A pesar de la constante aparición de nuevos modelos de ortodoncia no se han desbancado los anteriores. Por ello, en la actualidad contamos con un amplio abanico de recursos terapéuticos que seleccionaremos cuidadosamente en función del paciente y de la patología a abordar. Si bien la ortodoncia metálica es menos estética, es mucho más resistente que la llamada invisible, por ello es muy frecuentemente empleada en edad infantil. Sin embargo, la opción invisible es muy empleada en adultos por el prejuicio estético que pudiera acarrear la ortodoncia metálica.
Nos centraremos en la llamada ortodoncia invisible por tratarse de la más recientemente lanzada al mercado. Existen dos grandes tipos de ortodoncia invisible comercializados: la ortodoncia lingual (basada en aparatología fija) y la ortodoncia con alineadores transparentes (que emplea aparatología removible o de quita y pon).
La ortodoncia lingual es una ortodoncia no apreciable a simple vista por estar colocada en la cara posterior de los dientes, es decir por dentro de la arcada dental. Se la conoce como ortodoncia de incógnito. Emplea brackets más finos que la ortodoncia convencional. Se puede realizar con diferentes tipos de materiales. Su diseño está elaborado a medida para cada paciente empleándose tecnología avanzada mediante un programa informático que permite visualizar en tres dimensiones (3D). Al ser colocada en la boca requiere un tiempo de adaptación pues la lengua está en íntimo contacto con ella y los primeros días puede ocasionar incomodidad e incluso alguna pequeña lesión lingual por fricción.
Los alineadores invisibles o transparentes (conocidos por el nombre comercial: Invisalign ®) constituyen la otra alternativa de la ortodoncia invisible. Es una técnica de ortodoncia de última generación que emplea unas férulas transparentes de material termoplástico, de gran resistencia y flexibilidad que deben ser renovadas periódicamente (normalmente cada 15 días).
La férula transparente se fabrica a medida y en su interior se colocan unos accesorios activos que permiten modificar el movimiento o la alineación dental hacia la posición deseada. Se deben llevar durante todo el día pudiéndose retirar en las principales comidas y para la higiene. Por ello durante el tratamiento es posible mantener una higiene dental exquisita, permitiendo incluso el uso de la seda dental (a diferencia de la ortodoncia dental anteriormente mencionada). Precisa visitas frecuentes al odontólogo pues debe recambiarse la férula con asiduidad hasta obtener la nueva posición dental perseguida.
A pesar de que ambas técnicas de ortodoncia son invisibles y de eficacia similar presentan algunas diferencias significativas. Así, mientras que la ortodoncia lingual emplea brackets y alambres (aparatología fija), el alineador invisible emplea una férula acrílica removible (que se puede retirar).
Como hemos mencionado, debemos señalar que la ortodoncia lingual, a pesar de emplear brackets de menor tamaño y grosor, requiere generalmente un periodo de adaptación que puede oscilar entre los 15 y los 20 días. Este sistema es fijo (no removible o de quita y pon). Al estar colocado en la cara interna de los dientes no ocasiona ninguna lesión aparente en el esmalte de la cara externa de los dientes (cara expuesta al abrir la boca). No olvidemos que la aparatología metálica convencional (brackets metálicos) puede causar con cierta frecuencia pequeñas lesiones (como descalcificación y pigmentación) en el esmalte de la superficie dental donde se ancla el bracket.
Otra de las diferencias radica en el grado de invisibilidad. Invisalign, al tratarse de una férula en la que se encaja la arcada dental, aun cuando es completamente transparente, puede llegar a apreciarse desde el exterior al incidir la luz sobre ella y producir algún tipo de brillo. Sin embargo, la ortodoncia lingual queda completamente oculta a la vista de otras personas.
Finalmente, una diferencia remarcable es el precio, siendo Invisalign la de precio más elevado. No obstante, la elección de una u otra deberá hacerse después de que el ortodoncista haya informado adecuadamente al paciente de las ventajas e inconvenientes de ambas técnicas sin obviar las otras posibilidades terapéuticas de las que disponemos y cuya experiencia y resultados son indiscutibles.
El repertorio es muy amplio. Asimismo, existen múltiples indicaciones para prescribir la ortodoncia. Me atrevería a decir que un alto porcentaje de la población tiene alguna indicación para llevar ortodoncia, siendo en la mayoría de los casos, la motivación estética la que induce al tratamiento. Como es evidente, es el odontólogo-ortodoncista quien debe valorar y estudiar cada caso de forma individualizada.