La apoplejía, también conocida como accidente cerebrovascular, es la lesión o daño que se produce en un área del cerebro cuando se detiene el riego sanguíneo y el aporte de oxígeno, lo que provoca la muerte de las neuronas y la pérdida de la función en la parte del cuerpo que es controlada por esa porción dañada del cerebro. Mientras más tiempo permanece el cerebro sin oxígeno, mayor es el daño. Es una enfermedad común que puede ocurrir a cualquier edad, pero es más frecuente en personas mayores de 50 años. Es grave, y si no se trata a tiempo puede causar daños neurológicos importantes como problemas en la memoria, el habla y el movimiento e incluso la muerte.
Entre los tipos de apoplejía se pueden diferenciar:
Las razones porque la que se interrumpe el flujo sanguíneo en el cerebro provocando la apoplejía pueden ser diversas:
Se pueden presentar los siguientes síntomas, que en ocasiones dependen de la zona afectada del cerebro:
El tratamiento depende del tipo de apoplejía que se presente. En el caso de un ataque isquémico, el tratamiento consiste en restaurar rápidamente el flujo sanguíneo al cerebro. Esto se puede realizar mediante medicamentos trombolíticos (para disolver coágulos en 4 o 5 horas si se administra en la vena) o a través de un procedimiento endovascular de emergencia. Es un tratamiento rápido que no solo mejora las probabilidades de supervivencia, sino que también reduce las complicaciones.
En el caso de una apoplejía hemorrágica, el tratamiento consiste en controlar el sangrado y reducir la presión en el cerebro. Una vez que se detiene el sangrado en el cerebro, el tratamiento suele implicar atención médica de apoyo mientras el cuerpo absorbe la sangre. Si la zona del sangrado es demasiado grande, se puede realizar una intervención quirúrgica para extraer la sangre y liberar la presión del cerebro. La cirugía también se puede utilizar para reparar anomalías en los vasos sanguíneos asociadas a los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos.
Para el diagnóstico y tratamiento de una apoplejía, además de una exploración física para ver las señales neurológicas del habla y la coordinación se realizan pruebas como:
Una apoplejía puede desencadenarse por la ruptura de un vaso sanguíneo dentro del cerebro o por un taponamiento parcial o completo de las arterias cercanas o en el interior del cerebro.
Entre los factores que aumentan el riesgo de desarrollar una apoplejía se pueden incluir:
Las complicaciones pueden ser temporales o permanentes, dependiendo del tiempo que pasa el paciente sin oxígeno en el cerebro. Entre las complicaciones se pueden encontrar:
Existen actividades y cuidados que se pueden implementar en la rutina diaria que pueden ayudar a prevenir una apoplejía, entre las que podemos encontrar:
La apoplejía pertenece a las especialidades de neurología y medicina vascular. La neurología es la especialidad médica que se ocupa de la anatomía, la fisiología y las enfermedades del sistema nervioso. La medicina vascular es la especialidad médica que se ocupa de la prevención, el diagnóstico, tratamiento y el seguimiento de los pacientes que sufren patologías vasculares, arteriales, venosas, linfáticas o de la microcirculación.
La apoplejía hipofisaria es un fenómeno isquémico o hemorrágico que aparece generalmente en un adenoma hipofisario (un adenoma es un tumor benigno de lento crecimiento que se origina en las células que forman la glándula hipófisis). La apoplejía hipofisaria se produce como consecuencia de un infarto, con aparición posterior de hemorragia y edema del tumor.
Un accidente cerebrovascular sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. Algunas veces, se denomina «ataque cerebral». Si el flujo sanguíneo se detiene por más de pocos segundos, el cerebro no puede recibir nutrientes y oxígeno y, las células cerebrales pueden morir, causando un daño permanente.
Una deficiencia neurológica focal es un problema en el funcionamiento del cerebro, la médula espinal y los nervios que afectan a un lugar específico, como el lado izquierdo de la cara, el brazo derecho o incluso a un área pequeña como la lengua.
Los signos de la focalización pueden incluir: cambios en el movimiento, que incluyen parálisis, debilidad, pérdida de control muscular, aumento y pérdida del tono muscular o movimientos que una persona no puede controlar (movimientos involuntarios, como un temblor).
El síndrome de Sheehan es un trastorno que afecta a mujeres que pierden una cantidad de sangre que pone en riesgo su vida durante el parto, o que tienen la presión arterial demasiado baja durante el parto o después, lo que puede privar al cuerpo de oxígeno. En el síndrome de Sheehan, la falta de oxígeno puede dañar la hipófisis haciendo que no produzca suficientes hormonas hipofisarias.