Si tienes hijos pequeños y te preocupa que estén adquiriendo la capacidad del lenguaje de una forma adecuada, te mostramos cómo identificarlo y te damos algunas orientaciones sobre la estimulación de su lenguaje.
Se puede estimular poderosamente el desarrollo del lenguaje de un niño/a mediante el juego de innumerables maneras: nombrando los distintos tipos de verduras de una cocinita, enumerando cada parte anatómica del cuerpo de un muñeco y señalándola, preguntando por los colores de las fichas, nombrando los animales que representan cada uno de los muñequitos o usando marionetas, entre otros muchos ejemplos. Las obras infantiles que usan marionetas o títeres favorecen el habla en los niños. En estos casos, sugerimos que los mismos personajes (títeres) interactúen con los niños. Esto llama poderosamente su atención y ayudará a que ellos se animen a hablar.
Mostrarles fotos a los niños favorece su interés por la comunicación. Pueden ser dibujos de un libro de lectura infantil (sin letras) para que aprenda a decir qué objeto se muestra o pueden ser, por ejemplo, fotos, que se aconseja que sean de personas conocidas por ellos (familiares, por ejemplo) para que puedan relatar qué es lo que la familia está haciendo en esa fotografía o bien, quiénes son los que aparecen en dicha foto. Tras realizar estas simples preguntas el niño comenzará a hablar y, poco a poco, irá enriqueciendo su lenguaje.
Ello favorece el habla como medio de comunicación. Enseñar canciones infantiles ayuda a que los niños no sólo estimulen su sentido del oído y atención, sino que también promueve el desarrollo de la motricidad gruesa en el caso de que sean canciones indican que el niño deba acompañar con baile que suponga movimientos de brazos, piernas, manos, cabeza, etc.
A cualquier hora del día y también como rutina antes de acostarles. Esta buena práctica ayuda a que el niño se vaya relajando e interiorice, con la repetición, que se acerca la hora de ir a dormir. Leer un cuento a los niños de dos años en adelante ayuda a que, poco a poco, comiencen a comprender aquello que se les está contando y, a su vez, estimular el habla. No debe asombrarnos que los niños no respondan rápidamente a la comprensión de los relatos. Este es un proceso y, como tal, debemos facilitarles la tarea relatando cuentos que sean acordes a su edad. Y cuando su nivel semántico incluye un número considerable de palabras, es una buena práctica animarlos o invitarles a explicar ellos el cuento al adulto que se lo ha explicado previamente en decenas de ocasiones.
En caso de detectar alguna de estas señales es conveniente consultar con el pediatra, que puede valorará la necesidad de realizar terapia de estimulación del lenguaje, de forma específica a cada caso concreto, con la posibilidad de participación de diferentes facultativos especializados en diversas áreas (logopedia, pedagogía, psicología, neurología, pediatría, psiquiatría…).