Actualizado el 11/02/2022
El término verruga se suele emplear en un sentido amplio para hacer referencia a todo tumor benigno de la piel, si bien se trata específicamente de pequeños crecimientos provocados por una infección vírica causada por el virus del papiloma humano (VPH). En general, las verrugas son antiestéticas, pero no son dolorosas, aunque algunas pueden producir picor. En algunos casos, como las que aparecen en los pies, sí vienen acompañadas de dolor.
Accede a una consulta con un dermatólogo y al tratamiento de electrocoagulación o crioterapia de verrugas.
El papilomavirus infecta la piel y provoca la aparición de las verrugas, que pueden ser de diferentes tipos: comunes, planas, plantares, o en mosaico, principalmente.
Existen más de 100 tipos diferentes de VPH y algunas personas tienen una mayor predisposición a ser infectadas. Se transmite por contacto directo de una persona a otra o por medio de toallas, otros objetos o superficies. El virus necesita una entrada que le suelen proporcionar las pequeñas grietas que se producen en la piel o en las mucosas.
Si no se tratan es posible que vayan creciendo y extendiéndose por contacto a zonas vecinas. En la mayoría de los casos desaparecerán espontáneamente eliminadas por el sistema inmunológico.
Las verrugas deben ser diferenciadas de otros crecimientos de la piel, como otros tipos de verrugas no contagiosas, otras infecciones de la piel y tumores benignos o malignos. Por ello, es conveniente que cualquier crecimiento sobre la piel sea valorado por el dermatólogo.
Habitualmente el diagnóstico de las verrugas es clínico, es decir, la exploración visual del dermatólogo le puede permitir identificar la presencia de verrugas víricas. En casos de duda, se puede llevar a cabo una biopsia para descartar otro tipo de lesiones de la piel.
Se pueden distinguir diferentes tipos de verrugas, entre ellas:
No existe un tratamiento único eficaz para eliminar el virus del papiloma y la vacuna para papilomavirus solo es eficaz para las verrugas genitales o condilomas.
Habitualmente, el tratamiento de las verrugas se basa en métodos destructivos, si bien es posible que las verrugas desaparezcan por sí solas, aunque puede pasar mucho tiempo antes de que esto suceda.
Entre los tratamientos más habituales se encuentran:
Crioterapia. Consiste en congelar la verruga para su eliminación. Pueden ser precisos varias sesiones de congelación antes de que la verruga desaparezca.
Electrocoagulación. Se trata de la eliminación de la verruga por calor a través de la aplicación de una corriente eléctrica mínima por medio de un electrocoagulador.
Cirugía. La extracción quirúrgica de las verrugas y la posterior cauterización es uno de los primeros tratamientos. Sin embargo, las cicatrices y la recurrencia tienen lugar en el 30 % de los pacientes, por ello no suele ser un tratamiento de elección. Lo que sí se puede hacer es un rebanado superficial de la verruga para que la crioterapia o los tratamientos tópicos sean más eficaces.
Ácido salicílico. Su aplicación es uno de los tratamientos de primera línea. Suele asociarse a ácido láctico. Se trata de una terapia queratolítica que destruye lentamente la epidermis infectada por el virus y que puede, además, desencadenar la respuesta inmune. Se puede proteger la zona de alrededor de la verruga con una pomada hidratante para evitar que se irrite la piel sana.
Retinoides. Se utilizan en verrugas grandes y resistentes a otros tratamientos. Puede tener efectos irritantes que limitan su utilización. Su empleo tópico es el más adecuado en verrugas planas.
Terapias antivíricas. En ellas se incluyen tratamientos con diferentes sustancias con capacidad antivírica como el glutaraldehido, el formaldehido, ácido fórmico y el cidofovir.
Inmunoterapia. Existen diferentes tratamientos relacionados con la incentivación del sistema inmunitario del propio paciente. Entre ellos, cabe destacar la suplementación de zinc por vía oral, la utilización de sensibilizadores de contacto, las inyecciones de interferón, el imiquimod para verrugas genitales y anales y algunos tipos de vacuna.
Cantaridina. Extraído de la cantárida o “mosca de España” (Lytta Vesicatoria), tiene en su aplicación tópica un efecto vesicante que se aprovecha para la eliminación de lesiones cutáneas como verrugas o moluscos. Se emplea a una concentración baja y presenta una eficacia del 70% después de 2 aplicaciones.
En cualquier caso, es recomendable que el tratamiento de las verrugas no sea agresivo, valorando en cada caso la mejor opción.
Las medidas preventivas son sobre todo aplicables a las verrugas plantares, que se adquieren en duchas, piscinas y lugares públicos. En estos casos debe extremarse la precaución, utilizando calzado protector.
Accede a una consulta con un dermatólogo y al tratamiento de electrocoagulación o crioterapia de verrugas.
Bibliografía y Referencias