Sí. A los niños también se les puede alterar el tiroides. El profesional especialista que los atiende es el endocrinólogo pediátrico.
El tiroides es una glándula situada en la parte anterior del cuello (a la altura de “la nuez”), responsable de la secreción de las hormonas tiroideas (tiroxina o T4 y triyodotironina o T3), imprescindibles para el normal funcionamiento del organismo humano. Estas hormonas cumplen un papel relevante en los procesos metabólicos básicos y con repercusión sobre todos los órganos del cuerpo, así como también participan en el proceso de crecimiento y desarrollo de todos los tejidos corporales.
Solamente se puede asegurar que la función tiroidea es normal cuando los niveles en sangre de TSH (tirotropina: hormona cerebral), T4, T4 libre y T3 son normales.
El hipotiroidismo o insuficiencia tiroidea se produce por una disminución de la actividad biológica de las hormonas tiroideas a nivel de los órganos, que suele acompañarse también de reducción de sus niveles plasmáticos (en sangre).
Es la endocrinopatía más frecuente, pues afecta al 0’15% de niños y adolescentes. El hipotiroidismo congénito (presente al nacimiento) ocurre en uno de cada 2.000-3.000 nacidos vivos y es una de las causas de retraso mental prevenible más frecuentes. Puede ser esporádico o hereditario y, según su evolución, alrededor del 90% de los casos son hipotiroidismos permanentes y el resto son transitorios. Los casos transitorios se resuelven en los primeros meses o años de vida. Algunas de sus causas son el déficit de yodo o el exceso de éste (por uso de antisépticos, exposición a contrastes yodados o determinados medicamentos durante la gestación).
Como en los adultos, el hipotiroidismo puede ser primario (originado en la glándula tiroidea), que es lo más frecuente, o central (cerebral, de origen hipofisario o hipotalámico), mucho más raro. Puede, además, ser clínico (aumento de TSH y T4L baja) o subclínico (aumento de TSH y T4L normal).
En los países desarrollados la causa más común de hipotiroidismo adquirido (no congénito) es la tiroiditis crónica autoinmune o tiroiditis de Hashimoto, la cual, a su vez, es más frecuente en mujeres que en varones. En países en vías de desarrollo, el déficit de yodo en la dieta juega también un papel importante.
Algunos ejemplos de otras enfermedades menos frecuentes, causantes del subtipo central, podrían ser enfermedades infecciosas cerebrales como la tuberculosis, malformaciones cerebrales hereditarias o adquiridas, tumores cerebrales como el craneofaringioma o el adenoma hipofisario o inflamaciones como la hipofisitis autoimune…
La manifestación más habitual en la niñez es la disminución en la velocidad de crecimiento, que origina una talla baja. También es habitual el bajo rendimiento escolar.
Otros muchos síntomas pueden ser: la apatía, la hipoactividad, la intolerancia al frío, la piel seca, el estreñimiento, el pelo escaso y fino, dolores musculares, retraso del desarrollo puberal, hipotensión arterial… entre otros muchos ejemplos.
Si es de tipo central, el niño también puede padecer dolores de cabeza, alteraciones visuales y otros déficits hormonales.
El tipo subclínico generalmente es asintomático o con síntomas muy sutiles o poco llamativos.
Por su ubicación, el tiroides puede explorarse directamente por palpación. El hallazgo más frecuente es la presencia de un bocio (inflamación de la glándula, en un 40% de los casos).
El hipotiroidismo congénito podrá ser detectado y, por tanto, precozmente tratado, gracias a la prueba de cribado neonatal o “prueba del talón”, que se practica desde los años 70-80 en todas las maternidades de nuestro país a los niños recién nacidos. Concretamente, se realiza mediante la detección de la TSH sobre muestra de sangre seca que impregna un papel absorbente estandarizado, extraída a las 48 horas de vida del recién nacido.
El hipotiroidismo se trata con levotiroxina sódica sintética (LT4) por vía oral (Eutirox ®), en dosis única diaria, en ayunas, unos 30 minutos antes de la toma de alimento para no interferir en su absorción intestinal. Las formas de presentación farmacéutica por vía oral son dos: comprimidos de 25, 50, 75, 100 y 150 microgramos y gotas, para uso hospitalario (1 gota= 5 microgramos), de más fácil administración en recién nacidos y lactantes.
Los elementos fundamentales en el tratamiento del hipotiroidismo son:
En el hipotiroidismo subclínico, las indicaciones de tratamiento con levotiroxina son:
Es una alteración debida al exceso de producción y secreción de hormonas tiroideas.
La alteración autoinmune debida a la producción de anticuerpos estimuladores contra determinadas estructuras proteicas (receptores de TSH) llamada enfermedad de Graves es la causa más frecuente de hipertiroidismo en la edad pediátrica (95% de los casos). No obstante, ésta es una enfermedad poco diagnosticada en esta especialidad, siendo rara en menores de cinco años y más frecuentemente diagnosticada en la etapa de la pubertad y en el sexo femenino (5:1). El resto de causas sólo condicionan el 5% del total de los casos de hipertiroidismo.
Si una madre gestante padece enfermedad de Graves puede provocar hipertiroidismo fetal o neonatal a su hijo.
Algunos ejemplos son:
Determinación de los niveles de hormonas tiroideas en sangre: los valores de TSH estarán suprimidos y los de T4L y T3 elevados para la edad.
Existen tres opciones:
La elección de una u otra opción se realiza tras valorar riesgos y beneficios en cada caso concreto. La mayoría de endocrinólogos infantiles recomienda comenzar con fármacos con la esperanza de que el paciente alcance la remisión y se mantenga con un tiroides normofuncionante. El radioyodo suele usarse cuando no es completamente exitoso el tratamiento farmacológico o se padecen sus efectos secundarios, preferentemente en niños mayores de 10 años. En edad pediátrica la cirugía no suele ser el tratamiento inicial, salvo en niños menores de cinco años con grandes bocios, siendo la técnica de elección la tiroidectomía total (extirpación completa del tiroides).