Actualizado el 23/02/2022
Existen muchos tipos de manchas que pueden aparecer en la piel por diferentes causas. Entre ellas, las manchas que afectan al rostro de algunas mujeres jóvenes relacionadas con disfunciones hormonales reciben el nombre de cloasma o melasma. También pueden aparecer en personas de todas las edades que han pasado episodios de estrés importante. Estas pigmentaciones irregulares además de indicarnos que existe una alteración hormonal, un estrés continuado o un envejecimiento precoz, afecta negativamente a la autoestima y el bienestar emocional de la persona. El cloasma debe ser tratado por un Dermatólogo.
Resuelve tus dudas sobre la salud de la piel consultando con un Dermatólogo.
Reserva ya tu cita
Se denomina cloasma o melasma (mancha oscura en griego) a la aparición de manchas en la piel en la zona del rostro, principalmente en la frente, las mejillas o el labio superior.
Se trata de manchas por hiperpigmentación de melanina en la epidermis y la dermis. Son de color marrón y aparecen, principalmente, en mujeres en edad fértil y suelen asociarse a estímulos hormonales como los que suceden durante el embarazo o el tratamiento con anticonceptivos orales.
Se estima que hasta un 25% de las mujeres expuestas a estrógenos exógenos (anticonceptivos orales y terapia sustitutoria hormonal) pueden desarrollar cloasma. Durante el embarazo, la prevalencia es todavía mayor, llegando a afectar al 75% de las mujeres.
Accede a un tratamiento de eliminación de manchas tipo melasma muy cerca de ti.
Las manchas son de color marrón, asimétricas y presentan bordes dentados, irregulares y de tamaño variable. Se localizan en áreas con exposición a la luz como la frente, el bigote o los pómulos, aunque también pueden aparecer en los antebrazos, el escote o la espalda. Su desarrollo suele ser lento.
Por su localización, el cloasma se puede clasificar en diferentes patrones. El patrón centrofacial es el más común, con lesiones localizadas en la frente, la región infraorbitaria, mejillas, dorso de la nariz, en el labio superior y la barbilla.
En el patrón malar la hiperpigmentación está localizada en las mejillas y la nariz. Finalmente, el patrón mandibular presenta las lesiones en la zona de la mandíbula. El melasma también puede afectar a escote y brazos.
La producción de melanina es el principal mecanismo de protección de la piel humana contra el daño inducido por la luz ultravioleta.
Las causas del melasma no son del todo conocidas, pero existen evidencias de que intervienen en su aparición factores genéticos, hormonales, vasculares, inmunológicos e inflamatorios. También pueden participar factores como la exposición a radiación ultravioleta, algunos medicamentos y ciertos cosméticos.
Los estrógenos femeninos hacen acumular la melanina y aumentar la pigmentación de la piel. De este modo, el melasma suele aparecer con los embarazos −entre el cuarto y el sexto mes− y con la toma de anticonceptivos que contienen estrógenos.
Afecta más a las mujeres de piel morena, y cuando aparece a lo largo de un embarazo es más probable que vuelva a aparecer en embarazos posteriores.
El estrés continuado también resulta en desequilibrios hormonales que pueden desencadenar un cloasma. En estos casos además se van a agotar los depósitos de antioxidantes endógenos y en la piel se traducirá por la aparición de alteraciones en la pigmentación.
Actualmente, se sabe que la exposición prolongada a la luz azul de las pantallas, en personas con predisposición, también puede ser causa de aparición de cloasmas.
Otras causas reportadas con menor frecuencia incluyen patologías de la tiroides, como hipertiroidismo e hipotiroidismo.
El diagnóstico de melasma se basa en la historia clínica y el hallazgo de máculas hiperpigmentadas observadas con luz natural. Los elementos de la historia que apoyan el diagnóstico incluyen, principalmente, la aparición relacionada con el embarazo, el uso de anticonceptivos orales, estrés continuado los años anteriores a su aparición y los antecedentes familiares.
Para la exploración se puede utilizar una lámpara de Wood con luz ultravioleta para evaluar la profundidad de la pigmentación y determinar mejor las opciones de tratamiento.
Las lesiones hiperpigmentarias a menudo son difíciles de tratar. Es fundamental evitar los factores desencadenantes, junto con el uso de agentes tópicos despigmentantes para rebajar el color de las manchas. Se suelen combinar con protectores solares de factor elevado para evitar que la luz provoque más pigmentación en la piel.
Entre los tratamientos más habituales se encuentran:
Otros tratamientos como los peelings químicos y la terapia lumínica de baja intensidad son modalidades adicionales que han mostrado ser útiles como terapias coadyuvantes del tratamiento tópico. En todos los casos es importante evitar tratamientos agresivos porque, aunque éstos inicialmente pueden producir una mejoría, la inflamación que causan dichos tratamientos pueden provocar un rebrote y empeorar las manchas. Muchas veces es conveniente realizar una combinación de tratamientos y tener en cuenta que, dado que la piel tiene memoria, no debe bajarse la guardia y se deben seguir las indicaciones del dermatólogo porque las recurrencias son frecuentes en este tipo de patología de la piel.
Muchas de las dudas que pueden surgir con respecto a la salud de la piel se pueden solucionar fácilmente consultando con un Dermatólogo.
Accede a un tratamiento de eliminación de manchas tipo melasma muy cerca de ti.