La oxigenoterapia es el último grito en tratamientos antienvejecimiento de la piel, utilizado incluso por la mítica Madonna. Y es que, si queremos actuar sobre las líneas de expresión y la pérdida de vitalidad de la piel, el oxígeno puede ayudar. La oxigenoterapia es un tratamiento bioestimulante, que consiste en pulverizar directamente sobre la piel un concentrado activo de oxígeno puro. Se produce una sensación de frío con el que se obtiene un efecto relajante, que le devuelve la tonicidad y el brillo.
El tratamiento va dirigido a mejorar preventivamente el aspecto de la piel, ya sea en hombres o mujeres, que tengan manifestaciones de envejecimiento cutáneo, o quieran conservar el aspecto de una piel radiante y sana. Se puede aplicar en todo tipo de piel, sobre todo las dañadas por rayos UV; en zonas como piernas, abdomen, y pecho.
Se puede aplicar ante señales de envejecimiento (arrugas y pérdida de elasticidad), como efecto flash (de único uso antes de un evento), en casos de piel seca o piel grasa, si hay poros dilatados, acné, manchas por daños solares, estrías, piernas cansadas, o celulitis, entre otras.
El oxígeno se aplica mediante pulverizaciones, cremas o masajes. Actúa estimulando la producción de colágeno, aporta humedad a la piel y le proporciona elasticidad y firmeza; reduce los poros y estimula la microcirculación.
Se utiliza también para combatir la celulitis, ya que oxigena los tejidos y activa el metabolismo de las grasas. También ofrece resultados en otras afecciones de la piel como la psoriasis, el vitíligo, el acné, la dermatitis o en procesos de cicatrización.
Fisiológicamente, mejora el metabolismo de forma integral; ya que estimula la circulación sanguínea de las áreas tratadas y permite un óptimo transporte del oxígeno hacia ellas, sin dejar residuos tóxicos en el organismo, porque en su interior se descompone en oxígeno.
Hay diferentes formas de aplicar el oxígeno, ya sea con la ayuda de un aerógrafo, mediante masajes especiales, con mascarillas, o en maquinaria especializada, como cámara hiperbárica. La concentración no debe superar el 50%, y las sesiones deben durar entre 10 y 15 minutos, siempre realizadas por un profesional idóneo y capacitado.
Los riesgos de la realización de este procedimiento implican leve presión en los oídos, daño en las articulaciones, y riesgos mayores como embolias o quemaduras térmicas. Está contraindicado realizarse en pacientes con neumotórax no tratado, enfisema, estados gripales, sinusitis aguda, epilepsia o cirugía reciente de oídos; y claustrofobia en pacientes que ingresen en las cámaras hiperbáricas grandes. No hay que de olvidarse de que se debe asistir al tratamiento acompañado, y no entrar en las cámaras con joyas, equipos electrónicos ni ropa ajustada (evitar prendas de nailon y licra). La edad de uso recomendada es a partir de los 30 años.
El oxígeno incrementa la producción de colágeno y elastina, ambos componentes con una función clave en la conservación de la estructura y firmeza de la piel, y consigue rellenar también surcos pequeños y mejorar su aspecto global.
Inicialmente el médico realiza un peeling, para mejorar la penetración del oxígeno. Luego, se procederá a activar la circulación sanguínea con un dermarolling, instrumento que no causa ningún dolor y que actúa como una especie d ultrasonido facial. A continuación, se aplican cremas y después el oxígeno.
La oxigenoterapia facial es un tratamiento ambulatorio que no tiene efectos secundarios, por lo que la persona podrá volver a su rutina habitual enseguida. La terapia durante una hora y media, y se necesitan varias sesiones (unas seis, pero varía según el estado de la piel y la edad) para observar mejores resultados.
Aproximadamente el 50% de los pacientes diagnosticados de cáncer llegarán a recibir radioterapia como parte de la estrategia global del tratamiento de su enfermedad. Los efectos tardíos que la radiación produce sobre los tejidos sanos está en íntima relación con la falta de oxígeno, pues causa daño al tejido y muerte del mismo, en un periodo de seis meses o más desde la administración de la misma.
La oxigenoterapia no sólo mejora el aspecto de la piel de las zonas con radioterapia (produce efectos sobre la microcirculación, estimulando el crecimiento de nuevas células, tanto de colágeno, como vasculares), en el paciente con cáncer, sino que también estimula el aumento del tono muscular y también el apetito, propiciando una mejora global en función de las secuelas que el tratamiento radioterápico deja en el organismo.