Cada día surgen dietas nuevas que prometen pérdidas de peso rápidas y sin esfuerzo. Las hay para todos los gustos, con nombre de famosa, basadas en un solo alimento, en la exclusión de unos cuantos… Pero, como en todo, se trata de no dejarse engañar y actuar con cabeza. Si queremos adelgazar sin riesgos nos pondremos en manos de profesionales sin caer en las modas de dietas que, como esta que nos ocupa, la dieta disociada, puede ir en contra de nuestro bienestar.
La dieta disociada se basa en optimizar la digestión de los alimentos tratando de no mezclar diferentes tipos de suministros. El objetivo es ayudar a la digestión con una serie de medidas que permitan evitar en mayor o menor medida la mezcla de los principales macronutrientes en la digestión, dado que según dicha tendencia sustenta la hipótesis fisiológica de que nuestro sistema digestivo tiene cierta dificultad en asimilar conjuntamente las grasas, azúcares y proteínas, por lo que resulta más adecuado tratar de separar su ingesta en las comidas principales.
Otra idea relacionada en la que se fundamenta éste método es que cada alimento requiere de un pH diferente en el estómago para ser digerido, diversos tipos de enzimas y un tiempo de absorción diferente por lo que si agrupamos en las comidas alimentos que requieran pH similares, ayudaremos a su correcta digestión.
En base a la clasificación de alimentos se establecen una serie de premisas que permiten la ingesta de los alimentos que se deseen siempre y cuando pertenezcan a un mismo grupo. También existen algunas otras reglas de mezclas entre subgrupos:
Según los fundamentos de la dieta disociada, el hecho de no combinar los hidratos de carbono y las proteínas se basa en que el estómago necesita un pH diferente para la digestión de cada uno de ellos. Las proteínas necesitan un medio ácido en el estómago mientras que los hidratos necesitan un medio alcalino. Al ingerir proteínas, el estómago genera ácidos gástricos que activan la pepsina causante de la paralización de la digestión de los hidratos de carbono por lo que la digestión se hace más lenta y, por tanto, se produce una evacuación tardía.
Según los fundamentos de la dieta disociada las frutas se deben ingerir fuera de las comidas, excepto la manzana, que se considera neutra y se puede tomar en las comidas.
Tampoco se deben mezclar frutas dulces con ácidas ya que las digestiones de ambas son diferentes. Y en cuanto al hecho de no combinar frutas dulces con proteínas es debido a que las frutas dulces tienen una fácil digestión y las proteínas no por los que los azúcares quedan retenidos en un medio caliente y húmedo por lo que se produce una fermentación y como consecuencia hinchazón y una digestión lenta.
Tras exponer los principios básicos de la dieta disociada haré varios comentarios al respecto:
Existen varias razones por las que se puede adelgazar siguiendo una dieta disociada, aunque lo que sucede en realidad es que no se consigue por la propia dieta en sí, sino porque se ingieren menos calorías.
Por un lado, si se sigue una dieta disociada hipocalórica se va a conseguir una bajada de peso debido a un balance calórico diario inferior a la tasa metabólica o déficit energético, independientemente de mezclar o no los nutrientes.
En otras ocasiones, este tipo de dietas también llega a funcionar por el hecho de que muchas veces logran crear cierta monotonía en las comidas, lo que lleva a que finalmente se coma menos por puro aburrimiento.
La mejor tendencia alimentaria es aquella que incluye todo tipo de alimentos naturales, y estos se consiguen mediante nuestros recursos naturales como son: frutas, vegetales, hortalizas, pescados y mariscos, carnes de calidad (sin procesar), grasas naturales (olivas, aguacate, aceites de prensada en frío…), lácteos enteros y derivados y cereales integrales. Y limitar los procesados que incluyan formulas ricas en azúcares, sal y conservantes artificiales dado que estos no son identificados como portadores de salud.
Hay que concienciarse de que no existen fórmulas mágicas más allá de la voluntad de poner en práctica de forma habitual hábitos, formas de alimentarse y estilos de vida saludables y adaptados a cada caso por sus características personales.