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Qué Debes Saber sobre el Sida

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Hoy en día, gracias a los avances en la medicación, la mayoría de personas infectadas por el VIH (virus de inmunodeficiencia humana) no llegan a desarrollar el sida. El sida no es sinónimo de infección por el VIH sin más, sino que solamente hace referencia al estadio final de la infección por este virus.
El sida no es sinónimo de infección por el VIH sin más, sino que solamente hace referencia al estadio final de la infección por este virus.

Cómo se contrae

El VIH o virus de la inmunodeficiencia humana es un virus de la familia de los retrovirus. Se conocen solamente dos variedades de este virus, el VIH-I, que es el más habitual, y el VIH-II, que solamente se ha descrito en África. El VIH se puede contraer por diversas vías:

  • Transmisión sexual: es actualmente la principal vía de transmisión actual y se puede dar tanto en Relaciones heterosexuales como homosexuales.
  • Transmisión sanguínea: por el uso de jeringuillas compartidas en personas adictas a drogas intravenosas, pinchazos con material quirúrgico o médico con sangre de una persona portadora del VIH.
  • Transmisión materno-fetal o vertical: el VIH se puede trasmitir de la mujer infectada al feto durante el embarazo o en el momento del parto; asimismo, también se puede transmitir mediante la lactancia.

Cómo actúa

El VIH ataca a un tipo concreto de células de defensa, los linfocitos CD4, y es esta afectación del sistema inmunitario lo que conlleva las infecciones secundarias graves y potencialmente mortales o los tumores malignos que pueden desarrollarse cuando el sistema inmunitario es muy deficitario.

Cómo se desarrolla

La infección por el VIH se desarrolla en general a lo largo de tres fases:

  • Infección aguda o primoinfección.
  • Fase asintomática.
  • Enfermedad avanzada o sida.

Habitualmente la infección aguda no mata a la persona que se infecta, sino que el virus permanece aletargado en el organismo y se convierte en una infección crónica que puede permanecer en este estado, sin causar síntomas, durante años hasta que, sin un tratamiento adecuado, el sistema inmunitario comienza a fallar y surgen las complicaciones de la fase de sida.

En la infección aguda no se dan apenas síntomas, a lo sumo los propios de cualquier infección viral inespecífica como pueden ser fiebre, malestar general, cansancio, inflamación de los ganglios o una leve afectación hepática.

En la fase avanzada de la enfermedad, la llamada propiamente sida, la persona tiene los síntomas propios de infecciones oportunistas (infecciones poco frecuentes que solamente se dan en personas con un sistema inmunitario comprometido) o bien de otras enfermedades causadas directamente por el virus. Los síntomas que causan estas infecciones varían mucho en función de los microorganismos que las causan y de los órganos que se ven afectados. Algunas de estas infecciones oportunistas y enfermedades que definen la fase de sida son:

  • Tuberculosis pulmonar o diseminada.
  • Candidiasis en las mucosas —oral, esofágica, genital— o diseminada.
  • Meningitis por parásitos, como el criptococo.
  • Diarreas por infección del tubo digestivo por Cryptosporidium.
  • Infecciones oculares como la queratitis por citomegalovirus.
  • Infecciones cerebrales como la toxoplasmosis cerebral.
  • Tumores característicos del sida, como son el sarcoma de Kaposi o los linfomas cerebrales.

Cómo se diagnostica

El diagnóstico de la infección por el VIH se realiza de manera rápida y fiable mediante un análisis de sangre. Se realiza una serología, es decir, se busca la presencia de anticuerpos contras el VIH. Si el resultado es positivo implica que la persona presenta una infección por el VIH, que no es lo mismo, insistimos, que padecer la fase de sida. El diagnóstico de sida se establece cuando existe una serología positiva confirmada y alguna de las infecciones oportunistas o de los tumores que definen esta fase. Toda serología positiva se confirma siempre mediante un segundo análisis. Hoy en día existen kits de detección rápida de los anticuerpos del VIH que permiten, con una gota de sangre obtenida mediante un pinchazo en el dedo, detectar la presencia de anticuerpos del VIH en unos 20 minutos.

Las serologías pueden ser negativas y, sin embargo, haber infección, sobre todo si el contagio puede haber sido reciente. Existe un periodo de latencia, llamado periodo ventana, que dura de tres a 12 semanas y durante el cual no se detectan anticuerpos del VIH. En casos de una sospecha de infección se puede intentar determinar la presencia de un antígeno —una molécula específica del virus a la que se unen los anticuerpos— del VIH llamado p24, que en caso de infección será positivo, aunque todavía no haya suficientes anticuerpos como para detectarlos en la serología.

Tratamiento

Una vez se ha diagnosticado la infección por VIH es esencial evaluar con un análisis completo de sangre el estado inmunitario de la persona, así como la carga viral, es decir, la cantidad de virus que se detectan en sangre. Estos valores son los que tomaremos como referencia para valorar el éxito de los tratamientos antirretrovirales.

Los grupos de fármacos para el tratamiento del VIH han evolucionado enormemente. Mientras que los primeros fármacos causaban muchos efectos secundarios bastante intolerables y se precisaba tomar un gran número de pastillas diarias, hoy en día el tratamiento ha mejorado sustancialmente, con una menor cantidad de medicamentos diarios y una mejor seguridad de estos fármacos. Uno de los principales avances en el tratamiento han sido los resultados del estudio START, que demostró que cuanto antes se dé tratamiento antirretroviral a los pacientes mayor tiempo se mantienen estos sanos y ganan una mayor esperanza de vida.

¿Vacuna?

Asimismo, se está pendiente de los resultados de una vacuna terapéutica que se ha comenzado a probar en 2016. No se trata de una vacuna preventiva en sentido estricto, ya que se aplica a personas ya infectadas y no busca prevenir la enfermedad, sino que el sistema inmune reproduzca la respuesta al virus que tienen personas que controlan la enfermedad por sí mismas sin necesidad de medicación, personas cuyo propio sistema inmune mantiene a raya la infección por el VIH.

Medidas de prevención

La prevención del contagio por el VIH pasa por tomar medidas de protección al mantener relaciones sexuales. El preservativo sigue siendo el método más eficaz de prevención tanto para hombres como mujeres. En caso de ser adicto a drogas intravenosas no se deben compartir nunca las jeringuillas. La transmisión vertical se puede prevenir con el tratamiento con antirretrovirales durante el embarazo, el parto y la lactancia.

Conviene mencionar la aparición de la PrEP o profilaxis preexposición como herramienta de prevención del VIH. En 2012 se aprobó en Estados Unidos el uso de la toma de fármacos antirretrovirales como mecanismo preventivo del contagio del VIH después de que algunos estudios demostraran su seguridad y eficacia. Desde entonces, este uso de los fármacos antirretrovirales como medida preventiva se ha aprobado en otros países, permitiendo el acceso a dicha medicación a las personas con más riesgo de infectarse. En España el uso de esta medicación todavía no está aprobado.

Ante la sospecha de un posible contagio es esencial hacerse la prueba de detección del VIH y en caso de ser positiva ponernos en contacto con un servicio de enfermedades infecciosas.

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