La tensión arterial elevada puede presentarse durante el envejecimiento, se produce por un endurecimiento de las paredes arteriales, esto se traduce en que el corazón tiene que realizar una mayor fuerza para conseguir que la sangre progrese de forma adecuada.
También se puede producir la hipertensión arterial secundaria al consumo de ciertos fármacos como los esteroides y en alteraciones endocrinas a nivel de la suprarrenales.
Las situaciones de estrés dan lugar a un aumento de la tensión, este mecanismo que es fisiológico y natural puede ocasionar una hipertensión mantenida en aquellas personas que presenten una situación de estrés constante.
La hipertensión arterial es un factor de riesgo cardiovascular que puede causar enfermedades como la angina de pecho, el infarto o las trombosis cerebrales.
La tensión se debe medir desde la infancia, en los niños es conveniente medirla entre los 5 y los 14 años al menos una vez.
En los adultos es conveniente controlar la tensión al menos una vez al año desde los 40 años de edad, para establecer un tratamiento cuando se empieza a elevar.
También se toma la tensión a todas las embarazadas a lo largo de la gestación, para prevenir posibles alteraciones de la misma durante el embarazo.
La prueba para controlar la presión arterial es una prueba sencilla, en ella se le indicará que, en la medida de lo posible, se acuda unos 20 minutos antes de la citación a consulta, esto se debe a que la tensión se debe de tomar en reposo. Después, se procede a poner un manguito encima de la flexura de su codo, dicho manguito se infla con aire que produce una presión sobre la arteria del brazo, posteriormente, se va vaciando hasta escuchar el latido, en ese momento se detecta la presión sistólica, y sigue descendiendo la presión de aire hasta que desaparece el latido, y obteniendo la presión sistólica.
Es importante permanecer tranquilo, no fumar en la hora previa a la toma de la tensión, ni consumir excitantes como café o té previamente. Es recomendable acudir un poco antes y permanecer sentado para que la tensión arterial no de más elevada de lo que en realidad el individuo la tiene.
Los valores normales de presión arterial se pueden establecer hasta un valor máximo de 140/90, por encima de este valor presenta una tensión elevada que precisa tratamiento. Estos valores no son iguales a lo largo del día, varían con la actividad física.
Las mujeres hasta la menopausia suelen tener valores inferiores a estas cifras, pudiendo registrar valores hasta de 100/60 considerándose normales.
Los niños tienen presiones arteriales inferiores a los adultos, pero se debe tener en cuenta la altura, y es necesario comparar con tablas, para conocer si la tensión es normal o está elevada en relación al resto de niños.
Aunque se considera normal hasta 140/90, los pacientes que tienen otros factores de riesgo cardiovascular, deben mantener tensiones por debajo de 120/80.
La automedición de tensión arterial se recomienda especialmente en pacientes que se ponen muy nerviosos cuando acuden a la consulta del médico, también se puede recomendar para comprobar las diferentes tensiones a diferentes horas del día, que pueden hacer recomendable variar las horas de toma de la medicación.
La tensión arterial basal que se toma nada más levantarse, es la que mejor permite controlar un buen nivel de tensión arterial.
Para medir la tensión arterial se usan los esfigmomanómetros, aparatos de aire que pueden ser electrónicos o de pared.
Si el paciente se toma la tensión de forma habitual en su domicilio, los aparatos digitales son recomendables, ya que van a permitir un control óptimo por parte del paciente, con un sistema sencillo. Son más recomendables los de brazo que los de muñeca, ya que, estos últimos pueden dar lecturas más altas de lo que realmente tiene el paciente.
En las consultas médicas y de enfermería se controla la tensión arterial por medio de aparatos de aire de pared. Tras hinchar el manguito situado en el brazo, se va bajando la presión hasta localizar, mediante un fonendoscopio, el latido en la arteria del brazo, esto marca la presión sistólica y, posteriormente, se sigue reduciendo hasta que vuelve a desaparecer para conocer la presión diastólica.
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También puedes acceder a un reconocimiento médico cardiológico en el que identificar posibles patologías cardiacas.