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Tipos de Hemorroides y Cuándo Operarlas

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¿Qué son las hemorroides y por qué han tenido que pasarte justamente a ti?  Para empezar, y para que no te sientas solo, te diremos que es uno de los problemas sanitarios más comunes entre las personas adultas de mediana edad.
Las hemorroides son a menudo asintomáticas, pero otras veces presentan diversos síntomas, que dependerán de su localización, de su tamaño o extensión.

Las hemorroides (también llamadas coloquialmente “almorranas”) son dilataciones venosas localizadas en las paredes del recto y del ano. Las principales causas que promueven su aparición son:

  • La dieta y las consecuencias que puede tener, como el estreñimiento crónico debido a un consumo pobre de fibra. Los esfuerzos que se producen al defecar aumentan la presión de sangre en los vasos hemorroidales, y esto puede causar la aparición de hemorroides.
  • Malos o inadecuados hábitos higiénicos, como puede ser permanecer demasiado tiempo sentado en la taza pues aumenta la presión en la zona llamada “cojín anal”.
  • El sedentarismo o la práctica de determinadas modalidades deportivas, como la equitación o el ciclismo.
  • Embarazo y parto: se debe a la presión del útero aumentado de tamaño sobre los vasos hemorroidales, añadido al problema frecuente de estreñimiento, causado por la relajación de los músculos pelvianos y de la pared abdominal (a su vez, provocados por acción del aumento de los niveles de la hormona progesterona) que ocurren durante este proceso fisiológico de la vida de la mujer.
  • Enfermedades como la hipertensión arterial, infecciones anales, abuso de laxantes irritantes, etc.
  • Predisposición hereditaria.

Tipos, signos y síntomas

Las hemorroides pueden ser internas (están presentes en el canal anal y no pueden verse, llegando a tamaños considerables) o externas (son las que se prolapsan -caen- a través del esfínter anal al defecar y después vuelven a su posición habitual por sí mismas o tras empujarlas uno mismo a través del ano).

Las hemorroides son a menudo asintomáticas, pero otras veces presentan diversos síntomas, que dependerán de su localización, de su tamaño o extensión, y de la presencia o no de posibles complicaciones. Los síntomas más comunes y fácilmente controlables son:

  • El picor o prurito anal: es el síntoma más típico y se debe a la inflamación.
  • Irritación o escozor anal: puede ser constante o aparecer en el momento de la defecación.
  • Dolor: si éste es persistente, se recomendará al paciente consultar al médico.
  • Hemorragia: es el sangrado que se produce durante la defecación, en forma de sangre fresca de color rojo brillante que recubre las deposiciones o en forma de gotas de sangre que manchan la taza de inodoro y/o el papel higiénico.

Otros signos/síntomas más graves serían:

  • Incontinencia fecal: incapacidad para cerrar el esfínter (musculatura circular) anal.
  • Prolapso anal o protusión hemorroidal: es la salida de las hemorroides al exterior del ano. Es frecuente tras la defecación. No suele ser dolorosa salvo complicación por infección, trombosis o estrangulamiento de la hemorroide.
  • Trombosis hemorroidal: se manifiesta con la aparición de dolor intenso y constante, acompañado de un bultoma (una bola) del tamaño de una uva.

¿Cómo se tratan?

Los pacientes acuden a diario a las oficinas de farmacia solicitando medicamentos para el tratamiento de las hemorroides. Es necesario realizar un cuidadoso interrogatorio por parte del farmacéutico y, ante cualquier duda o sospecha de complicación, es necesaria la remisión al médico para que valore el cuadro clínico. Debido a que es frecuente que la persona se avergüence del padecimiento de esta enfermedad, es usual la automedicación y también que se consulte a menudo primero al farmacéutico antes que al médico.

Es importante que la dispensación de productos para tratarlas esté acompañada de consejos adecuados para su buena utilización y que se eduque en la adopción de determinados hábitos higiénicos y dietéticos que pueden prevenir o paliar la aparición de hemorroides.

Medidas higiénicas

  • Es conveniente lavar la zona anal con agua templada o fría (con o sin jabón neutro) tras cada deposición, para evitar irritaciones. También se pueden usar toallitas húmedas especialmente destinadas a este uso, indicando limpiar con pequeños toquecitos, porque el hecho de frotar puede agravar los síntomas.
  • Realizar el secado de la zona anal con celulosa o algodón, evitando el papel que pueda producir irritación.
  • Debido a que el exceso de lavado puede provocar que desaparezca el manto graso natural de la piel de la zona tratada, es recomendable el uso de vaselina o pomadas antihemorroidales para evitar irritaciones.
  • Realizar baños de asiento en un bidé con agua tibia durante 10 min varias veces al día.

Medidas dietéticas

  • Incremento de la ingesta de alimentos ricos en fibra en la dieta, así como la ingesta de abundantes líquidos al día.
  • Se puede utilizar un laxante estimulante durante uno o dos días para aliviar el estreñimiento hasta que actúen las medidas anteriormente mencionadas.

Medidas farmacológicas

Existen numerosos principios activos a utilizar:

  • Medicamentos anestésicos locales (para calmar el dolor), como la lidocaína o la benzocaína.
  • Corticoides tópicos (para la inflamación), como la hidrocortisona.
  • Principios antipruriginosos (para calmar el picor), como el fenol o el mentol.
  • Medicamentos vasoconstrictores, como la efedrina.
  • Preparados antisépticos (para evitar la infección) como la hexetina.
  • Preparados emolientes (para hidratar la piel), como el “bálsamo de Perú”.
  • Protectores de la piel, como el óxido de zinc y el caolín.

Medidas quirúrgicas

Hay circunstancias en las que el médico aconsejará un tratamiento quirúrgico encaminado a reforzar el mecanismo de sujeción natural de los vasos hemorroidales o a extirpar el problema. Las opciones son:

  • Ligamento de las hemorroides: se coloca una banda elástica en la base de la hemorroide, y, al causar el cese de la circulación sanguínea en ella, ésta se seca a los pocos días y se desprende, dejando una cicatriz. Suele realizarse sin anestesia y de forma ambulatoria, aunque puede requerir varias sesiones de tratamiento.
  • La fotocoagulación con infrarrojos o con láser (contrariamente a la creencia popular, no son menos dolorosas), la electrocoagulación, la escleroterapia (se interrumpe el riego sanguíneo de la hemorroide mediante la inyección de una sustancia química en su base) o la criocirugía no mejoran los resultados obtenidos con la técnica anterior.
  • La anopexia circular mecánica: es una intervención donde se usa una grapadora o bien una sutura mecánica, recolocando y fijando las hemorroides en el interior del ano.
  • La hemorroidectomía: es la intervención quirúrgica consistente en la extirpación completa de las hemorroides. Es la técnica de elección en los casos de fracaso de las ligaduras, en los casos de existencia de trombosis hemorroidal o si nos hallamos ante un caso grave de hemorroides (las denominadas hemorroides de grado IV). Se realiza bajo anestesia y suele requerir una hospitalización y un período de inactividad laboral.

¿SABÍAS QUE…?

  • Las cremas y pomadas pueden utilizarse en las hemorroides internas y externas. Deben aplicarse por la mañana y por la noche y tras cada deposición. Si precisan aplicarse interiormente, se introducirán con la cánula que se incluye en el envase.
  • Los supositorios se recomiendan para las hemorroides internas. La inserción es más fácil cuando el paciente está tumbado o de cuclillas.
  • Las personas que no mejoren de sus síntomas en una semana, las que presenten incontinencia fecal y en las que se aprecie una protusión (abombamiento) de la hemorroide fuera del ano, se aconseja su remisión al médico especialista.
  • Los niños deben derivarse siempre al médico.
  • No es un buen consejo la automedicación. Puede existir interacción entre los medicamentos añadidos y los tratamientos ya administrados habitualmente.
  • Las hemorroides no producen cáncer. No existe ninguna relación entre las hemorroides y el cáncer.