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La Circuncisión Masculina, Tradición o Mutilación

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En algunos contextos, como en las comunidades judías y musulmanas, se circuncida a todos los recién nacidos por motivos religiosos. Asimismo, en países como EEUU, la circuncisión es algo habitual en la mayoría de los bebés, independientemente de la religión de los progenitores. Se genera un debate sobre la necesidad de esta práctica y sus defensores aducen motivos higiénicos. Veamos en qué consiste.

En algunos contextos, como en las comunidades judías y musulmanas, se circuncida a todos los recién nacidos por motivos religiosos.

La fimosis

En erección el prepucio debería retraerse totalmente y dejar al descubierto el glande. Si no se produce dicha retracción de manera total o parcial se habla de una fimosis. La fimosis, término que proviene del vocablo griego φιμóς (fimós), que significa “hocico”, es un estrechamiento del prepucio de manera que se ve impedida su retracción, ya sea manera pasiva o activa, estando el pene en reposo o en erección.

Los bebés presentan una fimosis fisiológica. Al nacer el prepucio está enganchado al glande y no es hasta los 3-4 años de edad, a medida que se van teniendo erecciones involuntarias, que en 9 de cada 10 casos el prepucio logra retraerse por completo cuando hay una erección y luego vuelve a su posición habitual.

En caso de que esto no suceda, se mantendrá la fimosis, que puede ser:

  • Puntiforme, en la cual no se retrae el prepucio en absoluto y sólo queda el orificio de salida de la uretra al descubierto.
  • Anular, en la cual se retrae el prepucio pero de manera incompleta.

La fimosis también puede aparecer en la edad adulta, especialmente debida a infecciones de repetición del glande —llamadas balanitis—, en pacientes con diabetes, por traumatismos o bien a causa de una enfermedad inflamatoria crónica llamada balanitis xerótica obliterante, que afecta al glande, el prepucio y el meato uretral.

La fimosis infantil se puede intentar paliar mediante maniobras repetidas, progresivas y cuidadosas de tracción manual del prepucio. Si esto no es efectivo, se añadirá una pomada de corticoides para desinflamar. Si esto tampoco funciona, el siguiente y único paso es la cirugía.

El tratamiento quirúrgico: la circuncisión

El tratamiento quirúrgico de la fimosis es la circuncisión, también llamada postectomía. Se trata de una intervención que se realiza de manera ambulatoria y bajo anestesia local. La intervención consiste en recortar el extremo del prepucio para lograr retraer la parte sobrante y dejar al descubierto el glande. Una vez hecho esto se reconstruye mediante varios puntos de sutura.

La intervención es rápida, dura alrededor de una hora, y en el posoperatorio se pueden producir molestias, dolor y un sangrado leve. Es muy importante evitar las erecciones hasta la revisión de la herida al cabo de una o dos semanas para impedir que los puntos salten y se produzca un sangrado.

Sus defensores alegan motivos higiénicos, para evitar la acumulación de suciedad en el surco balanoprepucial, el surco que se forma entre el glande y el cuerpo del peno, y un menor riesgo de padecer enfermedades de transmisión sexual. Hay que tener en cuenta, eso sí, que la circuncisión per se no va a proteger de enfermedades de transmisión sexual, eso sólo se va a lograr mediante una buena educación sexual, pero es cierto que la no acumulación de material en el surco balanoprepucial conlleva un menor riego de balanitis. Sin embargo, esto es algo que se puede remediar tan sencillamente como lavando cada día el pene en el momento de la ducha diaria, como una parte más de las rutinas de higiene diaria.

CIRCUNCISIÓN Y RELACIONES SEXUALES

Asimismo, se ha discutido si el hecho de someterse a una circuncisión y, por consiguiente, dejar el glande siempre al descubierto y expuesto al roce constante de la ropa puede disminuir la sensibilidad del mismo, lo cual iría en detrimento de la satisfacción sexual. Varias encuestas al respecto para comparar la sensibilidad del glande y su repercusión en las relaciones sexuales y el placer han demostrado que no es relevante para poder gozar de una vida sexual plena y satisfactoria.

Es decir, no existen datos científicos que abalen la circuncisión sistemática de los bebés en aras de un posible beneficio futuro, pero tampoco datos de que dicha acción suponga un perjuicio futuro con respecto a la satisfacción sexual.

Hoy en día hay personas que se someten a una circuncisión en la edad adulta por cuestiones estéticas, porque prefieren tener un pene circuncidado o les incomoda el exceso de piel del prepucio. Es una opción respetable como cualquier intervención de estética que pueda repercutir en el bienestar emocional y sexual. De todos modos, siempre debe darse la valoración previa de un urólogo pues, como todas, no está exenta de riesgos, a pesar de que estos puedan ser mínimos y de poca trascendencia.