Los medicamentos analgésicos son uno de los grupos farmacológicos de mayor consumo en España, pero… ¿sabes realmente lo que estás tomando cuando optas por uno o por otro?
Se define “dolor” como una experiencia sensitiva y emocional desagradable, de gran complejidad, asociada a una lesión corporal real o potencial, que pueden experimentar todos aquellos seres vivos que están dotados de un sistema nervioso central.
Según el tiempo de evolución, podemos distinguir:
Un analgésico es un medicamento para calmar o aliviar el síntoma de dolor. Existen diversos tipos de analgésicos en el mercado y cada uno de ellos cuenta con unas ventajas, pero también con unos riesgos y contraindicaciones. Podemos clasificarlos en analgésicos primarios y analgésicos secundarios. Veamos cuáles son.
Son de amplio espectro, es decir, útiles para tratar numerosos tipos de dolor. Incluyen:
No provoca irritación gástrica, pero puede causar hepatotoxicidad (lesión de hígado) en caso de intoxicación masiva aguda (más de 10g). La dosis máxima es de 4 g/día. Las reacciones adversas son raras, pero puede provocar aumento del nivel de transaminasas en sangre, erupción cutánea, hipotensión (“bajón de tensión”), hipoglicemia (“bajón de azúcar”), etc.
Los AINEs pueden provocar diarreas, náuseas, vómitos, dolor abdominal, úlceras pépticas (estómago-intestino), perforación o hemorragia gastrointestinal, flatulencia, estreñimiento, hipertensión arterial, erupción cutánea, fatiga, somnolencia, cefalea (dolor de cabeza), vértigo, mareo…
Los del grupo ICOX son mejor tolerados a nivel gástrico, reduciéndose el riesgo de hemorragias y úlceras digestivas, pero pueden provocar insomnio, mareo, hipertensión arterial, rinitis, tos, dolor abdominal, diarrea, flatulencia, vómitos, erupción cutánea y prurito (picor) o edema (retención de líquidos), entre otros ejemplos…
Algunos ejemplos de efectos secundarios indeseados que puede provocar el metamizol son hipotensión, reacciones anafilácticas (alergia), coloración roja de la orina, así como un cuadro grave de la sangre llamado “agranulocitosis”.
Puede provocar mareos, cefaleas, confusión, somnolencia, náuseas, vómitos, estreñimiento, sudoración, fatiga o sequedad bucal.
Actúan imitando el poder de los opiáceos endógenos que genera de forma natural nuestro organismo. Son los fármacos analgésicos más potentes conocidos. Pueden provocar confusión, insomnio, alteraciones del pensamiento, cefalea, contracciones musculares involuntarias, somnolencia, mareos, broncoespasmo, dolor abdominal, náuseas, vómitos, sudoración, rash cutáneo, astenia (cansancio), prurito (picor)…
Son fármacos que no son analgésicos cuando se administran aisladamente, pero potencian la acción de cualquier analgésico en asociación. Algunos ejemplos son: