La condromalacia rotuliana o condromalacia patelar, es una lesión degenerativa que afecta al cartílago de la superficie articular de la rótula. En una condromalacia existe una alteración de la estructura del cartílago, esto se produce cuando el cartílago deja de tener una estructura lisa y de color blanco, pasando a tener una superficie rugosa, pudiendo, incluso, llegar al extremo de perder parte del mismo, quedando expuesto el hueso. Es más común en adolescentes y adultos jóvenes y en atletas que realizan deportes que ejercen un gran estrés en las rodillas.
La condromalacia rotuliana se clasifica según los grados de la lesión, estos son:
La condromalacia rotuliana resulta de un uso excesivo o de una fuerza anormal sobre la rodilla, probablemente debido a un traumatismo o lesión. Pero también puede ocurrir si una rótula está desviada. También se puede dar por afecciones congénitas, sobrecarga articular, desbalance muscular y desalineación.
La rótula o patela es un pequeño hueso que se encuentra enfrente de la rodilla y que reposa en la parte baja del fémur, formando parte de una articulación que es indispensable para que el ser humano sea capaz de correr, saltar, caminar o agacharse. Sin embargo, en ocasiones el movimiento de la patela no es el correcto, de modo que no se encuentra completamente centrada, generando roces importantes que alteran al cartílago, volviéndolo más delgado e irregular, incluso con fisuras y roturas. Dicha anormalidad se traduce en que la rodilla genere sonidos y chasquidos al efectuar determinadas actividades, como subir o bajar escaleras, caminar o agacharse pero, ante todo, produce molestias, como sensación de flexión limitada y dolor.
Los cambios del cartílago podrían ser el producto de lesiones pequeñas repetidas, ocasionadas por caídas o ejercicios vigorosos.
Los síntomas de la condromalacia rotuliana incluyen: dolor agudo o crónico en la cara anterior de la rodilla, sensibilidad en la articulación, crepitación, percepción de rozamiento o fricción cuando se extiende la pierna, percepción de un chasquido o “crujido” en la región, aún sin apoyarse en el suelo, dolor en la rodillas al subir o bajar escaleras, dolor en la rodilla cuando se arrodilla o se pone de cuclillas, dolor en la articulación, e inflamación leve.
El tratamiento de la condromalacia rotuliana depende de las alteraciones de la superficie articular. Es importante estabilizar la rodilla con vendas o abrazaderas y mantenerla en reposo para reducir el dolor.
El tratamiento también suele contar con medidas conservadoras, por ejemplo el uso de medicamentos como analgésicos o antiinflamatorios y, aunque su efecto no está comprobado, se pueden administrar medicamentos condroprotectores y infiltraciones.
Rehabilitación (mínimo 6 meses), ejercicios de fortalecimiento y de estiramiento, higiene postural, práctica de ejercicio de bajo impacto.
Se recomiendan ejercicios como nadar, caminar sobre superficies planas y bicicleta estacionaria usando asiento alto y con baja resistencia. La fisioterapia también puede ayudar a disminuir el dolor y mejorar la flexibilidad. Si el problema se debe a una rótula desviada, podría ser necesaria una cirugía (aunque por lo general no se requiere), artroscopia o cirugía abierta.
Para el diagnóstico de la condromalacia rotuliana, el médico realiza una historia clínica completa y un examen físico general y de la rodilla para determinar la causa del dolor. También se pueden realizar pruebas como: análisis de sangre, radiografía de la rodilla donde se podrá ver signos de artritis o de posicionamiento (desalineación), resonancia magnética, que detecta daños o enfermedades en ligamentos o músculos circundantes, o derrame líquidos del hueso. Una artroscopia pequeño tubo óptico que permite explorar y tratar la articulación, entre otras pruebas.
Los factores de riesgo de la condromalacia rotuliana incluyen: sobrepeso, afecciones congénitas, uso de calzado inadecuado, atrofia o debilidad de la musculatura, anormalidades estructurales de la rótula, piernas desiguales en longitud, haber tenido un traumatismo, una lesión o una fractura, así como dislocación relacionada con la rótula.
Las complicaciones de la condromalacia rotuliana incluyen:
Para evitar la condromalacia rotuliana es necesario:
La condromalacia rotuliana pertenece a la especialidad de traumatología. La traumatología es la especialidad médica que se encarga del cuidado, estudio y rehabilitación de la forma y función de las extremidades, columna y estructuras asociadas.
Los grados de la condromalacia indican la gravedad y progresión de la condromalacia rotuliana. los grados son:
La rótula o patela es un hueso ubicado en la parte anterior de la articulación de la rodilla y que rótula tiene dos funciones principales, por una parte, protege la parte anterior de la articulación, y por otra, hace que el músculo del muslo, llamado cuádriceps, se inserte en la tibia generando así una mayor tracción durante el movimiento.
El líquido sinovial es un fluido de textura viscosa y color blanquecino o amarillento, que se encuentra en las articulaciones. Tiene tres funciones principales: la primera, proporcionar los nutrientes al cartílago, la segunda, lubricar la articulación para que las articulaciones no sufran con el roce, y, en tercer lugar, sirve para amortiguar los golpes que pueda recibir la articulación.
La condromalacia patelofemoral o síndrome de dolor patelofemoral, es un término que se usa para describir el dolor en la parte delantera de la rodilla y alrededor de la rótula o hueso de la rodilla. El dolor y la rigidez que provoca puede hacer difícil movimientos como el de subir escaleras, arrodillarse y realizar otras actividades cotidianas.
La tendinitis rotuliana es una lesión en el tendón que conecta la rótula con la tibia. El tendón rotuliano trabaja con los músculos de la parte frontal del muslo para extender la rodilla, de modo que sea posible patear correr y saltar.