La colitis ulcerosa es una enfermedad intestinal inflamatoria crónica, que provoca una inflamación duradera y úlceras o llagas en el tubo digestivo. La colitis ulcerosa afecta el revestimiento más profundo del intestino grueso (colon) y del recto (porción final del colon).
Puede aparecer a cualquier edad y afecta en la misma proporción tanto a mujeres como hombres, aunque es más frecuente en las edades comprendidas entre los 15 y 30 años y, algunas personas, podrían no padecer la enfermedad hasta después de los 60 años. La colitis ulcerosa puede ser debilitante y, algunas veces, provocar complicaciones que pueden poner en riesgo la vida del paciente. Es una enfermedad común y si no se trata a tiempo puede ser grave.
Las colitis ulcerosa puede clasificarse en función de su extensión, es decir, según dónde se presente, y de su gravedad. Los tipos de colitis ulcerosa son:
En función de su extensión o zona anatómica afectada se clasifica en:
Según la gravedad de la enfermedad, que está relacionada con el grado de actividad inflamatoria son:
Las causas de la colitis ulcerosa se desconocen. Se considera que surge como consecuencia de la generación de una respuesta inflamatoria inadecuada al sistema inmunológico, a nivel de la mucosa intestinal, frente al propio organismo, es decir, se produce cuando dicho sistema inmune intenta combatir los virus y bacterias invasoras. Una respuesta inmunitaria anormal provoca que también se ataquen las células del tubo digestivo, pero la causa concreta de por qué se produce es aún desconocida.
También se establece que la enfermedad puede surgir como resultado de una compleja interacción entre la predisposición genética (susceptibilidad) de una persona a padecer la la misma, provocando una respuesta inflamatoria anómala, que con el tiempo la convierte en crónica produciendo la enfermedad en sí.
Otras causas son los factores ambientales (alimentarios y infecciosos) y la microflora comensal intestinal (distintos tipos de bacterias presentes en el interior del intestino que colaboran en el proceso de nutrición, también conocidas como flora bacteriana), con posible participación de agentes infecciosos.
Los síntomas de la colitis ulcerosa pueden variar según la gravedad de la inflamación y la región donde aparezcan, estos son: diarrea, que suele tener sangre o pus, dolor y cólicos abdominales así como sangrado rectal (evacuar heces con una pequeña cantidad de sangre), adelgazamiento involuntario, incapacidad para defecar a pesar de la urgencia, fiebre, y fatiga.
Actualmente no existe un tratamiento que cure de forma definitiva esta enfermedad, aunque, sí se dispone de medicamentos que lo pueden controlar. Tienen como objetivo aliviar los síntomas y reducir el riesgo de las complicaciones.
En primer lugar se debe considerar un soporte nutricional individual como parte integral del tratamiento de la enfermedad, el cual va depender según la gravedad del brote.
Los tratamientos farmacológicos también dependen de la gravedad de la enfermedad, como son:
Para el diagnóstico de la colitis ulcerosa, las primeras indicaciones son realizar un historial médico completo y un examen físico, y para confirmar el diagnóstico, se deben hacer pruebas como: análisis de sangre para detectar anemia o signos de infección, (pruebas bioquímicas), muestra de heces, radiografías del intestino grueso, colonoscopia, rectoscopia para tomar muestra de la mucosidad (biopsia), sigmoidoscopia flexible donde se utiliza usa un tubo delgado y flexible con luz para examinar el recto y el sigmoide, así como ecografías, entre otras pruebas.
Los factores de riesgo de la colitis ulcerosa son: predisposición genética, componente hereditario (antecedentes familiares), enfermedades autoinmunes (sistema inmunitario deteriorado), la edad, ya que antes de los 30 años aumenta el riesgo de la colitis ulcerosa y después de los 60 años también, así como los factores ambientales (bacterias o virus de la zona geográfica).
Entre la complicaciones de la colitis ulcerosas incluyen:
La colitis ulcerosa no se puede prevenir de forma eficaz, pero se pueden admitir tratamientos profilácticos para prevenir más recaídas o para influir favorablemente en su evolución. Otro método de prevención eficaz es realizar controles con una colonoscopia de manera anual o cuando el médico lo considere, para así diagnosticar a tiempo o de forma temprana una posible aparición de cáncer de colon.
La colitis ulcerosa pertenece a la especialidad de gastroenterología, que se ocupa del estómago, los intestinos y sus enfermedades, así como del resto de los órganos del aparato digestivo.
Los alimentos que se pueden comer con colitis ulcerosa son: frutas como manzana y pera, verduras como cebolla, espárrago y ajo, alimentos que contengan fibra, manzanilla, zanahorias, papaya, legumbres como guisantes, soja y lentejas, y sobre todo beber mucho agua.
Es un tipo de colitis ulcerosa donde la inflamación se limita a la zona más cercana al ano o al recto, y el sangrado rectal puede ser el único signo de la enfermedad. Esta forma de colitis ulcerosa suele ser la más leve.
La colitis nerviosa es un tipo de colitis ulcerosa que puede aparecer cuando se viven situaciones de estrés y nerviosismo con frecuencia.
El síndrome de colon irritable es un trastorno frecuente que afecta el intestino grueso. Los signos y síntomas comprenden cólicos, dolor abdominal, hinchazón, gases y diarrea o estreñimiento, o ambos.
Los gases pueden ser un síntoma de la colitis.