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Hidrocele, diagnóstico y Tratamiento

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El hidrocele es la acumulación benigna de líquido, por diferentes causas, entre las dos capas que conforman la túnica vaginal del testículo. Esta acumulación produce un aumento del tamaño escrotal. En ocasiones, esta acumulación de líquido puede darse también alrededor del conducto espermático.

El hidrocele puede producirse de manera aguda a causa de un traumatismo en el testículo, la presencia de una hernia inguinal que lo comprima, el tratamiento con radioterapia local como en el cáncer de próstata, una infección del testículo —llamada orquitis—, o la existencia de un tumor testicular.

Para entender mejor qué es la túnica vaginal vale la pena repasar que los testículos están recubiertos por varias capas que lo protegen, como son, de la más interna a la más externa, la túnica albugínea, la túnica vaginal (que es doble), la fascia espermática interna y externa de tejido fibroso, el músculo cremáster, encargado de retraerlos, la grasa subcutánea, el músculo datos, que retrae el escroto, y por último la piel escrotal.

Cómo se produce

El hidrocele puede producirse de manera aguda a causa de un traumatismo en el testículo, la presencia de una hernia inguinal que lo comprima, el tratamiento con radioterapia local como en el cáncer de próstata, una infección del testículo —llamada orquitis—, o la existencia de un tumor testicular. El hidrocele que persiste en el tiempo y se cronifica es de hecho más común y suele afectar a varones con más de 40 años.

Existe una forma de hidrocele que es de nacimiento, el hidrocele congénito comunicante, propio de recién nacidos y niños, y que es debido a que la túnica vaginal, que debería ser una superficie estanca, es permeable y permite la comunicación con la cavidad peritoneal a través de un conducto que no se ha cerrado adecuadamente.

Cómo se manifiesta

El hidrocele se caracteriza por la presencia de un aumento del tamaño del escroto. La glándula, el testículo, no aumenta de tamaño, pero sí lo hace el escroto, la bolsa que lo recubre, que como hemos dicho, tiene bajo ella un serie de capas delgadas y flexibles que oponen poca resistencia al aumento de volumen por el líquido acumulado, pese a la existencia de dos capas musculares. En principio un hidrocele no tiene por qué causar dolor. Como mucho, si el hidrocele fuese de un volumen considerable, podría ocasionar molestias debidas a la fricción con la cara interna de los muslos.

Cómo se diagnostica

El diagnóstico del hidrocele está basado sobre todo y principalmente en la exploración física del paciente. Se podrá palpar un escroto aumentado de tamaño con una consistencia líquida en su interior, es decir, sin que se palpen nódulos ni elementos sólidos. Suele ser difícil palpar el testículo en un escroto con un hidrocele.

Si se coloca una linterna en la zona escrotal aumentada de tamaño se verá que el haz de luz traspasa la fina capa de piel del escroto, dado que lo que subyace es líquido. Si la luz no pasase se tendría que sospechar la existencia de una afectación testicular subyacente a la aparente inflamación testicular.

Es muy importante explorar bien el testículo, pese a la dificultad manifiesta, para intentar descartar la presencia de una masa tumoral testicular, una orquitis o bien una posible hernia inguinal.

El diagnóstico de certeza de la presencia de un hidrocele nos lo dará una ecografía testicular, una prueba de imagen sencilla, no invasiva y barata que permite valorar perfectamente el testículo y las capas de tejidos que lo protegen. En la ecografía se podrá apreciar la acumulación de líquido en la bolsa escrotal.

Cómo se trata

Los hidroceles congénitos comunicantes se resuelven por sí mismos antes de que el recién nacido cumpla el año de edad, con lo cual se debe mantener una conducta expectante. Si no hubiese cerrado tras ese año, las probabilidades de cierre espontáneo bajan drásticamente y se impone corregir el defecto mediante una intervención quirúrgica.

El tratamiento quirúrgico del hidrocele es el que lo va a solventar de manera definitiva. En el caso de los niños se deber cerrar la comunicación entre el peritoneo y la túnica vaginal, mientras que en los adultos lo que se realiza es el drenaje del líquido y luego se actuar sobre la túnica vaginal para evitar que la acumulación de líquidos se reproduzca. La incisión que se realiza a nivel escrotal bajo anestesia local es de unos 3-4 centímetros y la cicatriz queda disimulada con los pliegues escrotales una vez se resuelve el hidrocele.

En ocasiones se opta por una medida menos agresiva que la quirúrgica que consiste en, tras aspirar el líquido, instilar una sustancia irritante que esclerose la vaginal, es decir, que selle las dos capas que la forman y así la túnica se vuelva, en principio, impermeable. Son varias las sustancias que se pueden aplicar y la cantidad varía en función del hidrocele. Pese a ser menos agresiva, el posoperatorio es más complejo, con mayor dolor, riesgo de hematomas, infecciones, induración del escroto y, ante todo, mayor tasa de que se reproduzca el hidrocele, en ocasiones tabicado y más difícil de tratar consecuentemente. Asimismo, la esclerosis puede producir una obstrucción del epidídimo, por lo que no se debe emplear en pacientes jóvenes con deseo de descendencia.

En caso de sospechar la presencia de un hidrocele es importante visitarse lo antes posible con un especialista en urología.