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Operación del Túnel Carpiano

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También conocido como enfermedad del guitarrista, por el constante movimiento de mano y muñeca (mecanismo muy asociado a su desarrollo), el síndrome del túnel carpiano (STC) es frecuentísimo: afecta hasta a un 90 % de la población, siendo mucho más común en mujeres entre los 40 y los 60 años. Es bilateral en el 50% de los casos, aunque normalmente hay un lado dominante en el que es más severo. Como dato curioso, decir que los síntomas empeoran durante el embarazo por el efecto hormonal.
Los primeros síntomas suelen comenzar de forma insidiosa y gradual con calambres u hormigueo en los dedos y de predominio nocturno.

Un poco de anatomía

La definición médica del síndrome del túnel carpiano es una neuropatía por atrapamiento en una zona anatómica determinada. Concretamente, es la compresión del nervio mediano a su paso por el túnel del carpo. Voy a facilitarte una breve explicación anatómica para que quede perfectamente claro. En la cara anterior de la muñeca encontramos el túnel del carpo, que es un conducto formado por los huesos de la muñeca y el ligamento transverso del carpo. Por ese conducto o túnel transcurren los tendones flexores y el nervio mediano (que recoge la sensibilidad del primer, segundo y tercer dedo de la mano). Si el diámetro del túnel disminuye, las estructuras de su interior se ven comprometidas o atrapadas. En el caso del nervio, ocasionará síntomas característicos como hormigueos o parestesias. Con esta explicación ya podemos intuir el tratamiento a largo plazo… Seguro que lo has deducido. Para que el nervio no sufra debemos descomprimirlo y ello supone la sección del ligamento transverso del carpo (lo abordaremos más adelante).


Qué factores se relacionan o predisponen a sufrirlo

Algunos de ellos son: obesidad, movimientos repetitivos de mano y muñeca, menopausia, enfermedades reumáticas y traumatológicas, enfermedades metabólicas (hipotiroidismo o diabetes), insuficiencia renal, fracturas del carpo, etc.  En muchos casos se asocia a un traumatismo repetido (por ello es frecuente en trabajadores en línea, peluqueras, carniceras, cajeras, envasadores, modistas, informáticos…) En estas situaciones, podemos evitar sufrirlo realizando pequeñas pausas cada dos horas para realizar estiramientos (con el codo extendido hacemos movimientos circulares con la muñeca). En algunas empresas se produce rotación de los trabajadores por las diferentes máquinas para evitar movimientos idénticos todos los días.

¿Qué síntomas pueden hacer sospechar de un STC?

Los primeros síntomas suelen comenzar de forma insidiosa y gradual con calambres u hormigueo (parestesias) en los dedos (especialmente el primero, segundo y tercer dedo) y de predominio nocturno. Es típica la sensación de adormecimiento, acorchamiento, tumefacción o pérdida de fuerza en dichos dedos.

A medida que los síntomas progresan, se hacen evidentes durante el día, de forma que aparece dificultad para coger objetos pequeños, abrir botes e incluso hacer la pinza. Las parestesias nos llevan a realizar pequeñas sacudidas de la mano que alivian nuestros síntomas (se conoce como el signo de sacudida o de Flick).

¿Cómo exploramos estos síntomas?

Existen unas maniobras que dan muchas pistas sobre el STC:

  • Signo de Tinel: cuando percutimos con el martillo sobre el ligamento anular de la muñeca (situado en la cara anterior) produciremos una sensación de calambre irradiado a los dedos segundo y tercero.
  • Signo de Phalen: la extensión máxima de la muñeca mantenida durante dos minutos provoca parestesias en los mismos dedos.

El resultado de estas maniobras ya nos sugiere que se trata de STC, pero nuestra sospecha diagnóstica debe confirmarse con la realización de una prueba muy sensible y específica: la electromiografía. Con ella se registra la actividad eléctrica de la conducción nerviosa. Es útil para confirmar el diagnóstico y valorar la severidad de la compresión. En caso de sospecha de STC se estudia el nervio mediano a su paso por el carpo y se evidencia y cuantifica el grado de afectación. En caso positivo, encontraremos un retraso en la conducción nerviosa sensitiva y motora de nervio mediano por encontrarse atrapado en el túnel del carpo. Esta prueba es muy útil en el estudio de muchas otras patologías como pueden ser una ciática, una neuropatía o una miopatía.

¿No hacen falta pruebas de imagen para confirmarlo?

En muchas ocasiones llegamos al diagnóstico con un buen interrogatorio, la exploración física y la realización de la electromiografía.

Puede ocurrir que sea preciso descartar otras causas como una cervicobraquialgia por una posible hernia discal cervical o un compromiso nervioso en otra zona anatómica de la extremidad superior. Por ese motivo, es posible que optemos por realizar pruebas de imagen para afinar el diagnóstico. Así, podríamos solicitar una radiografía o una resonancia magnética para estudiar la columna cervical o una ecografía para estudiar el canal del nervio, por ejemplo.

En caso de confirmación diagnóstica, ¿debo operarme?

Ello va a depender de los síntomas que tengas y de su severidad. En caso de afectación leve se tiende al tratamiento conservador con el uso de una férula dorsal nocturna que mantenga la muñeca en posición neutra evitando posiciones forzadas al dormir. Se puede aconsejar medicación vía oral para tratar los síntomas de forma puntual.

La infiltración local de corticoides proporciona una mejoría clínica pero sólo se recomienda en una ocasión pues no se ha evidenciado mejoría clínica con infiltraciones seriadas. Persigue el minimizar los síntomas.

¿Y si no mejoro?

La persistencia de los síntomas a lo largo de meses a pesar del tratamiento médico o la presencia de síntomas severos constituyen una indicación quirúrgica. Actualmente, disponemos de la posibilidad de cirugía abierta (con incisión en la piel y abordaje del túnel carpiano) o cirugía artroscópica (sin incisión quirúrgica y accediendo por unos orificios o portales de entrada). Los resultados son similares pero el tiempo de recuperación postquirúrgica es inferior en el segundo caso.

Tenemos que admitir que los síntomas de esta neuropatía no suelen mejorar inmediatamente tras la cirugía (por ello en el postoperatorio inmediato la mayoría de pacientes se quejan de persistencia de síntomas). Ello es debido a que el nervio puede tardar en recuperarse hasta seis meses tras una compresión mantenida.

No debemos obviar que este atrapamiento del nervio en el canal del carpo puede reaparecer al cabo de unos años.