Se llama hombro congelado a la afectación de la articulación del hombro a nivel de la cápsula, produciéndose una inflamación y retracción de los ligamentos de esta articulación que impide la movilidad del mismo. Suele acompañarse de un dolor intenso y la pérdida de movilidad es muy importante. También se conoce con el nombre de capsulitis retráctil.
Los síntomas van variando a lo largo del proceso, en un principio se produce una inflamación acompañada de dolor muy intenso. Posteriormente, se produce una inmovilidad y rigidez articular muy importante y, al cabo de unos meses, este dolor va descendiendo recobrando la movilidad. El dolor suele ser máximo por la noche. La recuperación del proceso se da en unos 18 meses.
Las causas del hombro congelado no son bien conocidas, aunque parece relacionado con movimientos que producen una sobrecarga en el hombro, puede ser por movimientos repetitivos. Se ha observado que se produce con mayor frecuencia en mujeres y, dentro de este grupo, es más frecuente en mujeres que presentan diabetes o alteraciones del tiroides.
Tras el periodo de dolor es cuando se produce la rigidez de la articulación.
El tratamiento del hombro congelado es diferente dependiendo del momento en que se encuentre la enfermedad.
En casos en que pese a ello no se logra una movilidad correcta del hombro, puede requerir realizar una movilización bajo anestesia. En ocasiones, requiere realizar una artroscopia para examinar la articulación y valorar otras posibles lesiones.
Tras ello, es necesario continuar con los movimientos de estiramiento. Cuando sea oportuno, se pueden inyectar anestésicos en la articulación para evitar el dolor al realizar los ejercicios.
El diagnóstico del hombro congelado se basa en una historia clínica completa y una exploración del hombro. Las pruebas de imagen complementarias pueden ayudar para descartar otras alteraciones que pueden dañar al hombro, pero no ayudan al diagnóstico del hombro congelado.
Son pruebas a realizar, si hubiera duda de daños en los tendones, las ecografías. Si hay sospecha de daño sobre cartílagos, el uso de resonancia magnética o TAC puede ser necesario.
El factor desencadenante del hombro congelado es un movimiento repetitivo con esta articulación y que produce dolor. También se considera factor predisponente el ser mujer y sufrir de diabetes y personas con problemas tiroideos mal controlados.
Las complicaciones del hombro congelado son escasas, es un proceso benigno, ya que en muchas ocasiones tiende a la curación en un periodo que varía entre los 18 y los 26 meses. Cuando esto no ocurre y el hombro se mantiene rígido más de este periodo, es necesario proceder a la movilización quirúrgica.
La prevención del hombro congelado empieza por el control de enfermedades como la diabetes y los problemas tiroideos que favorecen la patología, un buen control de las mismas disminuye la probabilidad de tener un hombro doloroso.
Para evitar la aparición de la enfermedad, se deben tratar de forma precoz los dolores del hombro, mediante tratamiento antiinflamatorio, infiltraciones y fisioterapia, con el fin de realizar estiramientos de la cápsula.
El tiempo de recuperación del hombro congelado de forma espontánea varía entre 18 y 26 meses, siendo raro que se prolongue más allá de este tiempo. Cuando se hace un tratamiento precoz del proceso, el tiempo de duración se puede acortar hasta 4 o 6 meses.
Los ejercicios del hombro congelado son los que favorecen la movilidad del hombro, estos pueden ser pasivos o activos.
Entendemos por ejercicios pasivos los que se realizan con una movilidad del brazo sano para forzar movilidad el dañado, estos ejercicios deben realizarse con cuidado para intentar no aumentar el dolor.
Entre los ejercicios activos se encuentra el péndulo; debemos dejar caer el hombro por su peso y realizaremos movimientos giratorios tanto en un sentido como el otro, y movimientos de delante a atrás, sin forzar la articulación. También, los movimientos de elevación colocando el brazo afectado sobre una pared y tratando de movilizar el brazo subiendo y arrastrando la mano sobre la pared. Y tratar de cerrar las escápulas con los brazos a la altura del pecho doblados.
Entre los ejercicios pasivos se encuentran; con el brazo afecto extendido tratar estirar la zona de hombro con el brazo sano, tanto tirando de la zona del brazo como del hombro. También, situar el brazo afectado por detrás de la cabeza y empujar con el brazo sano hacia abajo para estirar la zona del hombro.
Estos ejercicios se deben realizar sin producir dolor intenso en el hombro, ya que el dolor puede empeorar el proceso.