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Los Analgésicos y sus Efectos Secundarios

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Los medicamentos analgésicos son uno de los grupos farmacológicos de mayor consumo en España, pero… ¿sabes realmente lo que estás tomando cuando optas por uno o por otro?

Los medicamentos analgésicos son uno de los grupos farmacológicos de mayor consumo en España.

Sobre el dolor…

Se define “dolor” como una experiencia sensitiva y emocional desagradable, de gran complejidad, asociada a una lesión corporal real o potencial, que pueden experimentar todos aquellos seres vivos que están dotados de un sistema nervioso central.

Según el tiempo de evolución, podemos distinguir:

  • Dolor agudo: es aquel que dura poco tiempo, como consecuencia de un evento agudo como, por ejemplo, una caída con fractura ósea asociada, un dolor de muelas, un lumbago tras un mal gesto, migrañas, dolores menstruales, etc…
  • Dolor crónico: es aquel que tiene una duración de meses, como podría ser, por ejemplo, el dolor de origen oncológico (tumoral).

Clasificación de los medicamentos analgésicos

Un analgésico es un medicamento para calmar o aliviar el síntoma de dolor. Existen diversos tipos de analgésicos en el mercado y cada uno de ellos cuenta con unas ventajas, pero también con unos riesgos y contraindicaciones. Podemos clasificarlos en analgésicos primarios y analgésicos secundarios. Veamos cuáles son.

Analgésicos primarios

Son de amplio espectro, es decir, útiles para tratar numerosos tipos de dolor. Incluyen:

  • Analgésicos-antitérmicos puros:   Paracetamol.

No provoca irritación gástrica, pero puede causar hepatotoxicidad (lesión de hígado) en caso de intoxicación masiva aguda (más de 10g). La dosis máxima es de 4 g/día. Las reacciones adversas son raras, pero puede provocar aumento del nivel de transaminasas en sangre, erupción cutánea, hipotensión (“bajón de tensión”), hipoglicemia (“bajón de azúcar”), etc.

  • Analgésicos-antiinflamatorios: Aspirina® o AAS, ibuprofeno, ketoprofeno, dexketoprofeno, etc. que se incluirían en el subgrupo de los “AINE (antiinflamatorios no esteroideos)” y, por otro lado, el subgrupo de los “ICOX selectivos”, como el celecoxib y rofecoxib,etc.

Los AINEs pueden provocar diarreas, náuseas, vómitos, dolor abdominal, úlceras pépticas (estómago-intestino), perforación o hemorragia gastrointestinal, flatulencia, estreñimiento, hipertensión arterial, erupción cutánea, fatiga, somnolencia, cefalea (dolor de cabeza), vértigo, mareo…

Los del grupo ICOX son mejor tolerados a nivel gástrico, reduciéndose el riesgo de hemorragias y úlceras digestivas, pero pueden provocar insomnio, mareo, hipertensión arterial, rinitis, tos, dolor abdominal, diarrea, flatulencia, vómitos, erupción cutánea y prurito (picor) o edema (retención de líquidos), entre otros ejemplos…

  • Pirazolonas: Metamizol o Nolotil ®.

Algunos ejemplos de efectos secundarios indeseados que puede provocar el metamizol son hipotensión, reacciones anafilácticas (alergia), coloración roja de la orina, así como un cuadro grave de la sangre llamado “agranulocitosis”.

  • Opiáceos menores: Tramadol.

Puede provocar mareos, cefaleas, confusión, somnolencia, náuseas, vómitos, estreñimiento, sudoración, fatiga o sequedad bucal.

  • Opiáceos mayores: unos naturales, como la morfina, otros artificiales-sintéticos, como el fentanilo.

Actúan imitando el poder de los opiáceos endógenos que genera de forma natural nuestro organismo. Son los fármacos analgésicos más potentes conocidos.  Pueden provocar confusión, insomnio, alteraciones del pensamiento, cefalea, contracciones musculares involuntarias, somnolencia, mareos, broncoespasmo, dolor abdominal, náuseas, vómitos, sudoración, rash cutáneo, astenia (cansancio), prurito (picor)…

Analgésicos secundarios o adyuvantes

Son fármacos que no son analgésicos cuando se administran aisladamente, pero potencian la acción de cualquier analgésico en asociación.  Algunos ejemplos son:

  • Corticoides.
  • Antidepresivos: amitriptilina, etc.
  • Anticonvulsivantes: carbamazepina (sobre todo en el dolor de tipo neuropático), etc.

Decálogo de consejos en la toma de analgésicos

  • La toma de analgésicos por la vía oral es siempre la de elección, en un principio.
  • Las formas de liberación sostenida son útiles en el dolor crónico.
  • La vía parenteral (intramuscular, intravenosa, etc.) es útil en caso de intolerancia oral o cuando sea preciso un efecto farmacológico rápido.
  • La vía rectal presenta una absorción más errática en comparación con otras vías de administración.
  • La tolerancia oral de los antiinflamatorios tipo AINE mejora con la ingesta previa de alimentos (reduce el riesgo de padecer trastornos gastrointestinales adversos).
  • No te automediques. Consulta siempre con tu médico la idoneidad de tomar un determinado analgésico. Su elección debe realizarse siempre de modo individualizado.
  • Ten presentes las interacciones potenciales que podrían existir con los fármacos que ya tomas por otras prescripciones.
  • Sal de la consulta teniendo claro las dosis (cantidad), el intervalo de administración (cada 6-8-12 horas) y/o el tiempo de duración del tratamiento analgésico prescrito.
  • Se desaconseja por completo el consumo de alcohol y fármacos, con especial repercusión con algún tipo de analgésicos (opioides).
  • Observa la aparición de potenciales reacciones adversas y/o falta de respuesta al tratamiento y consúltalo con tu médico, para que pueda prescribirte una alternativa.