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Superar una Ruptura

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Los conflictos de pareja y las rupturas en particular son, cada vez más, una de las principales problemáticas que traen a consulta nuestros pacientes. Y es que cuando el que ha sido el amor de tu vida te deja o terminas con la persona con la que lo has compartido todo los últimos meses o años, te vuelves un poco loco.

Y decimos loco en el sentido de que experimentas sensaciones contradictorias hacia la persona que te ha hecho daño o que ya no quieres en tu vida, o al menos no como pareja; porque según la neurociencia, una ruptura amorosa, devuelve a tu cerebro a la etapa inicial de la relación (cuando parece más bien una obsesión) y de nuevo se reactivan los mismos circuitos que en la fase de enamoramiento, pidiendo más y más de la otra persona, como si de una adicción se tratara, lo que explicaría los mensajes y llamadas al ex, sobre todo cuando estamos desinhibidos por el alcohol y el sexo post ruptura.

En terapia vemos a mucha gente sufrir por temas de desamor y, sobre todo, alarmados y angustiados por llevar varios días experimentando emociones como tristeza, ira o rabia; pero lo cierto es que aunque vivimos en una sociedad en la que está mal visto el dolor y el sufrimiento y transmite que siempre deberíamos estar con la sonrisa puesta, las emociones negativas no sólo no son “malas” sino que además tienen una función:  ayudarnos a procesar la realidad de la pérdida, pues fomenta la introspección y ayuda a adaptarnos mejor a la nueva situación.
El duelo es el proceso psicológico que nos permite adaptarnos a las pérdidas, y en la ruptura de pareja en particular no sólo hay que digerir el haber perdido a la persona que queremos o que habíamos querido tiempo atrás.

Pasar el duelo…

El duelo es el proceso psicológico que nos permite adaptarnos a las pérdidas, y en la ruptura de pareja en particular no sólo hay que digerir el haber perdido a la persona que queremos o que habíamos querido tiempo atrás, sino también la pérdida de parte de nuestra identidad como persona emparejada, lo que hace que nos sintamos algo confusos sobre quienes somos; amigos en común, que algunos se han posicionado con el otro; actividades compartidas, que se realizaban en pareja; y proyectos futuros que se desvanecen rompiendo nuestro camino o guía de vida a seguir.

Todo esto hace que el proceso de duelo por separación sea uno de los más duros y dolorosos que podamos experimentar, pero conocer las fases y algunos consejos sobre cómo sobrellevarlo, pueden evitar que caigas en situaciones que provoquen aún más dolor del ya esperado y ayudarte a avanzar hacia la recuperación, hacia la sensación de “haber pasado página”.

Primera fase: negación

En esta fase, es posible que te niegues a aceptar que la relación ha terminado y probablemente llores con frecuencia. Suelen aparecer síntomas relacionados con la ansiedad como el insomnio, los mareos y la hiperventilación, relacionados, seguramente, con el shock de la noticia. Recomendación:

  • No reprimas el llanto. Cuando censuramos nuestras emociones o no las atendemos debidamente, el cuerpo siente la necesidad de expresarlas somatizándolas (dolor de cabeza, estómago, picores…) y al hacerlas visibles, te obliga a prestarles la atención que realmente requieren.
  • Exprésate, habla contigo mismo y con los demás. Poner palabras a lo que sientes alivia la tensión emocional. Y si esto no es posible, plantéate escribir un diario de lo que piensas o sientes para ayudarte a procesar la información que no acabas de comprender.
  • No te envíes mensajes a ti mismo explicándote la situación como algo pasajero, pues te alejará todavía más de la realidad.

Segunda fase: ira

No todo el mundo pasa por esta fase, pero si este es tu caso, seguramente sientas que tu ex te ha traicionado y te ha tratado de forma injusta. Además, es el momento de buscar el por qué a todo lo que te ha hecho y al no conseguir respuesta, es posible y bastante común, que aparezca agresividad, ansiedad y la necesidad de venganza o castigo. También es probable que a la par, o continuadamente, vivas una “segunda adolescencia” y empieces a salir de copas, a hacer muchas actividades y a sentir la necesidad de empezar a ligar y a gustar, lo que refleja la necesidad de cambios en otras áreas de la vida. Recomendación:

  • Intenta evitar que el sentimiento de ira pase a la acción. Es fácil arrepentirse de los actos desarrollados bajo esta emoción, ya que la razón queda completamente anulada.
  • Practica deporte, técnicas de relajación o meditación para descargar tensión.
  • Recuerda que el odio sólo genera malestar al que lo sufre. Intenta pensar más en tu bienestar que en el malestar del otro, porque si no, seguirás enganchado emocionalmente, pero ahora de forma negativa. Ten en cuenta que cuando no perdonamos y tenemos rencor, el proceso de duelo se cronifica.

Tercera fase: negociación

Es el momento en el que tu cerebro vuelve al principio de la relación y te empuja impulsivamente a buscar acuerdos y soluciones para que tu ex pareja vuelva. En esta fase, es normal que aparezca la tentación de meterse en las redes y rastrear a la otra persona, escribir mensajes, mails, whatsapp o llamadas a la madrugada. Recomendación:

  • Distanciarse hasta estar más estable. Las conductas de aproximación suelen hacer que la persona se aleje todavía más y además nos producen frustración por no conseguir lo que queremos, que vuelva.
  • Evita al máximo los estímulos o situaciones que te recuerden a él o ella (lugares que compartisteis, fotos, canciones…). Si observas que estás a punto de “caer en la tentación”, ponte inmediatamente a hacer otra cosa.

Cuarta fase: culpa

Los sentimientos de culpa pueden aparecer, fundamentalmente por hacernos principales responsable del final de la relación y también por presiones sociales apoyadas en creencias de que el matrimonio o las parejas deben durar para toda la vida. Recomendación:

  • No te culpabilices, no eres el completo responsable de que la relación haya finalizado. Una relación es siempre cosa de dos, y hacerse responsable de la parte en la que uno se ha podido equivocar está bien y es necesario para no volver a cometer los mismos errores en el futuro, pero siempre debe de ir acompañado de un perdón y una atribución de parte de la responsabilidad al otro.
  • Aprende a lidiar con el chantaje emocional de las personas que te rodean que inconscientemente por sus creencias te culpabilizan de que la relación haya finalizado.

Quinta fase: desesperanza

Es la fase más desagradable porque el estado de ánimo y la autoestima se derrumban y comienza una tristeza profunda que te deja sin ganas para hacer nada. Esta tristeza, viene acompañada de pensamientos catastróficos y alarmistas del tipo: “no me voy a enamorar nunca más” y “nadie me va a querer,” que provocan que se desajusten los hábitos de comida y sueño. Recomendación:

  • Permítete estar triste porque es el estado de ánimo en el que te toca estar. La tristeza nos “obliga“ a pararnos y atender eso que tenemos en la cabeza y que nos genera esa emoción. Es como si nos dijera “siéntate, aíslate un rato y asimila qué te pasa y qué tienes que hacer”. Si no lo haces, el resultado es que la tristeza no termina de desaparecer y te acompaña durante todo el proceso sin entender el por qué.
  • Mantente activo. La tristeza a veces es un poco “tramposa” y te incita a quedarte en casa, sin arreglar, comiendo mal, etc., y además te ancla todavía más en los pensamientos negativos. Si te dejas arrastrar por esto, difícilmente saldrás de esta etapa y posiblemente caerás en un espiral de autodestrucción. Lo ideal es combinar ratos de reflexión inundados por la tristeza, con momentos de acción y distracción.
  • Encuentra modelos de rol, es decir ejemplos de hombres o mujeres, que hayan pasado por una situación de ruptura sin mucha dificultad, para que sus historias de motivación puedan ayudarte a continuar.
  • Asigna un nuevo significado a la palabra separación. Una ruptura no es necesariamente sinónimo de fracaso, sino que puede convertirse en sinónimo de esperanza, aprendizaje y nuevas oportunidades
  • Rodéate de los que te quieren y explica cómo te sientes sin monopolizar la conversación. El objetivo es que te desahogues y te sientas arropado por lo demás, pero también distraerte y desviar el foco.

Sexta fase: aceptación

Llega el momento en el que sientes que vas recuperando fuerzas, los pensamientos negativos no son tan habituales y empiezas a asimilar que la persona ya no forma ni formará parte de tu vida; es en esta etapa en la que empiezas a iniciar nuevas rutinas sin él o ella y comienzas a hablar con normalidad y seguridad de tu relación pasada.  Recomendación:

  • Disfruta de tu independencia y de que el tiempo vuelve a ser tuyo por completo. Para ello haz una lista con tareas que vayan de sencillas (comer solo, tomar un café solo, ir al supermercado solo…) a complejas (viajar solo, ir al cine solo, salir a bares solo…) e intenta ir asumiéndolas para tomar consciencia de que no necesitas a nadie para lograr la cosas.
  • Sal de casa, conoce gente, retoma amistades, recupera aficiones, descubre nuevas inquietudes, adopta nuevos hábitos, ponte metas que te ilusionen y sobretodo, haz aquellas actividades que no hacías sólo porque tu pareja no las compartía contigo. Esto te permitirá ocupar el exceso de tiempo libre que ahora sientes y aumentará tu satisfacción personal.

Y por fin… la superación

Llegados a este punto, ya estás preparado para analizar y evaluar los errores cometidos en la relación y así poder aprender de ellos. Esto puede hacer que te plantees tu estilo de vida y la manera en cómo te relacionas con los demás para cambiarlas cara el futuro. Recomendación:

  • Darle un sentido a la ruptura y obtener de ella un aprendizaje con el que salgas fortalecido.

Hay que tener en cuenta que las etapas del duelo no suelen presentarse de forma ordenada o incluso pueden solaparse o retroceder a una fase anterior que se creía superada, pero si estás pasando por esta situación y crees que el duelo ya debería haber finalizado, te animo a que te pongas en contacto con un profesional para ayudarte a salir de la etapa en la que te hayas quedado estancado.