El vello excesivo no deseado se denomina hirsutismo. Suele traducir un exceso de hormonas masculinas o andrógenos (hiperandrogenismo), y puede tener diferentes causas. Como las fuentes de andrógenos en la mujer dependen de dos órganos, los ovarios y las glándulas suprarrenales (que están encima de los riñones), el hiperandrogenismo obedecerá a alteraciones en alguno de ellos, o a la acción de sustancias externas con actividad androgénica, como algunos medicamentos. El hirsutismo no es la única manifestación del hiperandrogenismo, sino que suele formar parte del llamado síndrome SAHA (seborrea, acné, hirsutismo y alopecia).
Posibles causas
- Síndrome de ovario poliquístico. Es la causa más frecuente del hirsutismo en nuestro medio y se debe a un desequilibrio de las hormonas sexuales que suele dar irregularidades menstruales (reglas que vienen cada 30-35 días), incluso interrumpiendo la regla (amenorrea), obesidad, esterilidad y, en ocasiones, quistes en los ovarios. Actualmente se diagnostica mediante analíticas en sangre y ecografía de los ovarios, aunque la visualización de los quistes no es totalmente necesaria para su diagnóstico, ya que pueden no estar presentes en todos los días del ciclo menstrual. En general, las mujeres con ovarios poliquísticos son obesas, y suelen tener cabello más débil, graso y fino (alopecia y seborrea), además de presentar hirsutismo que predomina en los antebrazos y las patillas, aunque puede afectar a cualquier área del cuerpo. Es importante detectar el síndrome del ovario poliquístico, no sólo por su relevancia estética, sino porque estas mujeres pueden tener una mayor propensión a la diabetes y la enfermedad cardiovascular.
- Su tratamiento suele incluir la medicación con ciertos anticonceptivos (las mismas pastillas que se usan para evitar un embarazo) con actividad antiandrogénica, como la ciproterona o el norgestimato. Se debe prestar atención a la dieta, evitando grasas y azúcares, ya que contribuyen a la obesidad.
- Síndrome de Cushing. Está causado por un exceso de cortisol. Puede deberse a que las glándulas suprarrenales producen demasiada cantidad, o como consecuencia de tomar medicamentos, como la prednisona (corticoides). Debe diagnosticarse mediante analíticas en sangre y otras pruebas, incluyendo una prueba de imagen (TAC o resonancia magnética) para visualizar las glándulas suprarrenales.
- El tratamiento requiere de la colaboración de un especialista en medicina interna o un endocrinólogo.
- Hiperplasia suprarrenal congénita. En este trastorno genético las glándulas suprarrenales producen demasiadas hormonas como el cortisol y los andrógenos. Es relativamente frecuente en la población mediterránea. En ciertos casos, puede ser responsable de amenorrea y esterilidad. En general los ciclos menstruales son cortos (reglas cada 20-25 días).
- Debe ser tratado por un endocrinólogo.
- Tumores. Rara vez, un tumor que produce hormonas masculinas en los ovarios o en las glándulas suprarrenales puede causar hirsutismo. Es el caso de los tumores de la granulosa ovárica o los adenomas de la glándula suprarrenal.
- Deben ser estudiados y muchas veces tratados con cirugía.
- Medicamentos. Algunos medicamentos pueden causar hirsutismo. Entre estos se incluyen el danazol, para el tratamiento de la endometriosis, los corticoesteroides sistémicos y algunos antidepresivos.
- Incluso algunos medicamentos tópicos (en cremas o lociones) como minoxidil pueden estimular el crecimiento del pelo no deseado.
En ocasiones, el hirsutismo puede presentarse sin ninguna causa identificable. Esto sucede con mayor frecuencia en ciertas poblaciones, como las mujeres de ascendencia mediterránea o asiática.
¿Cómo se trata?
El primer paso para el tratamiento del hirsutismo es un buen diagnóstico y tratamiento correcto de la causa subyacente. Una vez cumplida esta premisa, el vello no deseado puede eliminarse con varias opciones:
- Métodos depilatorios clásicos: incluyen la depilación con cera, el rasurado o la decoloración.
- Electrodepilación o electrólisis: es la eliminación del pelo con depilación eléctrica, muy laboriosa y no exenta de dolor y cicatrices. Aunque todavía se practica en algunos centros de estética, ha sido prácticamente sustituida por la depilación láser
- Láser y luz pulsada: se considera que los láseres de diodo o de alejandrita son superiores a los sistemas de luz pulsada intensa (IPL). En todos ellos, es ideal cuando hay un buen contraste de color entre el pelo y la piel (piel muy clara y pelo muy oscuro). En pieles morenas, el mejor dispositivo es el alejandrita. Es importante no tratar el vello fino, sino el pelo terminal, ya que se ha descrito que los láseres pueden estimular el crecimiento y el grosor del vello para convertirlo en pelo más grueso. Asimismo, hay que tener en cuenta que el láser no es eficaz para el pelo blanco, y que es preferible tratarlo con depilación eléctrica. De cualquier manera, siempre es preferible que los aparatos de láser e IPL sean manejados por personal sanitario, que tiene la preparación y la titulación necesaria para ello. Estos tratamientos no están exentos de efectos adversos, como quemaduras y cambios de la pigmentación en las zonas tratadas (sobre todo decoloración de la piel).
- Eflornitina: es una sustancia química que, aplicada sobre las zonas pilosas, disminuye el crecimiento del pelo. Tiene como inconveniente que es muy irritante.