Si existe una bebida tan instaurada en nuestra sociedad que se considera casi una necesidad diaria para los que nos cuesta despertarnos por la mañana, esa es, sin duda, el café. Esta infusión es, junto con el té, una de las más consumidas en el mundo, pues alcanza un consumo diario de casi 1.600 millones de tazas. En concreto, el 80% de la población adulta española realiza un consumo medio de cafeína de entre 200-300 mg/persona/día (dos a tres tazas de café).
Así pues, debido a su popularidad y elevado consumo a lo largo de los años, el café sigue siendo objeto de estudio de múltiples investigaciones para valorar sus posibles efectos en nuestro organismo. En este sentido, hay que decir que existen diferentes versiones y conclusiones con mensajes contradictorios que pueden llegar a confundir al consumidor. Así pues, vamos a esclarecer cuáles son realmente las propiedades del café y cuál es su incidencia sobre la salud.
Más allá de la cafeína, una simple taza de café nos aporta también otros compuestos fenólicos como pueden ser el ácido clorogénico (potente antioxidante relacionado con una cierta capacidad para inhibir el cáncer), aminoácidos, polisacáridos, azúcares, triglicéridos, ácido linoleico, ácidos volátiles (fórmico y acético) y no volátiles (láctico, tartárico, pirúvico, cítrico), vitaminas aporta pequeñas cantidades de magnesio, potasio, vitamina (B3 y colina), minerales (magnesio, potasio) y así hasta 1000 sustancias químicas cuyas concentraciones dependen de la variedad del café (Robusta o Arábica) , su origen, su procesado y del grado de tostado. De hecho, las distintas preparaciones de un café (en cafetera italiana, de filtro, de émbolo, de vacío, expreso, etc.) van a condicionar el contenido de estas sustancias: a mayor tostado, menor cantidad de compuestos fenólicos.
Sin embargo, la cantidad de cafeína en los granos de café (que siempre será mayor en la variedad Robusta que Arábica) se mantiene más o menos estable con independencia del grado de tostado pero varía según la preparación del café ya que, según la Agencia de Normas Alimentarias (Food Standards Agency) del Reino Unido, una taza de café instantáneo contiene de promedio unos 100 mg de cafeína, en cambio, una taza de café filtrado contiene 140 mg de cafeína.
El café, y en concreto, la cafeína, ejerce múltiples efectos entre los que destacan: estimula el sistema nervioso central, relaja el músculo liso, estimula el músculo cardíaco, estimula la diuresis, y parece ser útil en el tratamiento de algunos tipos de cefalea y en la mejora del rendimiento deportivo.
Además, ya sea por los efectos de la cafeína o por la presencia de otras sustancias, existen algunos metaanálisis que sugieren que su ingesta se asocia con una menor incidencia de enfermedades crónicas, incluido el deterioro cognitivo, enfermedad de Parkinson, hígado graso no alcohólico, enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2 y cáncer de hígado. A continuación, vemos algunos ejemplos.
Uno de los estudios más recientes y polémicos realizados al respecto ha querido demostrar que el consumo de al menos tres tazas de café al día reduciría el riesgo de muerte prematura. Sin embargo, la calidad de estos estudios es tan baja (se trata de estudios observacionales) que no permiten afirmar a ciencia cierta si el café puede aumentar o reducir el riesgo de muerte, enfermedad cardiovascular o cáncer ya que establecen una correlación, pero no una relación de causalidad.
Por otra parte, aunque sí está comprobado que existe un aumento momentáneo de la tensión arterial cuando se consume café, no se ha relacionado un mayor riesgo de sufrir hipertensión con un consumo crónico y moderado de café.
La cafeína interviene en la absorción del calcio (mineral implicado en el mantenimiento de una buena salud ósea) en el sentido de que disminuye su absorción en el tracto digestivo y además aumenta su excreción urinaria y fecal, lo que puede producir un balance negativo de calcio. Sin embargo, aunque un elevado consumo de café se asocia con una pequeña reducción de la densidad ósea, no se ha encontrado una asociación evidente entre su consumo y un mayor riesgo de fracturas
Estudios recientes afirman que el consumo de café no está asociado con riesgo de padecer cáncer y que incluso podría actuar como factor protector en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer como el de mama y el de colon.
Existen ciertas patologías en las que el consumo de café está totalmente contraindicado. Entre ellas destacamos: arritmias, ansiedad, colon irritable, personas con predisposición a padecer cáncer de vejiga y páncreas,
A pesar de todo lo expuesto hasta ahora, podríamos afirmar que el consumo de café parece seguro dentro de los patrones habituales de consumo, con algunas limitaciones en mujeres embarazadas, adolescentes y niños. Para ser más concretos, la Food and Drug Administration (FDA) establece que:
Dicho esto, podríamos concluir que el factor protector o de riesgo del consumo de café podría estar relacionado con la dosis: