¿Qué es un tendón y para qué sirve? Ante todo, vamos a recordar que un tendón es un haz de fibras de tejido conjuntivo semielástico que une el músculo al hueso. Más claramente, es como una goma elástica que confiere al músculo la capacidad de extenderse. ¿Y qué pasa si esta goma se inflama por cualquier motivo? Hablaríamos de una tendinitis, que es un tipo de tendinopatía.
Para ser puristas no. La tendinitis es una inflamación del trayecto tendinoso que produce dolor, incapacidad funcional e incluso crepitación. En cambio, deberíamos utilizar el término tendinopatía para hacer referencia a cualquier afectación del tendón, sea o no tendinitis. Entonces, ¿existen otras lesiones en el tendón diferentes a la tendinitis? Por supuesto que sí: ruptura parcial o total del tendón, calcificación intratendinosa, desinserción tendinosa y tendinosis (degeneración de las fibras que componen el tendón, normalmente como consecuencia de la edad).
Ahora ya tenemos claro que una tendinitis es un tipo de tendinopatía. Por ello, ante una afectación del tendón, si no tenemos la certeza de que se trate de una inflamación o tendinitis, debemos usar el término de tendinopatía.
El dolor intenso al realizar algún movimiento en el que se vea involucrado ese tendón y, por extensión, la incapacidad funcional de la zona. Un dolor en el tendón puede ser debido a una simple posición forzada al dormir cuya evolución va a ser buena a las pocas horas. Sin embargo, puede debutar así un problema de tendón, de un día para otro y sin ningún traumatismo desencadenante. Tengo que decirte que, cuando esto ocurre, es porque el tendón hace tiempo que sufre alguna patología.
Las tendinopatías pueden ser causadas por factores muy diferentes. Estos son los más relevantes:
Debemos acudir a visita médica. Tanto el traumatólogo como el reumatólogo pueden abordar esta patología al inicio. Cuando los recursos médicos se agotan y debe recurrirse a la cirugía es el traumatólogo quién la realiza.
En la mayoría de los casos los síntomas que manifiesta el paciente son decisorios. Debemos confirmar el diagnóstico mediante una exploración física exhaustiva y, muy probablemente, mediante una prueba complementaria.
Normalmente la primera prueba que se realiza ante un dolor en una articulación es una radiografía para ver la calidad ósea y descartar la posible presencia de una calcificación, por ejemplo. Pero no olvidemos que los tendones son radiotransparentes por lo que no nos va a ser posible estudiar su trayecto en una radiografía. Si realmente la sospecha de lesión tendinosa es alta vamos a precisar la realización de una ecografía o una resonancia magnética nuclear para llegar al diagnóstico definitivo.
Una vez se llegue al diagnóstico de certeza tenemos que abordar el tratamiento más indicado para cada caso. La batería de tratamientos utilizada es muy amplia. Voy a tratar de darte una pincelada al respecto.
Por su importancia en la actualidad, vamos a hacer especial hincapié en el tratamiento mediante PRFC (Plasma Rico en Factores de Crecimiento). Se obtiene a partir de una extracción de sangre de la propia persona en la que se separan sus componentes en dos: Plasma Rico en Plaquetas (PRP) y Plasma Pobre en Plaquetas (PPP).
Del primero se obtiene un gel de proteínas rico en plaquetas que se inyecta en el lugar afectado. Es, pues, un producto autólogo (obtenido del propio paciente) y, por tanto, bioseguro. Induce la liberación de factores de crecimiento plaquetarios con propiedades biológicas que favorecen la regeneración de los tejidos. Es una de las opciones terapéuticas en pacientes con procesos artrósico-degenerativos, aunque, como el resto de tratamientos, no todos los pacientes tratados obtienen el beneficio esperado. Los objetivos que persigue son el alivio del dolor y el mantenimiento de su capacidad funcional.
Finalmente, cuando se ha controlado el dolor, se recomienda ejercicio terapéutico (ejercicios musculares isométricos e isotónicos moderados) para fortalecer el tendón. Se intenta la reincorporación del paciente a su actividad cotidiana de manera progresiva para recuperar la calidad de vida anterior.