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Qué Debes Saber Sobre la Mamografía

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La importancia de la mamografía radica en que permite detectar el cáncer en algunos casos dos años antes de que éste sea palpable y detectable, tanto por el médico como por la propia paciente. La mamografía es una prueba de imagen radiológica que permite explorar las mamas y detectar precozmente el cáncer de mama.
El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres occidentales. Por ello es tan importante su diagnóstico precoz, basado en la mamografía de control, para diagnosticarlo en sus primeras etapas, pues en esta fase casi todos se pueden curar.

Sobre el cáncer de mama…

El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres occidentales. De hecho, se considera que una de cada ocho de nosotras desarrollará un cáncer de mama a lo largo de su vida. Por ello es tan importante su diagnóstico precoz, basado en la mamografía de control, para diagnosticarlo en sus primeras etapas, pues en esta fase casi todos se pueden curar.

La mamografía permite detectar el cáncer en algunos casos dos años antes de que éste sea palpable y detectable, por el médico o por la propia paciente. Utiliza rayos X de baja dosis para tener una imagen de la trama que dibuja el tejido mamario. Inicialmente el cáncer se diagnostica por distorsiones de esta trama o agrupaciones de pequeños depósitos de calcio que harán sospechar el inicio de un tumor maligno de mama.

¿Cómo se obtiene la imagen?

Técnicamente para obtener esta imagen habrá que colocar la mama en el mamógrafo y ponerla entre dos planos de fibra de metacrilato, que tienen la finalidad de comprimir la mama para extender al máximo el tejido e inmovilizarlo para que la imagen sea lo más nítida posible. Las proyecciones habituales de rutina son de arriba a abajo y de perfil de ambas mamas, es decir, cuatro proyecciones (o “fotos”) en total. Esta compresión puede resultar discretamente molesta o algo dolorosa en pacientes especialmente sensibles, pero en cualquier caso es una molestia puntual, el procedimiento dura escasos minutos y habitualmente no persiste la incomodidad una vez finalizada la prueba.

¿Cómo acudir a realizarse la mamografía?

Para realizar una mamografía no es necesaria ninguna preparación. Como única recomendación mencionaremos no utilizar según qué tipo de desodorantes o lociones que puedan tener talco o minerales pues pueden hacer opacificar la imagen obtenida. Por otro lado, y para minimizar la molestia que puede ocasionar, es preferible realizar la mamografía los días posteriores a la regla, pues durante la menstruación y los días previos los senos suelen estar más sensibles. Los rayos X no persisten en los tejidos después de realizar la prueba, con lo que se puede llevar a cabo, si es necesario, en madres lactantes.

¿Cómo se realiza?

Una vez el técnico de radiología ha colocado las mamas en la posición adecuada se proyectará una baja dosis de rayos X sobre las mamas, que atravesarán todo su grosor componiendo una imagen sobre un “medio”. Este “medio” clásicamente era una placa de radiografía que se revelaba como una fotografía, pero actualmente los mamógrafos utilizan sistemas digitales en los que la imagen se compone de sistemas electrónicos igual que las cámaras digitales y se pueden revisar en la pantalla del ordenador y transportarse en un CD.  

En función de la densidad de cada tejido se absorben más o menos rayos X, por tanto, la cantidad de rayos que atravesarán todo el grosor quedará más o menos atenuada como sucede cuando la luz impacta sobre el negativo de una fotografía: si emitimos los rayos X sobre el aire, sin que tengan que atravesar ningún tejido, todos los rayos emitidos llegarán a la placa o sistema digital, con lo que quedará totalmente “negro”. Si el tejido atravesado es muy denso, como un hueso, un metal o una prótesis el tejido absorberá casi todos los rayos y apenas llegarán rayos a impactar en la placa, con lo que la silueta trazada sobre la radiografía será “blanca”. Si los tejidos son intermedios, como grasa y músculos, serán más o menos “grises” según su densidad. De este modo es como se componen las imágenes de las radiografías y mamografías.

Los mamógrafos han sufrido una importante evolución en los últimos años, disminuyendo mucho la cantidad de irradiación necesaria, concentrando los rayos sobre el tejido a estudiar y así evitando la dispersión y exposición de otros tejidos, y mejorando la resolución de la imagen en soportes digitales. Se ha introducido la tomografía digital en la exploración mamaria que, al  hacer un “barrido” sobre toda la mama, permite componer imágenes en tres dimensiones.

Aun así, no se puede negar que hay un impacto de los rayos X sobre los tejidos, pero hoy en día, con los aparatos actuales, se puede asegurar que el riesgo que suponen es absolutamente asumible y compensa con creces el beneficio obtenido al poder diagnosticar los tumores de mama con tanta precocidad.

¿Cuándo hacerse una mamografía?

Los protocolos de frecuencia de mamografías de cribaje varían de unos países a otros, y se basan en criterios de salud, pero sobre todo económicos. El protocolo del colegio de radiólogos de Estados Unidos y del Instituto Nacional del Cáncer recomienda una mamografía anual a partir de los 40 años en mujeres sin riesgo añadido de cáncer de mama.

Pueden haber circunstancias que le resten resolución a la mamografía y, por tanto, nos coloquen en situación de riesgo de que una lesión pase desapercibida, como puede ser el caso de pacientes portadoras de prótesis mamarias y de mamas muy “densas”, muy “fibrosas”. En estos casos es de ayuda complementar el estudio mamográfico con una ecografía mamaria. Habitualmente, cuanto más joven es la mujer, más densas son sus mamas, por lo que es común solicitar el complemento de la ecografía a las mujeres en edad menstrual.

MAMOGRAFÍA Y ECOGRAFÍA MAMARIA

Quizás te preguntes: ¿por qué no realizamos ecografía mamaria en lugar de mamografía para ahorrarnos el tema de la irradiación? Pues no es equivalente: la prueba realmente eficaz para el diagnóstico precoz es la mamografía, la ecografía es complementaria para sacar más información a una imagen dudosa en la mamografía o como prueba única en mujeres muy jóvenes en las que no se pretende hacer un despistaje de cáncer sino hacer un estudio con sospecha de benignidad.

Conservar las mamografías previas

No hay dos mamas iguales, cada una es característica, como las huellas digitales, y el patrón de cada una, aunque puede irse modificando a lo largo de los años, se mantiene constante en su estructura. Por este motivo, es importante conservar las imágenes de mamografías previas y aportarlas en futuros exámenes pues son de ayuda para observar cambios evolutivos. Informa al centro si te has sometido a alguna cirugía en la mama pues obviamente las cicatrices de los tejidos se plasmarán en la imagen obtenida.

¿Y si se observa una imagen sospechosa?

Si en una mamografía se observa alguna imagen sospechosa puede ser que el radiólogo indique la práctica de nuevas proyecciones en otra posición, y en ocasiones se proponga una punción o biopsia para analizar los tejidos. Esto no tiene por qué ser sinónimo de sospecha de cáncer, pues actualmente la tendencia es la de biopsiar lesiones de aspecto benigno para efectivamente confirmar su benignidad. Y si desgraciadamente la sospecha es de malignidad y así lo confirma la biopsia ten siempre una actitud positiva porque, como he dicho al inicio, actualmente la mayoría de los cánceres de mama se curan.

Por tanto, mi recomendación es hacerse los controles periódicos, pues es mucho lo que nos puede beneficiar este acto.