La cefalea o cefalalgia es un dolor en la cabeza, un trastorno neurológico por irritación de estructuras craneofaciales, que es el motivo de consulta más frecuente en atención primaria, el 15% de las consultas en el servicio de neurología y el 2% de las consultas de los pacientes que acuden a urgencias hospitalarias. La mayoría de las cefaleas (más de un 90%), son de origen primario y sólo en torno al 1-2% se deben a enfermedades que aumentan la presión dentro del cráneo (cefaleas secundarias). Pueden ser graves en este último caso debido a las patologías que las producen, y llegar a ser muy limitantes en ambos casos.
Existen muchos tipos de cefaleas, diferenciadas como: primarias, producidas como manifestación única sin causa subyacente, o secundarias, debidas a otro trastorno que produce como síntoma la cefalea:
Las cefaleas ocurren por irritación de estructuras craneofaciales que son sensibles al dolor: piel, tejido subcutáneo, músculos craneales y cervicales, parte externa de los huesos, grandes vasos sanguíneos arteriales y venosos, meninges, nervios craneales, órganos faciales como ojos, oídos, boca, senos paranasales, etc.
El mecanismo por el cual se producen las cefaleas recurrentes como la migraña o la cefalea tensional se desconoce por completo. Se cree que existe una alteración de la modulación central del dolor. En las migrañas se sabe que hay una alteración de base en los vasos del cerebro, en los que existe una inflamación y la dilatación de sus paredes, que lleva al desencadenamiento del dolor. En este tipo de cefaleas puede existir un factor hereditario que influye en su padecimiento.
Las características del dolor de cabeza y los síntomas que pueden acompañarle pueden variar dependiendo del tipo de cefalea que se trate.
Los síntomas de las cefaleas primarias más frecuentes son:
Estas cefaleas se pueden dividir según su aparición: si se producen de forma infrecuente (menos de 12 episodios al año), frecuente (menos de 15 episodios por lo menos en tres meses), o de forma crónica (si se dan más de 15 episodios al mes durante más de 3 meses).
Existen una serie de síntomas que indican a los médicos que pueden existir causas graves que provocan la cefalea, como son: el inicio explosivo del dolor, episodios de cefaleas de comienzo en pacientes mayores de 50 años, que existan cambios en las características habituales de una cefalea crónica, que haya dolor relacionado con posturas o actividades, que la intensidad de la cefalea sea progresivamente creciente, que existan cambios de conducta, alteraciones cognitivas o crisis epilépticas asociadas a la aparición del dolor, que se acompañe de fiebre, o que los síntomas del aura no sean típicos y se presenten de forma prolongada.
El tratamiento puede variar dependiendo del tipo de cefalea y su causa. De forma general se indican tratamientos sintomáticos utilizados en el momento del dolor como analgésicos simples o calmantes (tipo Paracetamol), antiinflamatorios (tipo Diclofenaco o Naproxeno) , triptanes (tipo Sumatriptan), ergóticos (tipo Ergotamina).
En la cefalea en racimos está indicado el uso de oxigenoterapia (inhalación de oxígeno por una mascarilla) en el tratamiento del dolor agudo.
Para estos tipos de cefaleas pueden instaurarse tratamientos llamados preventivos, que se toman diariamente durante unos meses determinados y cuyo objetivo es disminuir la intensidad del dolor y la frecuencia de aparición. Se pueden utilizar para tal fin fármacos antidepresivos o anticonvulsivantes en el caso de las cefaleas tensionales, y en el caso de las migrañas, además se usarán otros grupos de fármacos como betabloqueadores, bloqueadores de canales del calcio, antiepilépticos, o antihipertensivos.
Cuando los médicos sospechan que el paciente padece una cefalea secundaria, indican la realización de pruebas como un TAC craneal, una resonancia magnética nuclear (RMN) craneal, o la realización de una punción lumbar para el estudio del líquido cefalorraquídeo.
Se sabe que para muchas de las cefaleas primarias hay factores que pueden desencadenar su padecimiento: el estrés, la angustia, los conflictos, la toma de anticonceptivos o cambios hormonales en la ovulación o en la menstruación, el consumo de alimentos como el queso curado, el chocolate, aditivos de las comidas, el alcohol, la exposición a factores ambientales como el humo y luz brillante, o alteraciones de los patrones del sueño.
Existen fármacos que producen como posible efecto secundario cefaleas, como por ejemplo los descongestivos nasales, preparados con cafeína, por lo que siempre hay que tener en cuenta qué fármacos está tomando el paciente. Además, el consumo diario de analgésicos puede cronificar estos episodios de cefaleas.
Las cefaleas pueden ser diagnosticadas y tratadas inicialmente por el médico de familia si no hay signos de alarma, o por el neurólogo cuando se sospechan causas secundarias, o cuando no hay respuesta al tratamiento inicial instaurado en las migrañas, cefaleas tensionales…etc.
La migraña es un tipo de cefalea caracterizada por episodios, más o menos frecuentes, de dolor de cabeza (generalmente de un solo lado), que duran entre 4 y 72 horas, de intensidad fuerte o muy fuerte, que producen que el enfermo tenga que dejar la actividad que esté haciendo o vea limitado su rendimiento. Se acompañan de otros síntomas como náuseas, vómitos, hipersensibilidad o malestar con la luz y los ruidos. En algunos casos se preceden de otros síntomas reversibles al inicio del episodio llamados auras (alteraciones visuales, de la sensibilidad, o del habla).
Por el contrario en la cefalea tensional se produce un dolor habitualmente bilateral en la cabeza, con sensación de opresión “como una banda que oprime la cabeza, sin acompañarse de aura previa u otros síntomas acompañantes (no hay náuseas, vómitos ni molestias con la luz y los sonidos), y la intensidad es menor que en el caso de las migrañas.
Es aquella cefalea producida por alteraciones en los vasos sanguíneos como disección arterial, hemorragias intracraneales, arteritis de células gigantes…etc, que, de forma secundaria, pueden producir dolor de cabeza. También se describe como cefalea vascular a la migraña, en la que se produce dilatación e inflamación de los vasos sanguíneos de la cabeza.
La cefalea tensional es un dolor de cabeza que aparece en ambos lados de esta, con características opresivas que los pacientes describen como sensación de presión y pesadez, “como si tuvieran una banda puesta”. Habitualmente es de moderada a leve intensidad y no se acompaña de náuseas, vómitos fotofobia, fonofobia u otras características añadidas.
Se considera que una cefalea es crónica cuando se producen dolores de cabeza más de 15 días al mes y durante más de tres meses al año.