Hasta hoy, se ha utilizado una fórmula básica para categorizar nuestro estado de peso que, aunque es un parámetro con poca información acerca de nuestra salud metabólica, sí nos puede orientar en una valoración primaria: se trata del Índice de Masa Corporal (IMC). Sin embargo, como veremos, se ha quedado un poco obsoleto y hay otras formas de conocer nuestro peso ideal y, lo que es más importante, su relación con nuestro estado de salud.
El aumento de la tasa de sobrepeso y obesidad en los países desarrollados es una realidad y un problema cada vez más visible. Ante esta situación, resulta lógico pensar que los profesionales de la salud, sobre todo dietistas-nutricionistas, debemos advertir de los riesgos metabólicos que conlleva un exceso de peso. No obstante, para saber si estamos en un estado de salud óptimo, no nos debemos centrar en un solo parámetro como el peso corporal ya que hay otras variables relevantes que no se reflejan en una simple báscula: porcentaje de grasa, porcentaje de masa muscular, densidad ósea, etc.
En el siglo XIX, Adophe Quetelet fue el primero en plantear una fórmula basada en el cociente entre la masa de una persona (en kilos) dividido por su altura (en metros) al cuadrado. Pero no fue hasta 1985 cuando el entonces denominado Índice de Quetelet comenzó a popularizarse con el nombre que hoy conocemos de IMC.
Dicha fórmula ha sido utilizada desde hace más de 30 años para clasificar a las personas en relación a su peso ya que su sencillez ha permitido que cualquier individuo que disponga de herramientas de medición como tallímetro (para conocer la altura exacta) y una báscula correctamente calibrada (para conocer su peso en ayunas), pueda calcularlo. Además, la mayoría de farmacias disponen de básculas específicas donde también se puede obtener esta información.
TABLA DE IMC PARA ADULTOS |
|
Estatus ponderal |
IMC (kg/m2) |
Bajo peso |
menor de 18,5 |
Normopeso |
entre 18.5 y 24,9 |
Sobrepeso grado I |
entre 25 y 26,9 |
Sobrepeso grado II (preobesidad) |
entre 27 y 29,9 |
Obesidad de tipo I |
entre 30 y 34,9 |
Obesidad de tipo II |
entre 35 y 39,9 |
Obesidad de tipo III (mórbida) |
entre 40-49,9 |
En base al resultado obtenido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sugerido unos criterios clasificatorios por rangos de IMC para conocer el estatus ponderal en adultos a partir de los 20 años.
Para poner un ejemplo de cómo medir este IMC, supongamos que somos un adulto (hombre) de altura 1.78 m y peso 83 kg. Con estos datos obtendríamos un IMC= 83 / (1.78)2 = 26.2, correspondiente a sobrepeso grado I.
Sin embargo, analizando esta fórmula, podemos observar que en su cálculo no se tiene en cuenta ni la edad ni el sexo del individuo, con lo que se puede afirmar, y la misma OMS lo reconoce, que este índice tiene limitaciones ya que “el IMC debe considerarse una guía aproximada porque puede no corresponder al mismo grado de adiposidad en individuos distintos con las mismas medidas”.
Cómo ya hemos dicho, el IMC no es ni el mejor ni el único parámetro para conocer nuestro estado de sobrepeso y de salud en general ya que tiene importantes limitaciones:
Definitivamente sí, y se denomina Índice Cintura Cadera (ICC). Éste nos puede orientar mejor acerca de nuestra adiposidad abdominal y, por consiguiente, acerca de nuestra salud ya que se sabe que un exceso de grasa visceral (acumulada en la zona abdominal) influye significativamente en la aparición de enfermedades metabólicas como diabetes tipo 2 y enfermedades cardiacas. Para conocer nuestro ICC, simplemente debemos dividir nuestro perímetro de cintura (cm) entre el de la cadera (cm) y comparar el resultado con las siguientes cifras determinadas por la OMS.
Resultados de ICC |
Valores recomendables |
Valores que implican un riesgo cardiovascular elevado |
Hombres |
0.78 – 0.94 |
≥ 1 |
Mujeres |
0.71 – 0.84 |
≥ 0.85 |
Aunque el ICC también tiene sus limitaciones, es una fórmula fácil de calcular en casa y puede darnos una orientación de nuestro porcentaje de grasa abdominal si no tenemos otras herramientas de mayor precisión.
En resumen, el IMC es un indicador obsoleto para conocer nuestro peso ideal, que debería ser aquél a partir del cual podemos considerar que tenemos un menor riesgo cardiovascular.
De hecho, nuestro peso ideal debería ser aquel que nos permita tener un porcentaje de grasa visceral óptimo, independientemente del peso de nuestra masa muscular o del peso de nuestra masa ósea. Un claro ejemplo de que el peso no está directamente relacionado con la grasa visceral se muestra en la siguiente comparativa entre dos mujeres de la misma edad:
Peso total |
Peso de masa muscular |
% de grasa |
|
Mujer A |
65 |
43 |
28 |
Mujer B |
65 |
39 |
34 |
En este ejemplo, observamos que, a igualdad de peso, la mujer B tiene menor masa muscular y mayor % de grasa, por lo que tiene mayor riesgo metabólico que la mujer A
Por último, si sospechamos que tenemos sobrepeso u obesidad y queremos conocer con más exactitud nuestro estado de salud, es preciso acudir a un dietista nutricionista que valore estos parámetros, así como nuestros hábitos de alimentación, ejercicio físico etc. para poder realizar una dieta adecuada a nuestro caso, ya que el peso es sólo la punta del iceberg.