La obesidad infantil es el exceso de peso que tiene un niño y se caracteriza por presentar un percentil más elevado de peso que de altura al que normalmente le corresponde. Existen unas curvas estándar de comparación que son diferentes para cada grupo de edad y para cada país. Cuando el peso de un niño se desvía de esta curva, pasándola por encima, se dice que tiene sobrepeso u obesidad. El equilibrio tiene que estar en peso y altura, un niño en percentil 50 de altura, pero en percentil 75 de peso, presenta un sobrepeso.
Se calcula que hasta el 80% de los niños que presentan obesidad en la infancia serán obesos adultos, por ello, es muy importante el control de la obesidad infantil.
Se considera obesidad infantil cuando el peso se sitúa por encima del 20% del que sería esperable para su edad y altura. Es importante, también, comparar las curvas de edad del niño. Éstas clasifican a los niños debiendo situar a todos entre el 5 y el 95%, pero también debe de ser proporcional a la altura. Un niño más alto estará también en un percentil mayor de peso, sin tener sobrepeso, sin embargo, un niño con poca altura deberá también pesar menos.
El servicio de pediatría es el encargado de controlar los aumentos de peso en el niño, debiendo indicar una dieta sana para todos los niños.
Los niños con un peso por encima de lo normal, son seguidos con especial atención por el pediatra, quien dará las pautas más adecuadas. La obesidad infantil precisa de una educación por parte de los padres, que son quien en última instancia suministran la alimentación al niño.
No está claro hasta qué punto la obesidad infantil viene determinada por la genética o si tiene que ver con las costumbres de alimentación de una determinada familia o sus hábitos en cuanto al deporte. El sedentarismo se debe evitar en niños, favoreciendo por parte de los padres su actividad física.
La obesidad infantil produce obesidad en el adulto, por este motivo se debe llevar un buen control. Los niños que presentan obesidad infantil no corregida, tendrán una menor esperanza de vida en la edad adulta y un mayor riesgo de sufrir enfermedades de carácter cardiovascular. Además se produce una merma en la calidad de vida durante la etapa infantil al poder limitar la actividad física.
Se puede tratar la obesidad infantil desde una doble estrategia:
Se debe evitar que los niños coman con la televisión o pantallas delante, esto hace distraer su atención y produce que los niños ingieran más comida de la debida.
En niños con obesidad, los objetivos de peso son a largo plazo, no se debe buscar una pérdida de peso rápida, sino una mejora en la educación alimentaria que le permita establecer unos hábitos dietéticos saludables.
Los niños con sobrepeso deben evitar todo tipo de golosinas, alimentos calóricos como bollería ultra procesada, pan de molde, bebidas azucaradas tales como refrescos, zumos envasados, patatas fritas, fritos, snacks envasados y alimentos similares.
No se debe tener en casa alimentos poco saludables, ni para el niño, ni para el resto de la familia, esto evitará una tentación al niño y hará más fácil que coma únicamente lo que debe.
Un niño debe hacer 5 comidas al día, la alimentación a media mañana y media tarde se recomienda que sea fruta.
Es importante que el niño con sobrepeso realice ejercicio físico de forma regular, deportes en grupo que le estimulen y favorecer actividades al aire libre como jugar en el parque. En muchos casos es necesaria la participación de los padres en juegos del niño que estimulen su actividad física.
Hay que evitar la permanencia del niño durante largas horas delante de pantallas como videojuegos, televisión o ordenador, esto hace que aumente su sedentarismo.