Consejos generales para perder peso después del verano:
Una dieta equilibrada es la mejor dieta para perder peso, no se deben hacer dietas carenciales en las cuales un alimento no se consuma.
Es necesario comer cereales, patatas, pasta, pan integral o arroz en dosis de seis raciones al día, de 4 a 6 raciones de verduras y, al menos, 2 piezas de fruta diarias. La carne, pescado y huevos, junto con frutos secos y legumbres, se deben consumir diariamente.
Una ración de carne debe consistir en 100 gr y una de pescado, de 150 gr.
Los alimentos grasos deben ser consumidos de forma muy esporádica y los alimentos ultraprocesados evitarlos en todos los casos.
Debe beberse unos 2 litros de agua al día, teniendo en cuenta que se pueden consumir infusiones como parte de esa ingesta de líquidos diaria, sin azúcar ni edulcorantes añadidos.
No se deben consumir bebidas azucaradas, ni alcohol. En las dietas adelgazantes, la cerveza no está recomendada, tanto por su contenido en alcohol, como por la presencia de cebada y lúpulo que provocan un aumento de grasa abdominal.
No es recomendable usar sustancias que ayudan a adelgazar, el consumo de las mismas puede tener un efecto rebote al abandonarlas, que harán que se engorde rápidamente. En las dietas no existen los milagros, seguir una alimentación correcta y mantenerla nos permite mantener nuestro peso ideal, siempre combinándolo con la presencia de ejercicio físico adecuado a la edad y vida de la persona.
Muchas de las sustancias que se ingieren para adelgazar impiden la correcta absorción de la grasa, esto puede dar lugar a que se produzca una falta de las vitaminas que son hidrosolubles, como es el ejemplo de la vitamina D.
En muchos casos, estas sustancias son diuréticos que lo que hacen es que perdamos líquido, dando una falsa sensación de pérdida de peso al forzar la diuresis y, por tanto, la pérdida de líquido, pudiendo producir disminución de la tensión y, en muchos casos, pudiendo dar lugar a una deshidratación.
Incluso si los productos son de herbolario y naturales, no deben ser usados sin el consejo de un médico, ya que estos productos pueden interferir con sustancias que el paciente tome, y no siempre son inocuos para la salud.
El ejercicio es imprescindible para mantener la calidad de vida y un peso adecuado.
Cuando hablemos de ejercicio, lo hacemos de ejercicio vigoroso, aunque no siempre es posible por la edad del paciente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, según los tramos de edad, el tiempo óptimo de ejercicio.
En niños de hasta 18 años, el ejercicio debe ser de al menos 1 hora diaria, teniendo en cuenta que los juegos en los cuales se corre, se salta o juega al balón, se consideran parte de este ejercicio.
Las personas de más de 18 años y hasta 64, pueden realizar ejercicio hasta 300 minutos a la semana, que se reducen a 150 para las personas mayores de esta edad.
El ejercicio debe estar adaptado a las posibilidades de la persona, la gente más joven puede practicar deportes de equipo o similares, los adultos más mayores pueden hacer natación, aerobic, pilates o deportes de raqueta.
Los ancianos, además de ejercicios gimnásticos adaptados a su edad, pueden realizar ejercicios que les ayuden en el equilibrio como son tai chi, pilates o yoga, pueden realizar ejercicios de natación y, las personas más mayores, con caminar todos los días puede ser suficiente.
Además del deporte, hay prácticas sencillas que puede realizar todo el mundo para incluir el ejercicio en nuestras rutinas diarias y aumentar la cantidad realizada, como subir las escaleras en vez de utilizar el ascensor, bajarse antes de la parada correspondiente en transporte público y hacer el resto del recorrido a pie, etc.
Igualmente, ir a buscar a los niños al colegio y llevarlos andando a casa, estimula que los niños hagan ejercicio y lo integren como parte de su vida.
Es importante que, tras el verano, no abandonemos las actividades físicas como caminar o hacer senderismo que se realizan con mayor asiduidad durante el periodo veraniego.