¿Qué es un aerosol nasal? Es una forma de administrar un fármaco en suspensión (partículas suspendidas en un gas) e introducirlo directamente en el interior de las fosas nasales con la finalidad de que lleguen hasta el bronquio (vía respiratoria inferior).
La terapia inhalada es actualmente un tratamiento diana para numerosas enfermedades (no sólo trata la patología respiratoria). Son muchos los medicamentos que pueden administrarse por esta vía, entre los que podríamos citar los corticoides, los antihistamínicos y los broncodilatadores. Por tanto, podremos abordar patologías muy diferentes: rinitis, congestión nasal, alergia, asma, EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), etc.
Tenemos que decir que es importantísimo asegurarse de realizar una técnica correcta para que el fármaco llegue a ser efectivo. Esta vía de administración nos permite la llegada del fármaco al lugar preciso donde debe actuar. Por supuesto, existen diferentes formatos que recomendaremos según la habilidad del paciente. Por otro lado, requiere de un adiestramiento que es fundamental para asegurarnos el correcto cumplimiento.
Ante la instauración de un tratamiento inhalado el médico responsable debe elegir la presentación más indicada e indicar a cada persona la forma correcta de utilización del dispositivo, así como la dosis y la frecuencia recomendada. Por ser un medicamento prácticamente invisible al ojo humano es fácil que el usuario haga un mayor uso del recomendado.
Lo deseable es que el paciente acuda a la consulta una vez disponga de su propio dispositivo para que el profesional sanitario le indique la forma de carga y de aplicación. Es importante que se domine el uso de su dispositivo al salir de la consulta.
Fundamentalmente tenemos que tener en cuenta dos aspectos:
De entre los inhaladores podemos hablar de varias subclases:
¿Y qué son las cámaras espaciadoras? Como su nombre indica se trata de un dispositivo en forma de tubo abombado (normalmente de plástico duro y transparente) cuyos extremos están abiertos con la finalidad de adaptar el inhalador (cartucho presurizado o vapor suave) por un extremo y la boca del paciente por el otro. Al activar el inhalador las partículas de fármaco quedan suspendidas en el interior del tubo y el paciente las inhala cómodamente por el otro orificio.
Decirte que los dispositivos de inhalación tienen como principal misión asegurarse de que el fármaco llegue a la vía respiratoria baja, donde debe hacer efecto. Por ello el fármaco está contenido en unas partículas de un determinado tamaño (si son partículas muy pesadas o grandes se depositan por el camino y no llegan a los bronquios. Y si son partículas muy pequeñas no llegan a alcanzar la vía respiratoria).
Son varios los errores que podemos detectar en un inhalador y que pueden ser la causa de un cambio de dispositivo. Por ejemplo, es frecuente encontrar pacientes que espiran en lugar de inspirar en el dispositivo de polvo seco. Otros errores pueden ser: una mala colocación del dispositivo, una mala coordinación entre la pulsación e inhalación, una inspiración incompleta, o una sobredosificación.
Se utilizan para la administración de fármacos disponibles en forma líquida. Están especialmente indicados en enfermos con poca habilidad o destreza o para aquellos con dificultad para manejar los dispositivos inhalados o en edad pediátrica.
El paciente, en este caso, también debe ser adiestrado por parte del profesional sanitario en el uso dado que implica la preparación previa del producto a nebulizar. Debe conocer la dosis exacta que precisa, la forma de preparar la nebulización y el correcto manejo del equipo, así como estar familiarizado con los diferentes componentes y conocer la técnica correctamente. El manejo no es complicado.
Consta de una cámara de nebulización donde se introduce el líquido a nebulizar y de una fuente de energía necesaria (compresor) que genera el aerosol. Asimismo, precisamos del tubo y la mascarilla para que éste llegue al paciente.
Según el tipo de compresor tendremos tres tipos de nebulizadores: ultrasónico, tipo jet (neumático o de chorro de aire) y de malla.
La solución de fármaco a nebulizar se diluye en un volumen total de 4-5 ml de suero fisiológico o agua bidestilada. Una vez realizada la mezcla se introduce en la cámara de nebulización y se pone en marcha el compresor que generará el aerosol que debe ser nebulizado llegando al paciente a través de la mascarilla. La duración aproximada de una nebulización es de 20 minutos. Tras su uso debe limpiarse muy bien, y periódicamente se recomienda el cambio de tubos y mascarillas.
En la actualidad, su indicación principal son los pacientes con patología respiratoria severa, en exacerbaciones severas de asma o en aquellos pacientes en los que no se pueden utilizar otros dispositivos. En general, es preferible el uso de inhalador con cámara frente al nebulizador.
En este artículo, el objetivo era dar una pincelada del gran repertorio de dispositivos disponibles en el mercado, pero, insisto, despreocúpate. Si un día lo necesitas, es competencia de tu médico encontrar el dispositivo afín a ti y enseñarte su manejo hasta que lo domines a la perfección. Confía.