¿Sabías que la cantidad de lactosa tolerada por cada persona es variable y que, por tanto, las recomendaciones dietéticas deben ajustarse a las necesidades y tolerancia de cada cual? Alrededor del 20% de la población española sufre intolerancia a la lactosa (IL), si bien no se encuentran cifras oficiales ya que existen muchos casos de intolerancia a la lactosa de distinta intensidad sin diagnosticar al no considerarse una patología.
Aún hoy es muy común confundir la alergia alimentaria y la intolerancia alimentaria, de manera que es habitual utilizar ambos términos como sinónimos, cuando en realidad son muy diferentes.
Se considera que existe alergia alimentaria siempre que aparece una reacción inmunológica, sea ésta mediada o no por anticuerpos, como respuesta a la ingesta de un alimento o aditivo. La manifestación clínica cursa con:
En muchas ocasiones, la reacción alérgica aparece aun cuando la persona haya ingerido sólo una pequeñísima cantidad del alimento, o a veces incluso con solo tocarlo o inhalarlo.
La intolerancia alimentaria es una reacción adversa en la que no se puede demostrar ninguna reacción de hipersensibilidad del sistema inmunológico. Esta intolerancia se debe a la acción de alimentos o aditivos que contienen determinadas sustancias que causarán una alteración de la mucosa digestiva, o bien síntomas por su consumo excesivo. Estos síntomas son:
La lactosa es un azúcar presente en todas las leches de los mamíferos: vaca, cabra, oveja y en la humana; y también puede encontrarse en muchos alimentos preparados (natas, cremas, postres, helados…) y en ciertos medicamentos. Se le llama azúcar de la leche, un disacárido natural compuesto de glucosa y galactosa.
La lactasa es una enzima producida por el intestino delgado que desdobla la lactosa en sus dos componentes básicos (glucosa y galactosa) para que éstos puedan ser absorbidos por nuestro organismo. Ésta es la última enzima en aparecer y madurar en el bebé que está a punto de nacer. Muestra su máxima actividad en el momento de nacer y durante el periodo de lactancia, y empieza a descender su actividad tras el destete.
Cuando la persona tiene un déficit de esta enzima, la lactosa de la dieta no puede ser digerida de manera correcta en el intestino delgado, por lo que pasa directamente al intestino grueso, donde es fermentada por la flora bacteriana, provocando náuseas, diarrea, calambres, gases e hinchazón del vientre. Esta situación se conoce como intolerancia a la lactosa.
Para identificarla, se debe tener en cuenta que en la mayoría de las ocasiones suelen aparecer uno o varios de los siguientes síntomas de manera simultánea tras la ingesta de productos que contengan lactosa; pueden presentarse entre 30 minutos y 2 horas después:
En algunos casos también puede aparecer estreñimiento, esto es debido a una disminución de la motilidad del intestino como consecuencia de las bacterias productoras de metano.
La intensidad de los síntomas no solo va a depender del umbral de cada persona, sino también de la cantidad de lactosa ingerida, el tipo de lácteo que se haya tomado, la motilidad intestinal, de la actividad de la lactasa, la capacidad que tenga el colon de absorber el agua, el consumo junto con otros alimentos y de la actividad de la flora intestinal.
El diagnóstico debe ser médico. El digestólogo cuenta con una serie de pruebas que le permiten valorar la LNP (deficiencia primaria de lactasa) mediante test genético o biopsia intestinal; y la mala digestión (incapacidad de digerir la lactosa) mediante test de hidrógeno, test de tolerancia a la glucosa y test de gaxilosa. Pero el diagnostico final de IL es difícil porque no todas las personas con LNP+mala digestión sufren IL (es decir, no padecen síntomas). Por lo tanto, el medico especialista debe tener en cuenta los síntomas “subjetivos” detectados por el paciente como diarrea, hinchazón, gases, etc.
Como ya hemos dicho anteriormente hay varios factores (algunos relacionados con el consumo de alimentos y otros con la propia fisiología de cada persona) que influyen en la aparición o no de los síntomas y su intensidad.
El único tratamiento para la IL es la reducción o eliminación de la lactosa, adaptada al nivel de tolerancia de cada persona.
Tal y como he comentado, la lactosa es un azúcar presente en todas las leches de los mamíferos, y, por tanto, también en todos los derivados lácteos y productos que contengan leche.
La cantidad de lactosa presente en los alimentos lácteos es variable, por ejemplo, mientras que la leche presenta un contenido mayor, los yogures y quesos son tolerados por personas con intolerancia parcial a la lactosa. Se deben excluir de la dieta la leche y los todos los derivados lácteos, además de aquellos productos que en su composición contienen leche o algún derivado lácteo. En su lugar, se puede optar por lácteos exentos de lactosa (leche, yogur y queso) o por bebidas o postres vegetales (avena, soja, kamut, espelta, almendra, arroz) siempre enriquecidos en calcio y vitamina D.
Debido a que se limita el consumo de estos productos, se pueden experimentar carencias nutricionales (calcio y vitamina D). Por ello debemos aumentar el consumo de otros alimentos ricos en estos micronutrientes.
Además, es aconsejable una exposición controlada a los rayos de sol, ya que así contribuiremos a la síntesis de vitamina D en la piel. También es recomendable practicar de forma regular ejercicio físico (adaptado a las características de cada persona) para favorecer el mantenimiento de la densidad ósea.
En la farmacia se pueden encontrar suplementos de lactasa en forma de pastilla o cápsula que permiten consumir productos lácteos. Se recomiendan para un uso esporádico, cuando se come fuera de casa y no se puede controlar la preparación de las comidas. Estos suplementos aportan la lactasa que se necesita para digerir la lactosa de una comida en concreto, por lo tanto se debe tomar cada vez que se haga una comida, ya que el efecto es momentáneo.
El problema está en encontrar la dosis adecuada, que como ya he mencionado antes, dependerá de varios factores, pero especialmente de la relación entre el nivel de enzima lactasa y la cantidad de lactosa ingerida.