Descarga la aplicación
google play storeapple store


  1. Savia
  2. Contenidos de salud
  3. Qué Son y Para Qué Sirven los Antiinflamatorios

Qué Son y Para Qué Sirven los Antiinflamatorios

Regístrate y recibe un mes de servicios ilimitados gratuitos en Savia
videoconsulta 24 horasVideoconsulta 24 horas
chat médico 24 horasChat médico 24 horas
evaluador de síntomasEvaluador de síntomas
Regístrate ahora gratis

Los antiinflamatorios no esteroideos o AINE son los medicamentos analgésicos más utilizados en todo el mundo. Son unos medicamentos que se emplean para aliviar el dolor derivado de la inflamación de los tejidos, así como los síntomas de fiebre propios de diversas infecciones, tanto víricas como bacterianas.

Los antiinflamatorios no esteroideos o AINE son los medicamentos analgésicos más utilizados en todo el mundo.

Los AINE se denomina «no esteroideos” para diferenciarlos claramente de los antiinflamatorios naturales del organismo, que son los corticoides que producen las glándulas suprarrenales y que tienen un importante efecto antiinflamatorio.

La acción de los antiinflamatorios no esteroideos se basa en:

  • Aliviar el dolor.
  • Reducir la inflamación.
  • Bajar la fiebre (acción antipirética).

Los AINE ejercen sus efectos mediante la inhibición de la enzima llamada ciclooxigenasa. Estas sustancias inhiben la actividad tanto de la ciclooxigenasa-1 (COX-1) como a la ciclooxigenasa-2 (COX-2) y, por lo tanto, la síntesis de prostaglandinas y tromboxanos, que son una serie de sustancia que vehiculizan los procesos inflamatorios. Se considera que precisamente la inhibición de la COX-2 es la que produce el efecto antiinflamatorio, analgésico y antipirético de los AINE. No obstante, la mayoría de ellos inhiben también las COX-1, lo cual es el motivo de los principales riesgos de estos fármacos, como son las hemorragias digestivas y las úlceras gastroduodenales.

El ácido acetilsalicílico o aspirina fue el primer AINE que se descubrió y comercializó. Con el paso de los años se han desarrollado muchos otros fármacos y, de hecho, la aspirina se ha reservado para otras patologías, sobre todo por su papel antiagregante de la sangre. Inicialmente el paracetamol, que es el analgésico y apirético más utilizado, se consideraba también un AINE, pero finalmente se lo ha eliminado de la lista de AINE dado a los escasos efectos antiinflamatorios de la molécula.

Los principales AINE que existen en el mercado son:

  • Ácido acetilsalicílico.
  • Indometacina.
  • Diclofenaco.
  • Aceclofenaco.
  • Ketorolaco.
  • Piroxicam.
  • Meloxicam.
  • Ibuprofeno.
  • Dexketoprofeno.
  • Naproxeno.
  • Celecoxib y derivados.

Buen uso

Los antiinflamatorios no esteroideos, junto con el paracetamol, están incluidos en el primer escalón de la escala terapéutica de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su uso está muy extendido, especialmente el del ibuprofeno en combinación con el paracetamol para controlar la fiebre, o bien para los procesos dolorosos. Pese a que son un buen analgésico, no dejan de ser fármacos con sus efectos secundarios, con lo cual se tiene que tener precaución a la hora de tomarlos. Quizás para un simple dolor de cabeza o unas décimas de fiebre por un proceso infeccioso vírico vale más la pena tomar paracetamol en vez de abusar el uso de antiinflamatorios no esteroideos y reservar estos para otras patologías donde la inflamación de los tejidos sea la causa del dolor, como en una amigdalitis o en una ciatalgia.

¿Efectos adversos?

Los principales efectos adversos de los antiinflamatorios son a nivel gastrointestinal, renal y cardiovascular.

  • El principal efecto adverso de los AINE es su efecto sobre la mucosa del tubo digestivo, sobre todo a nivel gástrico y duodenal. El efecto de los AINE sobre las prostaglandinas, que juegan un papel importante en la protección de la mucosa del estómago, y sobre el aflujo de sangre a dicha mucosa favorece que se produzcan lesiones ulcerativas en el estómago. El hecho de tomar AINE de manera puntual no implica que necesariamente se vaya a padecer una úlcera gastroduodenal, sino que su uso prolongado y mal indicado puede favorecer su aparición, sobre todo en pacientes de más de 60 años, con antecedentes de úlcera gastroduodenal, tratamientos prolongados o enfermedades graves asociadas de base. En estos pacientes es aconsejable que, en caso de tomar AINE se añada al tratamiento un protector gástrico, como el misoprostol o bien un inhibidor de la bomba de protones como el omeprazol.
  • La gran mayoría de los AINE aumenta la tensión arterial, tanto en personas ya hipertensas de base como en personas sanas. El hecho de ser hipertenso no contraindica que se pueda tomar un AINE de manera puntual y bien indicada, pero se tiene que ser consciente de que su uso en estos pacientes puede alterar las cifras de tensión arterial.
  • Asimismo, los AINE disminuyen la producción de prostaglandinas también a nivel renal, lo cual afecta a la función de depuración de los riñones, que retienen más agua e iones, y producen cambios bioquímicos que propician la elevación de las cifras de tensión arterial, a la vez que contrarrestan los efectos de varios fármacos hipotensores, como los diuréticos, los betabloqueantes o los IECA. A la larga, el uso prolongado de AINE puede causar daños en el tejido renal, de manera que su función se vea alterada.

En conclusión…

Los AINE son pues un buen fármaco siempre y cuando su uso esté indicado por un médico en la dosis y duración adecuadas. Su uso generalizado (especialmente del ibuprofeno) y la posibilidad de adquirirlos sin receta médica ha hecho que muchas veces se usen sin indicación y se abuse de ellos para tratar dolores que con un analgésico como el paracetamol o el metamizol podría tratarse. Su mal uso y su abuso condicionan que, cuando realmente estén indicados, no nos sean útiles porque el umbral del dolor ya está sesgado. Por ello se tiene que ser consciente de cuándo están realmente indicados, no tomarlos con mayor frecuencia o durante mayor tiempo del indicado por el médico y, sobre todo, tener presente que, como todo fármaco, no están exentos de efectos secundarios potencialmente graves si se abusa de ellos.