Hace ya tiempo que tanto en la clínica médica como en la psicológica se ha incorporado un modelo alejado del clásico dualismo cartesiano que postulaba una separación entre el concepto de mente y el de cuerpo. Hoy en día, tanto médicos como psicólogos sabemos que no existe padecimiento físico sin repercusiones psicológicas ni padecimiento psicológico que no incida en el cuerpo.
Desde las investigaciones que hizo Freud sobre las Histerias de conversión (trastornos físicos sin base orgánica) numerosos son los estudios que se han hecho con el objetivo de entender mejor la relaciones entre la sintomatología física y la psicológica. La gran ventaja con la que contamos hoy es el avance que ha tenido lugar en las neurociencias, lo que nos permite estudiar con avanzadas técnicas científicas los postulados de todos aquellos que se interesaron por la psicosomática en el pasado.
En 1981, un científico llamado Rober Ader publicó un libro llamado “Psiconeuroinmunología”. Esta publicación tuvo tanta repercusión en la comunidad científica que se estableció una disciplina científica con el mismo nombre. Posteriormente se creó una revista llamada “Brain, Behavior and Inmunity”, que publica artículos sobre esta disciplina hasta y que sigue activa a dia de hoy.
Esta disciplina tiene como premisa que existe una interrelación entre los mecanismos nerviosos, endocrinos e inmunológicos, plasmándose la influencia psicológica a través de los mecanismos nerviosos y endocrinos.
De este modo, se estudia la relación entre padecimientos psicológicos y su incidencia en el cuerpo a través del sistema nervioso y endocrino.
Una gran parte de estas investigaciones tiene como foco la influencia del estrés en el sistema inmunológico. Se puede observar, en muchos de estos estudios, cómo el sistema inmunológico no sólo reacciona a estímulos biológicos, sino que factores psicosociales también inciden en él.
Este es un pequeño listado de algunos de los factores ambientales que pueden afectar, debido al estrés que provocan, a nuestra salud física:
Hoy en día existe suficiente evidencia como para afirmar que dichos factores reducen la eficacia de nuestro sistema inmunológico (Khansari, Mugo y Faith, 1990).
Cuando se considera que una enfermedad médica es originada o influida por causas psicológicas hablamos de trastorno psicosomático. A continuación, ofrecemos un listado de ejemplo de trastornos físicos que pueden tener una influencia o incluso una causa psicológica:
El modelo Cognitivo-Conductual focaliza la investigación de los trastornos psicosomáticos en la aparición del estrés y sus consecuencias sobre el organismo.
Desde el psicoanálisis se han estudiado mucho los trastornos psicosomáticos. Los investigadores Marty y M’uzan acuñaron el término “personalidad operatoria” que más tarde fue redefinido por Sifneos como “personalidad alexitímica”. Hoy en día ambos términos son utilizados por psicólogos y psicoterapeutas de diferentes orientaciones teóricas.
Este tipo de personas podrían ser descritas brevemente por una serie de características que mencionamos a continuación:
Según los autores que definieron estos tipos de personalidad, dichas personas serían propensas a expresar sus conflictos internos a través del cuerpo, por ejemplo, en lugar de deprimirse frente a una situación de pérdida, mostrarían un cuerpo que enferma.
Hoy en día la influencia psicológica en ciertas enfermedades físicas es un hecho aceptado en la comunidad científica internacional más allá de la perspectiva teórica desde donde se enfoque. Hay consenso en considerar que en cada caso pueden intervenir una multiplicidad de factores que empiezan en los propios rasgos de personalidad, pasan por las vulnerabilidades psico-biológicas y terminan en los factores ambientales y sociales.
Los humanos somos parte de un sistema y somos un sistema en sí mismo, y sólo con un enfoque que nos lleve a tomar conciencia lo más ampliamente posible sobre aquellas fuerzas visibles que nos hacen enfermar y sobre aquellas invisibles podremos acercarnos más a una mayor calidad de vida.