También conocida como hipersensibilidad, la alergia es una reacción anormal del organismo debido a que responde de manera exagerada cuando entra en contacto con una sustancia procedente del exterior, a la cual, normalmente, los demás individuos no reaccionan. Estas sustancias se llaman alérgenos y los síntomas provocados por estos es lo que se llama reacción alérgica. Cuando un alérgeno penetra en el organismo de una persona alérgica, su sistema inmunitario responde produciendo una gran cantidad de anticuerpos (inmunoglobulina E). Es la enfermedad crónica más frecuente de la infancia y de adultos jóvenes. La prevalencia de la alergia en la población adulta española es de 21.6% aproximadamente, y es más frecuente en mujeres que en los hombres. Actualmente se estima que hasta un 30% de las personas padecen de rinitis y conjuntivitis alérgica, mientras que el 20% padece de asma y un 15% de afecciones cutáneas. Es decir, que la rinoconjuntivitis es la manifestación alérgica más frecuente. Es una patología muy común y dependiendo del tipo de alergia que se presente esta puede ser leve o grave, hasta provocar la muerte.
Existen varios tipos de alergia y se pueden clasificar en función de diferentes variables, como la época del año en que se producen y los síntomas que generan. Entre los tipos de alergias más comunes tenemos:
Cuando los alérgenos ingresan por primera vez en el cuerpo de una persona predispuesta a la alergia, se produce una serie de reacciones y se generan anticuerpos específicos contra esa sustancia. Después, estos anticuerpos viajan a unas células llamadas mastocitos, que son particularmente abundantes en nariz, ojos y pulmones. Los anticuerpos se adhieren a la superficie de estas células y la próxima vez que una persona alérgica tome contacto con los alérgenos a los cuales reacciona, se inicia la liberación de sustancias conocidas como mediadores de la inflamación, entre los que se encuentra la histamina, que produce los síntomas propios de la alergia.
Entre las causas más comunes de la alergia tenemos, la tendencia hereditaria, la contaminación ambiental, la humedad y los cambios bruscos de temperatura.
Los síntomas de la alergia, que dependen de la sustancia involucrada, pueden afectar a las vías respiratorias, a las fosas nasales, a la piel y al aparato digestivo, de tal modo que varían dependiendo del tipo de alergia y del paciente en sí. Los síntomas por tanto son muy variados en cuanto a su localización, intensidad y gravedad. Puede haber reacciones alérgicas graves que pueden incluso llegar a causar la muerte del que las sufre.
Los síntomas más comunes asociados a las afecciones alérgicas son: estornudos, lagrimeo, sibilancias en el pecho, nariz que moquea, tos, erupción, hinchazón, picazón en los ojos, oídos, labios garganta y boca, falta de aliento, vómitos y diarrea, y aumento de las secreciones nasales y las vías respiratorias.
La pruebas diagnósticas de la alergia son:
Cualquier exposición al alérgeno desencadenante de la alergia.
Los principales factores de riesgo son: tener antecedentes familiares de asma o alergias, como rinitis, urticaria o eczema, así como la niñez, predisposición genética, el tabaquismo, exposición ambiental, los fármacos, los alimentos, y los hongos. Otro factor de riesgo es padecer otras enfermedades como el asma u otra afección alérgica
Las enfermedades alérgicas se estudian y se hacen seguimiento en la especialidad de alergología.
Los tipos más comunes de alergia son las alergias a medicamentos, animales y alimentos, así como a picaduras de insecto, al polen y a los ácaros del polvo.
Las ronchas de la alergias son rojizas, elevadas, con comezón y erupción cutánea.
La incidencia de patología alérgica se está incrementando en los países desarrollados a causa de varios factores ambientales relacionados con el estilo de vida de la población, como la contaminación atmosférica, ya que los altos niveles de contaminación interaccionan con sustancias como el polen, una de las más alergénicas, facilitando la llegada de los granos de polen a las vías respiratorias y favoreciendo el desarrollo de alergia, incluso en las personas no predispuestas.
Sí, aunque lo más común es que aparezca en niños pequeños, puede ser posible desarrollar alergia en cualquier etapa de la vida y a cualquier elemento, inclusive a aquellos a los que no se haya sido alérgico en el pasado.
Los síntomas de la alergia son similares a los del resfriado común, por lo que no es fácil distinguir de cuál de las dos afecciones se trata. Sin embargo, la alergia es un trastorno que suele acompañarse de picor nasal, estornudos abundantes y continuados, mucosidad acuosa (en el resfriado los mocos son más espesos), y afectación ocular. El resfriado, además, desaparece al cabo de una semana o diez días, mientras que la rinitis alérgica es recurrente.