La epistaxis o rinorragia es el término médico utilizado para nombrar al sangrado a través de las fosas nasales. Es una alteración muy frecuente que puede aparecer a cualquier edad, más en los varones. Habitualmente es una patología leve aunque cuando existen complicaciones importantes con sangrado abundante puede comprometer la vida del paciente.
Según por donde se encamine la sangre, se divide en:
La mayoría de las epistaxis son idiopáticas, es decir, no se sabe por qué se ha producido el sangrado, sobre todo en pacientes jóvenes. Otras veces se identifica el origen, dividiéndose en:
El principal síntoma que aparece es el sangrado por la nariz o a través de la faringe, notando el paciente en ella el goteo de la sangre que precisa escupir o tragar. Cuando existe un sangrado abundante que no se logra controlar, aparece disminución de la tensión arterial por la pérdida de sangre y se puede llegar al shock hipovolémico (fallo multiorgánico por falta de aporte de sangre).
Lo primero que se hace es tranquilizar al paciente. Se realiza una limpieza y, aspirado de la sangre de la nariz, se localiza el punto de sangrado.
En pequeños sangrados se realiza una compresión, que consiste en la realización de un taponamiento introduciendo un algodón empapado en agua oxigenada o una gasa orillada empapada en vaselina o Merocel®.
Cuando existe un aumento de la vascularización en la mucosa del tabique nasal y se localiza el punto de sangrado, se puede realizar una cauterización con aplicación de nitrato de plata y posterior taponamiento.
En sangrados graves abundantes cuando fracasan los tratamiento anteriores, se procede por parte de los otorrinolaringólogos a realizar una taponamiento posterior. Se realiza en el quirófano bajo anestesia general o con sedación simple, en la que se introduce una sonda (tubito fino flexible) por ambas fosas nasales extrayéndose por la boca. A cada extremo se ata un hilo de seda que sujeta un rodillo de gasa del tamaño de la parte posterior de las fosas nasales donde desembocan hacia la faringe (cávum), y cuando se extraen las sondas este rodete queda tapando esa parte posterior. Se deja uno de los hilos de seda sacado por la boca y anudado en torno a una gasa doblada para facilitar la extracción del taponamiento posteriormente. Además, se procede después a realizar un taponamiento anterior.
Siempre que se realizan taponamientos se asocia la indicación de tomar un antibiótico para evitar complicaciones como sinusitis u otitis, entre otras.
Existen procedimientos especializados aplicados solo en casos especiales: embolización arterial, ligaduras arteriales, dermoplastias nasales, inyección submucosa de pegamentos orgánicos…etc.
En los casos graves de sangrado abundante que comprometen el estado general de salud y producen hipotensión por la pérdida de sangre, lo más urgente es la administración de fluidos para evitar el shock hipovolémico.
El diagnóstico es básicamente clínico, con la interrogación al paciente para la búsqueda de las posibles causas y la exploración física con el fin de encontrar el punto de sangrado. Para ello, puede precisarse la realización de una rinoscopia anterior, con la introducción de un utensilio llamado rinoscopio que tiene forma de pinzas que “abren” los orificios nasales, y el uso de una luz que sirve para ver por parte del médico el interior de las fosas nasales. También se puede realizar por medio de la introducción de un endoscopio de fibra óptica (tubo pequeño y flexible con una cámara en su extremo distal), que se introduce por la nariz. En el caso de sangrados posteriores se puede realizar una faringoscopia para detectar si cae sangre o algún coágulo a la faringe.
Se deben tomar las constantes vitales del paciente como la tensión arterial o la frecuencia cardíaca.
En el caso de sangrados importantes se realiza una analítica de sangre con determinación de hemograma y coagulación.
El factor desencadenante de la epistasis es la lesión de la mucosa nasal y sus pequeños capilares sanguíneos.
En las epistaxis leves-moderadas, la atención y diagnóstico puede realizarse por el médico de familia. En caso de sangrados persistentes, repetitivos o abundantes, es el otorrinolaringólogo quien realiza el tratamiento.
En la primavera es frecuente que aparezcan alteraciones en la mucosa de la nariz como rinitis por alergias a pólenes que favorecen su inflamación y a veces sequedad. Estos factores son posibles causas de sangrado por la nariz. Además, empiezan a aumentar las temperaturas, lo que en algunos casos puede provocar mayor vasodilatación que puede favorecer en pacientes con factores de riesgo la aparición de epistaxis.
Lo primero que se debe hacer es tranquilizar a la persona y mantener la calma. Se debe aconsejar a la persona que sangra que no incline la cabeza hacia atrás. Se puede introducir un algodón empapado en agua oxigenada y realizar una compresión en la fosa nasal con dos dedos durante 10 minutos. Si la persona aun así sigue sangrando, cuenta que se traga de forma contínua sangre que nota caer en su garganta, o refiere síntomas como malestar y mareo, se debe llevar a la persona al servicio médico más cercano.
La rinorragia o epistaxis es el sangrado por las fosas nasales.
El taponamiento nasal es la introducción de un elemento externo (algodón, gasa, esponja especial) que produce una compresión en la mucosa de las fosas nasales para favorecer la disminución del sangrado y cicatrización del punto de herida sangrante. Este taponamiento se mantiene como mínimo durante 48 horas para asegurar los resultados.