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Qué Debes Saber Sobre el TAC

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Poco suele interesar saber qué es o cómo funciona hasta que no nos han de realizar uno. Pues bien, si es tu caso, te diremos que mediante las imágenes de un TAC se pueden analizar diferentes estructuras del organismo, lo que permite el diagnóstico de fracturas óseas, hemorragias internas, tumores o infecciones en órganos internos. Sin esta tecnología no podríamos realizar muchos de los diagnósticos de certeza que hoy en día realizamos. Asimismo, permite estudiar la forma de las vértebras de la columna, los discos intervertebrales y la médula espinal.
El TAC es una prueba de imagen que no es dolorosa, que dura menos de un minuto y que proporciona imágenes de gran calidad y precisión.

¿Qué es?

Una tomografía axial computarizada, llamada habitualmente TAC o escáner, es una prueba diagnóstica que emplea la tecnología de los rayos X asociada a un sistema informático que se encarga de procesar las imágenes generadas y que permite, de ese modo, obtener una serie de imágenes que son secciones, es decir, imágenes radiológicas a diferentes planos de profundidad, de las estructuras que se están estudiando. Asimismo, si es preciso, la tecnología informática permite recrear una imagen tridimensional conformada a partir de estas secciones. De hecho, la palabra tomografía deriva del griego y significa literalmente “imágenes de cortes”.

En algunos casos, al realizar la prueba, se puede utilizar un contraste yodado. Se trata de un líquido que se introduce por la vena y que se aprecia en las imágenes, lo cual permite estudiar mejor ciertas estructuras, como los vasos sanguíneos o las cavidades cerebrales con líquido cefalorraquídeo.

¿Qué permite explorar?

El TAC permite explorar diferentes estructuras del organismo:

  • Cerebro y cráneo.
  • Senos paranasales.
  • Dental.
  • Columna cervical, dorsal y lumbar.
  • Tórax (mediastino, pulmones, corazón).
  • Abdominal (hígado, vías biliares, bazo, páncreas, grandes vasos).
  • Urológico (riñones, uréteres, vejiga, próstata).
  • Ginecológico (útero, ovarios).

El TAC es una prueba de imagen que no es dolorosa, que dura menos de un minuto y que proporciona imágenes de gran calidad y precisión. En caso de que se tenga que poner contraste puede durar un poco más, dado que se tiene que coger una vía venosa para poder poner el contraste. Si se tiene que utilizar contraste se debe acudir a la prueba en ayunas. En otras ocasiones, para estudiar estructuras digestivas, sobre todo, puede que se tenga que tomar un contraste vía oral o mediante un enema anal. En caso de utilizar contraste la prueba la exploración puede durar un poco más. Siempre debe de informarse al equipo médico de los antecedentes de alergia a contrastes radiológicos.

¿Cómo se realiza?

La exploración se lleva a cabo con el paciente estirado sobre una camilla que se desplaza mecánicamente guiada por el técnico radiólogo. De esta manera se hace avanzar el cuerpo del paciente a través del tomógrafo, que tiene la forma de un aro que rodea al paciente. A medida que se avanza se van realizando las radiografías seriadas que luego el ordenador recompondrá. La persona a la que se le realiza el TAC tiene que estar relajada e inmóvil. En todo momento el paciente es supervisado por los técnicos de radiología, que se comunican con el paciente por un sistema de megafonía, indicando cuándo tiene que aguantar la respiración mientras se realiza la captación de las imágenes.

El TAC, al igual que las radiografías, supone una exposición a rayos X, pero mayor, dado que a efectos prácticos es como realizar muchas radiografías. La unidad de medición de la radiación es el milisievert (mSv). Los diferentes tejidos del cuerpo son más o menos sensibles a estas radiaciones. Mientras que una radiografía de tórax o de abdomen supone una exposición de unos 0,1 y 7 mSv, un TAC conlleva una radiación superior, de 7 y 10 mSV respectivamente. La radiación se acumula y puede causar daño en los tejidos a largo plazo, de manera que es muy importante que el TAC se realice cuando sea realmente preciso y no como una prueba rutinaria.

¿Es seguro?

  • Se tiene que tomar especial precaución con las mujeres embarazadas. Si el TAC es craneal o torácico no existe ningún problema. Si la exploración supone irradiar la cavidad abdominal o la pelvis y, por lo tanto, el feto, se debe valorar la posibilidad de realizar otro tipo de exploración, como una resonancia magnética o una ecografía.
  • Asimismo, debido a que los niños son más sensibles a la radiación, se les debe someter a un TAC solamente si dicha prueba fuese esencial para poder llegar a un diagnóstico de certeza. No se les debe realizar estudios por TAC de manera seriada a menos que sea estrictamente necesario para el seguimiento de una enfermedad en concreto.

El TAC es, por lo tanto, una prueba esencialmente sencilla, segura y rápida que nos permite obtener mucha información y facilita el diagnóstico. De todos modos, no siempre es la mejor opción como prueba de imagen, así que tendrá que ser el médico quien determine la pertinencia o no de la realización de una exploración que no está exenta de riesgos, tanto por la radicación como por el contraste.