Las paniculitis son diferentes procesos que se caracterizan por inflamar la grasa que hay debajo de la piel. Son más frecuentes en las mujeres que en los hombres (seguramente por la diferente distribución de la grasa). En general, producen enrojecimiento, dolor y bultos que suelen afectar sobre todo a las piernas. Existen diferentes tipos según la forma de producirse la inflamación, y algunos pueden asociarse con enfermedades que pueden producir inflamación en otros órganos.
La paniculitis más frecuente se llama eritema nudoso. Es una enfermedad que se manifiesta en forma de bultos en las espinillas (la cara anterior de las piernas), muy dolorosos, que parecen golpes o hematomas.
En la mitad de los casos, el eritema nudoso es una enfermedad sin una causa conocida. En el resto de los casos, se puede ver asociado a enfermedades internas (amigdalitis, sarcoidosis o tuberculosis, por ejemplo), o al consumo de algunos medicamentos, como los anticonceptivos orales. En algunos casos puede aparecer en mujeres embarazadas.
Existe un tipo de linfoma (cáncer de las células de la sangre) que puede simular una paniculitis, en forma de bultos en las piernas, y es importantísimo diagnosticarlo para instaurar un buen tratamiento y prevenir la extensión del linfoma.
Algunas paniculitis pueden diagnosticarse con la simple exploración clínica, pero en otras es necesario realizar una biopsia profunda, obteniendo un poco de piel y grasa para analizarla en el microscopio. Una alternativa o un complemento a la biopsia puede ser una exploración mediante ecografía, que no necesita de anestesia ni de curar una herida en la piel con puntos de sutura. Además, puede ser necesario descartar las infecciones mediante cultivos en el laboratorio, u otras pruebas. Si cabe descartar enfermedades como la tuberculosis o la sarcoidosis, el médico puede necesitar una radiografía del tórax u otros tests. En el caso de paniculitis asociadas a tromboflebitis o mala circulación venosa (varices) puede ser necesaria una consulta al cirujano vascular para practicar pruebas como el Doppler y valorar el grado de afectación de las venas de las piernas.
En la mayoría de las paniculitis será de ayuda el reposo en domicilio, con las piernas elevadas. Una paniculitis no cura si no se realiza el reposo adecuado. Su médico le recetará medicamentos que controlen la inflamación de la grasa, en función de cada tipo de paniculitis. En algunos casos, antiinflamatorios simples como el ibuprofeno o el naproxeno pueden ser suficientes. En otros casos, un medicamento muy empleado es el yoduro potásico. En las paniculitis esclerosantes asociadas a la mala circulación venosa y a las tromboflebitis puede ser necesario emplear medicamentos anticoagulantes para evitar la formación de trombos o coágulos. Además, cada tipo de paniculitis tendrá un tratamiento específico y en función de si constituye una parte de otra enfermedad, como la sarcoidosis o la tuberculosis.