La conjuntivitis bacteriana es la inflamación de la conjuntiva, que es la mucosa que cubre la parte anterior del ojo y el interior del párpado, provocado por la infección del ojo mediante bacterias, generalmente Estafilococos y Estreptococos. Es más infrecuente que la conjuntivitis vírica, siendo un proceso bastante común y considerado leve, que se resuelve con pocos días de tratamiento salvo complicaciones. En los recién nacidos puede provocar una grave enfermedad ocular.
Los tipos de conjuntivitis bacteriana son:
La causa de la conjuntivitis bacteriana es la infección del ojo por una bacteria, siendo las más frecuentes las provocadas por Staphylococo aureus y por Streptococo pneumoniae. Causas menos frecuentes son las provocadas por Chlamydia trachomatis o Neisseria gonorrhoeae, que provocan conjuntivitis gonocócicas al contacto sexual con personas que padecen una enfermedad genital. Suele comenzar en un ojo y pasar al otro al cabo de pocos días. Es de fácil propagación entre las personas.
Los síntomas de la conjuntivitis bacteriana son enrojecimiento, escozor y sensación de ardor en el ojo y de tener un cuerpo extraño, que se acompaña de fotofobia (molestia con la luz) y lagrimeo frecuente. El ojo produce un exudado espeso y amarillo-verdoso y de aspecto purulento en mayor cantidad que en las conjuntivitis víricas y que provoca la sensación de tener los ojos pegajosos. Estos síntomas suelen durar 2 ó 3 días y no más de 2 ó 3 semanas.
El tratamiento de la conjuntivitis bacteriana está dirigido a eliminar la infección, controlar los síntomas, y prevenir contagios y posibles complicaciones.
En primer lugar, es importante realizar lavados del interior del ojo 4-5 veces con suero fisiológico en envases unidosis con arrastre del exudado que se ha producido. Se prescriben colirios de antibióticos para acabar con las bacterias, y de corticoides en caso de que exista hinchazón de los párpados. También puede ayudar aplicarse compresas frías sobre los ojos, el uso de gafas de sol, y evitar la exposición al sol reduce el escozor de los ojos. En los casos más graves puede ser necesario la administración de antibióticos vía oral, intramuscular o intravenosa.
El diagnóstico de la conjuntivitis vírica se realiza mediante la exploración del ojo y la anamnesis. En ocasiones, sobre todo si no hay mejoría, se puede realizar un cultivo del exudado del ojo para identificar el patógeno causante.
En los recién nacidos, además de recoger la muestra de exudado conjuntival, se realiza un exudado de la faringe y de las amígdalas y un estudio más completo que incluya análisis específico para ciertos tipos de bacterias y estudio general para meningitis.
Los factores desencadenantes de la conjuntivitis bacteriana son la exposición a alguna de las bacterias que la provocan a través de diferentes mecanismos como: el contacto con superficies infectadas (piscinas, toallas, almohadas, maquillajes, lentes de contacto, etc), o el contacto manos-ojos con secreciones de una persona infectada.
Las complicaciones de la conjuntivitis bacteriana son:
La prevención de la conjuntivitis bacteriana, como el resto de conjuntivitis infecciosas, obliga a una serie de hábitos higiénicos habituales:
Estas medidas habrán de ser extremadas, máxime si se está en contacto con una persona infectada.
Inicialmente, la conjuntivitis vírica puede ser tratada por el médico de familia. En caso de dudas sobre su diagnóstico, duración prolongada o presencia de complicaciones, la especialidad que las trata es la oftalmología.
Para la conjuntivitis lo fundamental es prevenir el contagio con medidas higiénicas básicas como lavarse las manos, usar toallas limpias y cambiar la ropa de cama regularmente. Aplicar los colirios que se prescriban (antibióticos o corticoides) y realizar lavados frecuentes del exudado de los ojos mediante arrastre con suero fisiológico.
La conjuntivitis suele comenzar con molestias y escozor en los ojos que progresivamente se van enrojeciendo y produciendo exudado (acuoso o purulento) y que se acompaña de hinchazón de los párpados.
La conjuntivitis infecciosa es una afección ocular que afecta a la conjuntiva y que está producida o bien por virus o bien por bacterias.
Las conjuntivitis de tipo infeccioso, ya sean víricas o bacterianas son muy contagiosas, propagándose con facilidad de un ojo al otro y de un paciente infectado a otro.
La conjuntivitis viral es sinónimo de conjuntivitis vírica, que es la producida por algún virus como patógeno causante de la misma.