La demencia es un proceso de deterioro cognitivo progresivo que implica la alteración y pérdida de funciones como la atención, el aprendizaje, la memoria, el lenguaje, la percepción visoespacial, las habilidades ejecutivas y las relaciones sociales. Esta alteración afecta a la capacidad de independencia de la persona en todas las esferas de su vida.
Se trata de una patología que afecta en torno al 6% de la población mayor de 65 años, siendo la demencia de tipo Alzheimer la más frecuente de ellas.
Es una enfermedad grave ya que anula la capacidad funcional y social del individuo, cuyo periodo de progresión es habitualmente largo.
En general las causas de las demencias se desconocen. Se considera que hay una confluencia de factores medioambientales y genéticos que influyen en su aparición. En algunos casos se objetiva la presencia de alteraciones específicas como en la demencia de cuerpos de lewy donde dentro de las neuronas, se encuentra un material proteico llamado cuerpos de Lewy. En la demencia vascular los pacientes padecen factores de riesgo cardiovascular como diabetes, hipertensión, etc. y en la mayoría ha habido algún accidente cerebrovascular previo.
El tratamiento de las demencias ha de llevarse siempre por un equipo multidisciplinar que comprenda al neurólogo, psiquiatra, geriatra y médico de familia.
Son beneficiosos, en general, los tratamientos no farmacológicos destinados a promover el ejercicio físico, el refuerzo de las actividades cotidianas, los programas conductuales como la higiene programada y actividades de entretenimiento cognitivo.
En la demencia tipo Alzheimer se pueden utilizar varios grupos farmacológicos según los síntomas que se quieran controlar: antidepresivos, medicación antipsicótica en dosis bajas para el control de la agresividad, los inhibidores de la acetilcolinesterasa (donepezilo, rivastigmina...etc.) que se utilizan para retardar la progresión de deterioro cognitivo, también se puede emplear la memantina en casos más evolucionados.
En la demencia vascular no hay ningún tratamiento específico. Se deben controlar los factores de riesgo cardiovascular (diabetes, hipertensión arterial, hipercolesterolemia...) para prevenir nuevos eventos cerebrovasculares en pacientes que ya hayan sufrido alguno. Aunque no está demostrado su efectividad, en ocasiones se utilizan fármacos como el donepezilo para el control de síntomas.
En la demencia por cuerpos de Lewy no se han podido demostrar beneficios claros y bien definidos de los fármacos inhibidores de la acetil colinesterasa como el donepezilo, con lo que su uso está limitado para la disminución del progreso de la discapacidad cognitiva. Para el control de manifestaciones psiquiátricas y de las alteraciones del comportamiento, a veces se utilizan fármacos neurolépticos. Las alteraciones de la función motora y el temblor se tratan con fármacos usados para el tratamiento del Parkinson (levodopa, etc.) y los trastornos del sueño se manejan habitualmente con el uso de una benzodiacepina (Clonazepam).
En el caso de la demencia frontotemporal el manejo farmacológico está más limitado aún, ya que no hay claros estudios que mejoren de una forma clara los síntomas que presentan los pacientes.
Para la demencia tipo Alzheimer la edad es el principal factor de riesgo, también tener antecedentes familiares de primer grado de demencia, alteraciones genéticas, consumo de algunos fármacos antiinflamatorios no esteroideos, exposición a pesticidas, tabaquismo, padecimiento de enfermedades como diabetes mellitus o hipercolesterolemia, o traumatismos craneales que produzcan daño cerebral. También se ha determinado como factor de riesgo ser una persona soltera con bajo soporte social.
Para la demencia vascular son factores de riesgo la edad, el sexo masculino, el padecimiento de hipertensión, infarto de miocardio, cardiopatía isquémica, diabetes, arteriosclerosis generalizada, tabaquismo, hipercolesterolemia o el tener antecedentes personales de ictus.
El factor de riesgo más importante que puede desencadenar la demencia por cuerpos de Lewy es la influencia genética.
La incidencia familiar elevada de la demencia frontotemporal es un factor de riesgo importante para su padecimiento.
Las complicaciones son debidas al desarrollo y progreso de la enfermedad con la intensificación de sus síntomas.
La mayor carga del diagnóstico y el tratamiento del enfermo con demencia es para el especialista en neurología, pero el manejo del paciente debe hacerse por un equipo multidisciplinar acompañando al neurólogo el geriatra, el médico de familia, el psiquiatra, etc.
La mayoría de las demencias se inician a partir de los 65 años en adelante, excepto la demencia por cuerpos de Lewy que puede aparecer en torno a los 60 años o antes.
La demencia denominada senil es una forma errónea de llamar a las demencias en general, ya que de forma habitual se asocia a la senectud, pero se sabe que también puede aparecer en personas que no sean ancianas.
No hay diferencias, la enfermedad de Alzheimer es un tipo de demencia.
Al inicio, cuando comienzan los síntomas el paciente sí es consciente de que va perdiendo facultades cognitivas. Con el progreso de la enfermedad también pierde esa facultad. Sin embargo, en la demencia frontotemporal esta conciencia de enfermedad está ausente a veces desde el inicio de la enfermedad.
Depende del tipo de demencia que se padezca, en el Alzheimer es más frecuente el comienzo con la pérdida de memoria de hechos recientes, en la demencia vascular dificultad para iniciar una actividad o llevar a cabo habilidades complejas, en la demencia por cuerpos de Lewy se mantiene más la memoria pero pueden aparecer alucinaciones, fluctuaciones de conciencia, etc., y en la demencia frontotemporal alteraciones en el comportamiento social.