial computarizada y la resonancia magnética nuclear, son útiles cuando se sospecha compromiso de los tejidos profundos o en el espacio retroperitoneal.
Los factores desencadenantes de la gangrena de Fournier son:
Los factores de riesgo de la gangrena de Fournier son: la diabetes mellitus, el alcoholismo crónico, edad avanzada, sexo más común en hombre, terapia con corticoides, traumatismos, insuficiencia renal o hepática, quimioterapias, radioterapias, desnutrición severa, drogadicción, y la actividad sexual sin proteccion, procesos infecciosos, neoplasias , malignas, infección VIH, abscesos y heridas.
Las complicaciones de la gangrena de Fournier son:
Para evitar la gangrena de Fournier es importante:
Las especialidades a la que pertenece la gangrena de Fournier son la urología, cirugía general y especialistas en enfermedades infecciosas.
La gangrena es la muerte de tejido corporal como consecuencia de la falta de irrigación sanguínea o de una infección bacteriana grave.
Los síntomas de la gangrena gaseosa son hinchazón muy dolorosa, aire bajo la piel que se puede sentir como una sensación crepitante, ampollas llenas de líquido rojo pardo, aumento de la frecuencia cardíaca (taquicardia), dolor moderado o intenso alrededor de la lesión, fiebre, piel de color pálido que luego se vuelve negruzca y cambia de color rojo oscuro o púrpura. Secesión de los tejidos, líquidos sanguinolentos y de olor fétido, edema, sudoración y formación de ampollas.
La gangrena en los pies se produce por la muerte de tejido en el pie como consecuencia de la falta de irrigación sanguínea o de una infección grave. Se produce más comúnmente en las personas que tienen diabetes mellitus, si los pies tienen alguna herida, llagas o úlceras, signos de infección como enrojecimiento, hinchazón o supuración.
Las partes del cuerpo que son más propensas a la gangrena son las extremidades, los dedos de las manos y de los pies en la superficie del cuerpo, pero también puede ocurrir en los músculos y órganos internos.