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Hiperhidrosis: Tratamiento, Beneficios y Contraindicaciones

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Hay personas con una tendencia exagerada al sudor ante mínimos estímulos como el calor o los nervios. Pero la hiperhidrosis o exceso de sudoración no suele ser el resultado de ninguna enfermedad, sino de una forma de ser de algunos. Puede tratarse de un problema molesto, invalidante y con un impacto sobre las relaciones sociales y la autoestima, ya que quienes lo sufren suelen manchar la ropa o tienen un olor corporal desagradable. En la actualidad, hay todo un abanico de opciones terapéuticas.
Además de los tratamientos mencionados, existen algunas otras opciones para detener la hiperhidrosis, como algunos medicamentos por vía oral

Sudoración profusa: ¿es una enfermedad?

La hiperhidrosis no suele considerarse una enfermedad. Sin embargo, hay personas que pueden sudar profusamente por un trastorno del sistema nervioso o por un tumor, por lo que una visita inicial con un dermatólogo o un neurólogo descartará estas posibilidades. En general, más del 90% de las hiperhidrosis no tienen una causa conocida, comienzan en la adolescencia y pueden persistir toda la vida.

¿Qué consecuencias tiene?

En las manos, las personas con un exceso de sudor manchan de tinta el folio donde escriben, y pueden tener inhibición social al rehuir estrechar la mano de otra persona. Además, la sudoración aumenta con los nervios, y no es fácil de parar por voluntad propia. En los casos muy exagerados, la persona moja cualquier utensilio y le caen gotas de sudor de las manos, con los problemas sociales y laborales que esto puede comportar.

En los pies o axilas, el sudor provoca cambios en el olor corporal por aumento de las bacterias de la zona, lo cual puede ser molesto y dificultar las relaciones sociales. Estas personas tienen que cambiarse de ropa con más frecuencia, y pueden manifestar inhibición social y mala aceptación de su autoimagen.

¿Hay una solución?

Existen toda una serie de tratamientos que pueden mitigar o solucionar el problema, y los pasamos a enumerar, desde los más clásicos hasta los más modernos.

  • Antitranspirantes: Es probable se hayan probado ya muchos desodorantes y antitranspirantes, pero antes de pensar en tratamientos más complejos, deben emplearse los antitranspirantes de hexacloruro de aluminio, que pueden conseguirse en farmacias. Tienen un gran poder astringente (secante) y pueden mantener la piel seca durante horas. Para algunos pacientes puede ser suficiente aplicarlos cada dos días. Si se usan con demasiada frecuencia y cantidad pueden secar e irritar la piel.
  • Iontoforesis: Es un tratamiento que se realiza con un aparato que se adquiere en algunas farmacias o de venta online. Consiste en una pequeña cubeta que se llena de agua mezclada con sales químicas, y se conecta a la corriente eléctrica. Se genera un fenómeno de movimiento de iones con el campo eléctrico que hace penetrar sustancias en la piel, reduciendo la salida del sudor. Hay que sumergir manos y pies durante unos minutos. No destruye las glándulas del sudor, y es un tratamiento conservador y reversible. Esto también supone que hay que irlo realizando con cierta frecuencia para mantener la zona tratada lo suficientemente seca, y que si se deja de realizar la zona vuelve a sudar igual que antes. Es un tratamiento que puede servir para manos y pies, sumergiéndolos en la cubeta unos minutos, pero difícilmente para otras zonas del cuerpo.
  • Toxina botulínica: Las inyecciones de toxina botulínica (Botox) en zonas que sudan, como manos o axilas, pueden reducir la capacidad de las glándulas para producir sudor. Esto es debido a que la toxina interfiere con la conducción nerviosa a nivel de la glándula. Con el tiempo, y repitiendo las inyecciones a intervalos periódicos, la zona llega a desarrollar una cierta atrofia de las glándulas, sudando cada vez menos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el efecto del tratamiento es temporal, reversible, y hay que irlo repitiendo. Tiene como inconveniente que la toxina puede provocar disminución de la fuerza muscular en la zona, y que las inyecciones son dolorosas. Además, es un tratamiento costoso.
  • Simpatectomía: Consiste en una operación que se realiza mediante toracoscopia, con cirugía mínimamente invasiva, llegando hasta una zona próxima a la médula espinal, donde se destruye un ganglio que es el responsable de la inervación vegetativa en la zona axilar. Al hacerlo, la axila deja de sudar inmediatamente, y en general de forma definitiva. Sin embargo, la técnica es una intervención quirúrgica con los riesgos que ello comporta. Como efecto secundario más típico, en algunos pacientes puede haber sudor compensatorio en otra zona del cuerpo (sudoración “de rebote”), como el pecho o la espalda. Es una técnica que funciona únicamente para el sudor de las manos, y no existe su equivalente para los pies o las axilas. Para conocerla y llevarla a cabo el paciente debe ser valorado por un cirujano torácico.
  • Microondas: Se trata del tratamiento más novedoso y que se perfila como la técnica de elección para la zona axilar, tanto por la eficacia como por los escasos efectos secundarios. Consiste en aplicar energía electromagnética (como los aparatos de microondas), provocando la disolución y vaporización de las glándulas del sudor en las axilas. Calienta la capa existente entre la piel y la grasa, donde están situadas las glándulas, hasta que son destruidas, sin afectar a la piel, la grasa ni los músculos. Además, destruye el pelo axilar, por lo que es un método de depilación permanente de la zona. El tratamiento es indoloro, y los resultados son inmediatos. En general, se realiza en una o dos sesiones de una hora y media de duración. No interfiere con la vida diaria, no es necesario el ingreso en un hospital como en el caso de la simpatectomía, ni comporta una baja médica.

Otras opciones de tratamiento

Además de los tratamientos mencionados, existen algunas otras opciones. Algunos medicamentos por vía oral reducen la actividad del sistema nervioso vegetativo y disminuyen la sudoración periférica. Sin embargo, pueden comportar efectos secundarios como mareos o alucinaciones. Además, se han probado diferentes láseres con la intención de destruir las glándulas sudoríparas sin dañar otras estructuras de la piel, pero no han llegado al grado de desarrollo de las microondas.

En resumen: cómo dejarse aconsejar

En general, en una primera visita a un dermatólogo se recomendarán en primer lugar los métodos poco costosos y menos invasivos, como los antitranspirantes y la iontoforesis, para pasar a un método más costoso como el Botox o las microondas si los primeros fracasan. La simpatectomía por toracoscopia se contempla como la última opción, ya que incluye una intervención quirúrgica con lo que ello comporta de riesgos, postoperatorio e interferencia con la vida diaria. En cualquier caso, las opciones y rutas terapéuticas deben de ser el fruto de un acuerdo entre médico y paciente.