Es así, no existe una forma eficaz de prevenir la aparición de un cáncer colorrectal, el tumor maligno más frecuente en nuestro país (con más de 40.000 nuevos casos cada año). Por suerte, contamos con pruebas de detección precoz y otras que nos pueden ayudar al diagnóstico y posterior tratamiento. Además, evitando algunos factores de riesgo podemos reducir la probabilidad de que aparezca. Por tanto, si hay algo en nuestra mano para evitarlo… ¡a qué esperamos!
El cáncer colorrectal es el tumor que afecta al colon (conocido como intestino grueso) o al recto (tramo final del intestino de unos 15 cm de longitud que desemboca en el ano). Se produce cuando algunas células del intestino sufren una mutación genética que provoca que se reproduzcan sin control, generando entonces una tumoración que crece continuamente afectando a los tejidos de alrededor. Esas células, frecuentemente obtienen la capacidad de entrar en el torrente sanguíneo, trasladarse a otros órganos del cuerpo, implantarse en esos órganos y seguir creciendo sin control, originando así las metástasis.
No existe una causa conocida que explique la aparición un cáncer colorrectal, pero sí hay varios factores que pueden favorecer su aparición:
Gran parte de los casos de cáncer colorrectal no presentan síntomas hasta fases avanzadas, pero en muchos otros casos aparecen un conjunto de síntomas que, correctamente interpretados, pueden ayudarnos a diagnosticar precozmente la enfermedad. Los más frecuentes son:
Dado que el cáncer colorrectal suele aparecer en personas de más de 50 años, en muchas localidades de nuestro país se han empezado a realizar pruebas de screening (detección precoz) basadas principalmente en la detección de sangre oculta en heces. Estas pruebas consisten en la recogida de tres muestras de heces en las que se analiza si existen restos de sangre. En caso de que la prueba sea positiva, se debe continuar un estudio para comprobar el origen de la sangre, ya que problemas como hemorroides o fisuras anales pueden ser los causantes.
La detección de marcadores tumorales (CEA) en el análisis sanguíneo no debería utilizarse como método de detección precoz de cáncer colorrectal, puesto que, por un lado, el 40% de los cánceres colorrectales no elevan los marcadores tumorales y, además, existen muchos casos de falsos positivos (pacientes que tienen marcadores elevados y sin embargo no presentan cáncer de colon).
El diagnóstico definitivo del cáncer colorrectal se realiza mediante la realización de una colonoscopia (tubo flexible con una cámara que se introduce por el ano y nos permite ver el interior del intestino). Con ella podemos visualizar el tumor y recoger muestras (biopsias) que nos darán el diagnostico específico de qué tipo de tumor se trata.
Hay otras pruebas diagnósticas que nos pueden ayudar en el diagnóstico o en el seguimiento del cáncer colorrectal, como la TAC abdominal, el enema de bario, el estudio de marcadores tumorales, entre otros, pero ninguno de ellos sustituye la colonoscopia para el diagnóstico definitivo.
Es importante destacar que la colonoscopia es una prueba invasiva, no exenta de riesgos, incluso a veces potencialmente graves. En muchas ocasiones nos encontramos pacientes que, sin tener ningún factor de riesgo o ninguna sintomatología, quieren que se les realice una colonoscopia para descartar la existencia de un cáncer colorrectal. En esas ocasiones, se debe explicar correctamente los riesgos que conlleva la realización de dicha prueba y evaluar si compensa asumir esos riesgos frente a la posibilidad de detectar un tumor de colon en una persona asintomática y sin factores de riesgo.
El tratamiento del cáncer colorrectal dependerá de múltiples factores, entre los que destacan la localización del tumor y su grado de diseminación (tanto local, en la zona del intestino en la que se ha originado, como a distancia, si ha hecho metástasis).
En la mayor parte de los casos, el tratamiento es quirúrgico acompañado de quimioterapia antes y/o después de la operación. En los casos de cáncer de recto (parte final del intestino antes de desembocar en el ano) se puede añadir también tratamiento con radioterapia.
No existe una forma eficaz de prevenir la aparición de un cáncer colorrectal, aunque evitando los factores de riesgo ya explicados, podemos disminuir la probabilidad de que aparezca.
La supervivencia global del cáncer colorrectal a los cinco años se estima en torno a un 63%, es decir, que el 63% de los pacientes diagnosticados vivirán más de cinco años. El pronóstico dependerá mucho de lo evolucionada que esté la enfermedad en el momento de su detección. Así, en los casos en los que el diagnóstico se realiza muy tempranamente (estado A de la enfermedad), la supervivencia puede aumentar hasta el 90%.