La esquizofrenia es una enfermedad mental que afecta a diferentes funciones del cerebro como la percepción y la conducta, provocando que el paciente tenga una perspectiva alterada de la realidad. Es también conocida como schizophrenias y es una enfermedad más frecuente en mujeres que en hombres con una edad de aparición entorno a los 26 años. Se trata de una urgencia de las áreas de psiquiatría y psicología, y es considerada de tipo grave.
Existen diferentes tipos de esquizofrenia según sus síntomas, las más habituales son:
No existe una causa determinada por la cual se desarrolle la esquizofrenia en los pacientes. Sin embargo, muchos estudios revelan que la combinación de tres factores son una de las causas, siendo estos factores: la herencia genética, la composición química del cerebro por la presencia de dopamina y glutamato, y el entorno medioambiental en el que habite le paciente.
Los principales síntomas que presenta una persona con esquizofrenia son:
La esquizofrenia necesita de un tratamiento de por vida para lograr controlar los síntomas y que el paciente consiga llevar una vida normal. El tratamiento se basa en la indicación de toma de medicamentos tales como antipsicóticos, que son los encargados de regular la dopamina del cerebro, una de las principales sustancias químicas del cerebro causante de la enfermedad. También es recomendable que el paciente acuda a terapia psicológica, tanto para la parte social como para la familiar y la emocional. En algunos casos, si empeoran los síntomas, el paciente puede requerir de un ingreso hospitalario durante un brote o por más tiempo.
En un primer momento el médico realizará una exploración física al paciente y consultará su historia médica. Ante la posibilidad de padecer esquizofrenia se desarrollarán otras pruebas como: diagnóstico por imagen de la zona cerebral, evaluación psicológica y psiquiátrica, analítica de sangre completa y entrevista con los familiares y amigos directos, para evaluar el comportamiento del paciente.
Al igual que las causas, no existen unos factores concretos por los cuales se desarrolle la esquizofrenia, pero algunos, como la herencia genética, el estilo de vida y la presencia de anomalías en el sistema inmunitario del paciente, pueden influir en su desarrollo.
Aunque se desconoce la causa concreta por la cual se produce la esquizofrenia, hay una serie de factores que pueden aumentar el riesgo de padecerla:
Las especialidades que se centran en el tratamiento de esta enfermedad son la psiquiatría y la psicología.
Un brote psicótico es un episodio por el cual el paciente que sufre esquizofrenia pierde el contacto total con la realidad, perdiendo la capacidad de diferenciar entre esta y la ficción.
Si el paciente lleva un correcto tratamiento psicológico y con los medicamentos apropiados, se pueden llegar a controlar los síntomas logrando tener una vida normal, es decir, puede anular la sintomatología de la enfermedad aunque esta no se supere.
Los síntomas positivos son aquellos que se añaden al paciente fruto de la enfermedad como alteraciones o delirios, mientras los síntomas negativos son aquellos que alteran su personalidad, afectando sobre todo a su parte social y su estado de ánimo.
La esquizofrenia se diagnostica mediante diferentes variables: historia médica del paciente, pruebas complementarias (neuropsicológicas principalmente), y una entrevista a los familiares que hayan observado sus comportamientos.
Generalmente aparece entorno a los 26 años. Siendo en hombres entre los 15 y los 26 años y en las mujeres entre los 26 y los 35 años.