El diagnóstico precoz engloba una serie de medidas para determinar en una población de personas asintomáticas la presencia de alguna enfermedad potencialmente grave. Se llevan a cabo por parte de los programas epidemiológicos que dependen de la sanidad pública, y su objetivo es poder disminuir la tasa de mortalidad asociada a dicha enfermedad.
El diagnóstico precoz también se denomina cribado, screeening o prevención secundaria, en contraposición con la prevención primaria, que está formada por las medidas que se toman para prevenir una enfermedad cuando ésta no está presente todavía, como la promoción de los hábitos saludables o las campañas antitabaco.
Muchas enfermedades que son potencialmente graves o mortales tienen unos inicios lentos y progresivos durante los cuales la persona no presenta ningún tipo de síntoma, aunque a nivel celular o de los tejidos ya se haya comenzado a instaurar la enfermedad. Es estas situaciones en las que vale la pena, a determinadas personas, realizarles si es posible algún tipo de prueba para detectar la enfermedad en estos estadios tan primarios, para poder hacerle frente lo antes posible. Este cribado cobra especial importancia en enfermedades potencialmente mortales como es el cáncer.
Para que desde un punto de vista sanitario valga la pena realizar un diagnóstico precoz de una enfermedad en una población sana, con el gasto económico que eso supone, dicha enfermedad debe cumplir una serie de criterios que fueron establecidos por Frame y Carlson en 1975:
No se puede, pues, realizar un cribado poblacional de todas y cada unas de las enfermedades existentes, primero porque es inviable desde un punto de vista económico, y segundo porque muchas enfermedades, oncológicas o no, no cumplen estos criterios, pese a que puedan ser potencialmente graves. No sería ético decirle a una persona asintomática que está enferma si no se puede llevar a cabo ningún tratamiento o intervención sanitaria para frenar el desarrollo o tratar dicha enfermedad.
Con todo, son varios los programas de salud orientados al diagnóstico precoz de varias enfermedades que sí cumplen estos criterios y que permiten reducir las tasas de morbilidad y mortalidad de las enfermedades, así como reducir los costes sanitarios:
Las pruebas a realizar tienen que ser altamente sensibles y específicas, cómodas, no costosas y fácilmente interpretables por los médicos. Las ventajas de la detección precoz son muchas, dado que disminuyen la tasa de mortalidad de estas enfermedades, se aumenta las posibilidades de éxito de los tratamientos, se reducen las complicaciones y secuelas tanto de la enfermedad como de los mismos tratamientos, y se disminuyen el coste asistencial al sistema sanitario.
Con todo, el diagnóstico precoz también tiene sus inconvenientes:
Así pues, la detección precoz es una herramienta útil para mejorar la salud de las personas desde un punto de vista global pero no se puede ni se deben realizar pruebas para detectar ciertas enfermedades, por muy graves que puedan llegar a ser, sin el aval de la comunidad científica y médica.