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Tratamientos más Adecuados para la Gota

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Puede que no sepamos exactamente qué es ni por qué se produce, pero seguro que te suena que se manifiesta con dolor e inflamación del primer dedo del pie. Pues bien, la gota es una enfermedad producida por el depósito de cristales de urato monosódico (comúnmente hablamos de ácido úrico) en las articulaciones, las zonas de su alrededor y el tejido subcutáneo. Se trata de un proceso crónico, a pesar de que las manifestaciones clínicas no siempre están presentes. Al principio de la enfermedad los síntomas se dan en forma de crisis de gota. Se producen diversos episodios de artritis (inflamación de la articulación), de duración variable, y entre los cuales existen periodos más o menos prolongados en los que no se presentan síntomas.
De cara al tratamiento de la gota y la hiperuricemia, la alimentación es esencial. Se habla mucho de alimentos que pueden agravar la gota, pero la realidad es que existe poca evidencia sobre este tema.

La hiperuricemia

El depósito de cristales de ácido úrico se debe a la existencia de una hiperuricemia prolongada, es decir, la existencia de unos niveles elevados de ácido úrico en la sangre. La hiperuricemia es, por lo tanto, una condición necesaria para que aparezca la gota, aunque no es la única. Puede existir una hiperuricemia asintomática, es decir, la presencia de concentraciones elevadas de ácido úrico en ausencia de manifestaciones clínicas de inflamación articular.

Hablamos de hiperuricemia cuando los niveles en sangre son superiores a 7 mg/dL.

La prevalencia de hiperuricemia se estima cercana al 10%. Aproximadamente un 10% de las personas con hiperuricemia acaban padeciendo gota. Por otro lado, de los pacientes que tienen gota, un 80%- 90% presentan niveles elevados de ácido úrico.

Tipos de gota

Desde un punto de vista del origen de la enfermedad, la gota puede ser primaria, sin que haya ningún factor externo que la cause, sino una alteración del metabolismo del ácido úrico que haga que el organismo lo produzca más o lo excrete menos, y secundaria, por factores externos, ya sean alimentarios o diversas enfermedades.

Algunas de las causas de la gota secundaria son:

  • Dieta rica en purinas.
  • Alcohol.
  • Actividad física intensa.
  • Psoriasis.
  • Enfermedad de Paget.
  • Enfermedades hematológicas y neoplásicas.
  • Quimioterapia citotóxica.
  • Enfermedad renal crónica.
  • Deshidratación.
  • Ciertos fármacos (tiacidas, diuréticos de asa, salicilatos, ciclosporina).
  • Intoxicación por plomo.
  • Enfermedades endocrinas (hiperparatiroidismo, hipotiroidismo).

Cómo se diagnostica

El diagnóstico de la gota suele ser clínico, con la presencia de la inflamación de la articulación, frecuente en el primer dedo del pie (crisis de podagra), que se aprecia tumefacto, rojo y muy doloroso al tacto. Se pueden realizar pruebas de imagen para valorar el nivel de afectación de la articulación si se dan episodios repetidos de artritis aguda. El diagnóstico de certeza nos lo daría la visualización de cristales de ácido úrico en el líquido sinovial, pero a la práctica esta prueba rara vez se realice, a menos que los síntomas no mejoren con el tratamiento y se sospeche la acumulación de otro tipo de cristales.

Los pacientes con gota de larga evolución pueden presentar acúmulos de cristales de ácido úrico en las zonas que rodean las articulaciones y el tejido subcutáneo. Son los llamados tofos y se localizan con frecuencia en el codo, la oreja o la zona del tendón de Aquiles.

El papel de la dieta

De cara al tratamiento de la gota y la hiperuricemia, la alimentación es esencial. Se habla mucho de alimentos que pueden agravar la gota, pero la realidad es que existe poca evidencia sobre este tema. De todos modos, lo que sí se sabe con certeza es:

  • Alimentos con un efecto nocivo:
  • Carne roja.
  • Marisco.
  • Pescado (más el azul que el blanco).
  • Alimentos con un elevado contenido de fructosa (salvo las cerezas).
  • Alimentos con efecto protector:
  • Lácteos.
  • Legumbres.
  • Frutos secos.
  • Café, incluido el descafeinado.

Otras medidas a tener en cuenta para reducir el riesgo de gota e hiperuricemia son:

  • Reducir el consumo de alcohol.
  • Combatir el sobrepeso y la obesidad.
  • realizar una actividad física moderada y adecuada a cada uno.

Cómo se trata

El objetivo del tratamiento farmacológico de la gota se focaliza en eliminar la inflamación mediante la disolución de los cristales de ácido úrico del líquido articular y los tejidos afectados, así como la prevención de las crisis de gota. Se logrará disolver estos cristales en la medida en que se reduzcan los niveles en sangre de ácido úrico.

  • La primera opción para corregir los niveles en sangre de ácido úrico son las medidas higienicodietéticas. Si después de unos tres a seis meses no se ha logrado descender los niveles de ácido úrico de manera significativa, deberá añadirse entonces el tratamiento farmacológico para reducir de la uricemia. Esto no implica que no se deba seguir manteniendo las medidas no farmacológicas indicadas previamente.
  • Los principales fármacos empleados para la reducción de los niveles en sangre de ácido úrico son:
    • Alopurinol.
    • Febuxostat.
    • Benzobromarona.
  • El tratamiento reductor del ácido úrico en sangre debe mantenerse a largo plazo para conseguir la completa disolución de los cristales y evitar la recurrencia de la hiperuricemia.
  • El tratamiento de las crisis agudas de gota se basará en el control del dolor. Los principales fármacos que se emplean para el control de estas crisis son:
  • AINE (antiinflamatorios no esteroides), como ibuprofeno, diclofenaco, dexketoprofeno.
  • Antiinflamatorios del grupo COXIB, como rofecoxib, lumiracoxib y etoricoxib.
  • Corticoides, ya sea vía oral o incluso intraarticulares.
  • Colchicina: es un fármaco muy empleado en el tratamiento de los ataques de gota a pesar de que la evidencia científica de que se dispone es escasa. Pese a que se ha demostrado su eficacia desde un punto de vista sintomático cuando se usa a dosis bajas, es frecuente que cause alteraciones digestivas, como náuseas, dolor abdominal y diarreas.
  • Asimismo, al iniciar un tratamiento reductor de la uricemia con frecuencia se pueden desencadenar crisis agudas de gota, por lo que es recomendable no comenzar el tratamiento durante un ataque agudo y, con frecuencia, se realiza un tratamiento preventivo de nuevas crisis agudas mediante el uso de colchicina.

Si sospechas que puedes tener gota, no te automediques. Consulta con tu médico y, si es posible, pide visita con un reumatólogo.