En la artrosis influye el peso corporal: ¿sabías que en caso de obesidad se cuadruplica el riesgo de sufrirla?, ¿y que el coste de la enfermedad se estima en un 0,5% del producto interior bruto del país? Conozcamos más acerca de esta enfermedad.
La artrosis es una dolencia de causa degenerativa (propia de la edad) que afecta a las articulaciones y que tiene evolución lenta y progresiva. Como dato curioso diremos que la artrosis afecta más frecuentemente a las mujeres que a los varones. Por ejemplo, la gonartrosis (artrosis de rodilla) afecta al 15% de mujeres y al 9% de hombres. La articulación más frecuentemente afectada en varones con artrosis es la cadera.
Vamos a analizar el curso natural de la enfermedad. Sus síntomas suelen presentarse a partir de los 50 años, aunque la afectación ósea comienza antes. ¿Quiere decir que antes de los 50 años no puedo tener síntomas de artrosis? En absoluto.
A diferencia de la artrosis, que es una enfermedad degenerativa de las articulaciones, la artritis también afecta a las articulaciones, pero su causa es inflamatoria. Suele cursar en forma de brotes de dolor cuya intensidad y afectación es progresiva a lo largo de los años. Entre las muchas y variadas causas de la artritis destacan las reumáticas y las metabólicas.
Tiene un inicio insidioso o sordo. Se inicia con dolor de baja intensidad tras la práctica de actividad deportiva o tras una sobrecarga física. El dolor se hace cada vez más frecuente, de forma que la persona afectada se acostumbra a tomar medicación habitualmente para realizar su actividad cotidiana sin dolor. Es el momento en que empieza la convivencia con la artrosis.
La artrosis puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, pero se produce con más frecuencia en manos, rodillas, caderas, columna cervical y lumbar, y pies. En función de la articulación afectada puede tener un nombre específico: rizartrosis (afecta a la articulación metacarpofalángica de la mano), gonartrosis (afecta a la rodilla), lumboartrosis (columna lumbar), cervicoartrosis (columna cervical), etc.
En general, diríamos que los síntomas estrella de la artrosis son: dolor, rigidez articular e impotencia funcional progresiva. Te menciono algunas peculiaridades:
En cuanto al diagnóstico, no se precisan pruebas sofisticadas. Su diagnósticose basa en los síntomas clínicos, en la exploración física y en la radiología, básicamente. En ocasiones existe discrepancia entre los síntomas y los hallazgos radiológicos. La exploración corrobora la limitación funcional del paciente y nos permite descartar otras posibles causas. Asimismo, si se confirma la existencia de un derrame articular, podemos realizar su evacuación (llamada artrocentesis o punción intraarticular, para extraer el líquido coleccionado) que aliviará de forma inmediata el dolor y la limitación funcional del paciente.
La radiografía simple es la técnica de imagen más utilizada. Los hallazgos radiológicos más comúnmente encontrados serán: pinzamiento del espacio articular por desestructuración ósea o deformidad, formación de osteofitos o pequeños cuernos óseos y desarrollo de esclerosis o engrosamiento del hueso.
No son necesarias otras pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico de artrosis, salvo cuando existen dudas diagnósticas o se precisa mayor información a la hora de sustituir la articulación por una prótesis total.
El abordaje terapéutico va a depender de varios factores: edad del paciente, severidad de los síntomas y enfermedades que la acompañan.
Ante el diagnóstico de artrosis debemos aconsejar unos cambios de hábitos para evitar la progresión de la enfermedad. Así, fomentaremos la práctica de ejercicio de forma frecuente y de bajo impacto o suave (caminar, bicicleta, aguagym). La obesidad es el factor de riesgo modificable más importante en la incidencia y progresión de la artrosis. La actividad física mejora los síntomas de la artrosis y facilita la pérdida de peso. Al igual que una alimentación saludable, que también debe instaurarse en la persona con artrosis, como en cualquier persona.
A pesar de que el paciente nota alivio sintomático con el tratamiento mediante antiinflamatorios, no es un tratamiento recomendado para periodos largos de tiempo por lo que deben reservarse para los episodios de dolor severo. ¿Sabías que los antiinflamatorios pueden elevar las cifras de tensión arterial? ¿Sabías que algunos preparados efervescentes contienen sal y pueden elevar la tensión arterial? ¡Cuidado con la automedicación y los consejos de tu vecina!
El tratamiento farmacológico está orientado al control de los síntomas y lo emplearemos el mínimo tiempo necesario y con una escala gradual en función del dolor: analgésico, antiinflamatorio u opioides.
Las infiltraciones locales con ácido hialurónico, las infiltraciones de Plasma Rico en Factores de Crecimiento (PRFC) y la cirugía ortopédica (sustitución de la articulación por una prótesis completa). La cirugía debe reservarse para los pacientes con síntomas refractarios al tratamiento no farmacológico y farmacológico.
Es una técnica muy en boga en este momento. El Plasma Rico en Factores de Crecimiento se obtiene a partir de una extracción de sangre de la propia persona en la que se separan sus componentes en dos: Plasma Rico en Plaquetas (PRP) y en Plasma Pobre en Plaquetas (PPP). Se utiliza el primero (concentrado de plaquetas que libera factores de crecimiento) del que se obtiene un gel de proteínas rico en plaquetas, que se inyecta en el lugar afectado. Es, pues, un producto autólogo, obtenido del propio paciente y que favorece la regeneración de los tejidos. Supondría la última opción terapéutica antes de la cirugía.